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Lobby financiero e intrigas palaciegas, tras la elección del ‘banquero’ del Papa

Francisco nombró a un experto francés como director del Banco Vaticano. La prensa italiana afirma que la designación fue una maniobra de una facción interna en ascenso.

A cargo. De Franssu, nuevo director del IOR, integraría el llamado “lobby maltés” en el Vaticano.
| AP

Jean-Baptiste de Franssu estaba llamado a ser el rostro humano de la limpieza que impulsa el papa Francisco en las finanzas de la Iglesia Católica. El Pontífice nombró esta semana al experto francés como nuevo director del Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como Banco Vaticano. Pero su designación se vio pronto opacada por la sospecha de que De Franssu pertenece a una facción eclesiástica conocida como el “lobby maltés”, que busca aprovechar los vientos de cambio para posicionarse en lo alto de la estructura económica vaticana.

La reforma del IOR, sacudido desde hace años por escándalos de corrupción y lavado de dinero, es uno de los mayores retos de Jorge Mario Bergoglio, quien prometió al asumir su papado que aplicará controles más estrictos sobre los manejos financieros en el Vaticano. En ese rumbo, el especialista francés reemplazó el miércoles en la dirección del Banco al alemán Ernst von Freyberg, quien había sido elegido para el cargo hace apenas un año y medio por Benedicto XVI.

La decisión se tomó luego de la última reunión del “G9”, la comisión de nueve cardenales que asesoran al Papa en las transformaciones que pretende para las instituciones eclesiásticas. El objetivo de Francisco es convertir al IOR en un “proveedor de servicios para la Iglesia”, es decir, que sólo acepte como clientes a empleados y entidades católicas para reducir las chances de manejos poco transparentes. La reforma también abarca al Fondo de Pensiones del Vaticano y a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), la mayor “caja” de la Santa Sede.

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De Franssu es un militante católico vinculado a organizaciones para la “defensa de la vida” (antiabortistas) y la familia tradicional, como la Alianza Mundial de la Juventud. Es un experto en temas bancarios con una amplia experiencia en firmas de asesoría y consultoría financiera en Francia. Colabora con la reforma económica del Vaticano desde hace un año: primero integró la comisión que estudió los problemas administrativos y financieros de la Iglesia, y luego se sumó al Consejo de Economía creado por Francisco junto a la Secretaría de Economía, una especie de “súperministerio” dirigido por el muy influyente cardenal australiano George Pell.

El francés llegó a la dirección del IOR sin ninguna experiencia previa en gestión pública. Según la prensa italiana, su vertiginoso ascenso se debe a que De Franssu integra un grupo de poder en el Vaticano que intenta aprovechar las reformas del Papa para tomar el control del Banco y las finanzas eclesiásticas. Esa facción es conocida como el “lobby maltés” por el papel protagónico del financista maltés Joseph Zahra, vicecoordinador del Consejo de Economía. El hombre fuerte del grupo sería el propio Pell.

“Se ha desatado una nueva guerra detrás de escena por el control del tesoro vaticano, protagonizada por cardenales italianos y estadounidenses y banqueros franceses”, publicó el semanario L’Espresso en una reciente investigación sobre la designación del francés De Franssu. Según la publicación, la salida de Von Freyberg responde a la voluntad del grupo de Pell de “desitalianizar” las instituciones financieras de la Santa Sede, durante años controladas por el ex secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone. Detrás de esa maniobra estaría el sector de los cardenales de los Estados Unidos que apoyaron la elección de Bergoglio en el cónclave de 2013.

La revista italiana aseveró que De Franssu habría dirigido en el pasado una filial de Misco Malta, una consultora financiera fundada por Zahra; y que su hijo comenzó a trabajar hace algunos meses en Promontory, otra firma de asesoría que el Vaticano contrató para que auditara las 18 mil cuentas del Banco. Zahra negó tener “intereses comunes” con De Franssu. Si las denuncias de la prensa se comprueban, el Papa deberá hacer frente a un posible conflicto de intereses en la cúpula de la estructura económica vaticana