Edward Snowden no fue el primero en denunciar el sistema de espionaje mundial de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de los Estados Unidos, pero sí el primero en aportar documentos para probarlo. No se trata de hojas amarillentas con el sello de top secret, sino de una serie de diapositivas de PowerPoint bastante rudimentarias que la NSA proyectaba a sus agentes y contratistas para instruirlos en nociones básicas de sus programas de inteligencia.
El “topo” filtró 41 de esas imágenes a The Guardian y The Washington Post, pero ambos periódicos por ahora sólo difundieron cinco referidas al funcionamiento de los sistemas de espionaje sobre la población civil estadounidense. Luego de aquellas primeras filtraciones, el periodista Glenn Greenwald, un colaborador de The Guardian y del diario brasileño O Globo que tiene línea directa con Snowden, dio a conocer nuevas diapositivas que reflejan el carácter global de los programas de la NSA y contienen información sobre los países latinoamericanos.
Las imágenes que ahora publica PERFIL incluyen varios mapas con detalles sobre el alcance de los sistemas de la agencia en cada región. El primero de ellos corresponde a abril de 2007 y muestra los caudales de datos que circulaban en aquel momento a través de fibra óptica submarina en todo el mundo, y que la NSA estaba en condiciones de interceptar. Los flujos abarcan casi toda Latinoamérica, incluida la Argentina, y son muy intensos en el Caribe.
Bajo el título “Where is X-Keyscore?”, otro mapa indica los países en los que la NSA puso en práctica un software para detectar la presencia de extranjeros por el idioma utilizado en mails privados. En América latina ese programa se utilizó en Colombia, Ecuador, Venezuela y México.
Un tercer planisferio data de enero de este año y se refiere al programa de espionaje Boundless Informant. Revela la cantidad de mensajes y llamados telefónicos interceptados durante ese mes en cada región del planeta, y distingue con una escala cromática entre países que sufrieron alto, medio o bajo nivel de espionaje. La “zona roja” es Medio Oriente: se rastrearon más de 12 mil millones de datos en Afganistán, otros tantos en Pakistán e Irán y alrededor de 7 mil millones en Arabia Saudita e Irak. Dentro de los Estados Unidos, el número supera los 2 mil millones.
Aunque no hay cifras sobre Latinoamérica, la escala de colores indica que Brasil y México son las prioridades del espionaje del programa Boundless Informant. Luego aparecen Venezuela, Colombia, Ecuador y la Argentina. Snowden entregó mapas similares sobre el sistema Fairview, un software que amplía la capacidad de rastreo de datos.
Las diapositivas que filtró el ex agente de la NSA no se reducen a planisferios. También hay imágenes explicativas sobre programas como Silverzephyr, en el que Sudamérica y América Central aparecen como “objetivos clave”, y Prism, donde se indican los rubros a espiar en algunos países: petróleo y adquisiciones militares en Venezuela; narcotráfico, energía, seguridad interior y asuntos políticos en México; actividad de las FARC en Colombia.
Mientras Greenwald asegura que tiene más información explosiva en su poder, Snowden continúa refugiado en el aeropuerto internacional de Moscú buscando la forma de evitar que lo extraditen a los Estados Unidos. Ayer, Rusia aclaró que el “topo” aún no presentó una solicitud formal de asilo al Servicio Federal de Inmigración.
Snowden había manifestado el viernes su intención de pedir un asilo temporal a Rusia para luego viajar en forma “legal y segura” a Latinoamérica, donde Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua le ofrecieron refugio permanente. “Para que el asilo político se aplique, la ley rusa prevé una serie de procedimientos –explicó el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov–. La carta de solicitud es el primer paso en el que se detallan las razones del pedido.”
Las declaraciones de Lavrov fueron interpretadas por algunos analistas como un esfuerzo para mantener cierta distancia del caso Snowden, que puso en tensión las relaciones entre Washington y Moscú. El Kremlin aún evalúa sus próximos pasos tras el llamado de protesta de Barack Obama a su par ruso, Vladimir Putin.
A su vez, la Casa Blanca hace frente a las quejas de los países latinoamericanos que fueron objetivos de la NSA. Ayer, Evo Morales contó que desde que asumió la presidencia en Bolivia cerró su casilla de mail para evitar que Washington lo espíe.