Una marea humana de 525 mil personas copó ayer las calles de Barcelona, clamando por la independencia de Cataluña y en rechazo a la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a prisión a los líderes del fallido intento de secesión de 2017. Si bien la manifestación central fue pacífica, hubo incidentes en otra concentración, donde la policía reprimió a estudiantes que atacaron una comisaría.
Bajo el lema “libertad”, columnas de independentistas, envueltos en la bandera estelada, se unieron a la huelga general decretada por organizaciones sindicales y estudiantiles. Así, el movimiento buscó ayer recuperar la iniciativa, tras una semana en la que sus principales líderes, entre ellos el ex vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, fueron condenados a penas de entre 9 y 13 años de prisión por sedición y malversación de caudales públicos. Con ese objetivo, el president Quim Torra desafió el jueves, durante un discurso ante el Parlamento, con volver a votar la autodeterminación, pese a que el Tribunal Constitucional advirtió que podría tener “responsabilidades” penales.
La estrategia secesionista apuesta a varias aristas: paralizar la economía con la huelga; reactivar la diplomacia para internacionalizar el conflicto, mediante el envío de cartas firmadas por Torra a los líderes del G20; y ampliar el apoyo popular dentro de Cataluña. Elisenda Paluzie, presidenta de la influyente Asamblea Nacional Catalana (ANC) reconoció a PERFIL que “todavía no hay unidad” entre los partidos independentistas, al tiempo que reafirmó la vía unilateral.
Con su antecesor Jordi Sánchez en prisión desde 2017, la ANC diseñó en mayo una hoja de ruta para retomar el impulso a favor de la independencia. “Hemos planteado estar más preparados que en 2017 desde el punto de vista económico, de la desconexión, y de las instituciones de la sociedad civil próximas a la causa. Hay que tener una estrategia para reforzar el nivel de votos y poder. Desgastar el poder del Estado y reforzar el nuestro”, confió.
La estrategia que propone la entidad, uno de los principales motores del independentismo, apunta a superar el umbral del 50% de los votos en las próximas elecciones autonómicas, en una especie de plebiscito por la independencia. “No estamos lejos. En las últimas obtuvimos 47,5%. Son 100 mil votos más”, sostiene Paluzie.
Ese plan, sin embargo, choca con la división y el desgaste de los dos principales partidos independentistas, Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. Torra, discípulo de Carles Puigdemont, enfrenta otro dilema al interior del independentismo: es responsable político por la represión efectuada por los Mossos de Esquadra, la policía autonómica catalana.
Incidentes. La Policía Nacional cargó ayer contra unos jóvenes que lanzaron piedras y botellas, levantaron barricadas y encendieron hogueras frente a la comisaría ubicada en Via Laietana. Diez personas, entre ellas cuatro menores de edad, fueron detenidas por arrojar objetos a los agentes, que, por su parte, dispararon balas de goma y gases lacrimógenos. Los servicios médicos informaron que hubo ayer 44 heridos, 34 de ellos en Barcelona.
El Ministerio del Interior señaló que 207 agentes fueron agredidos desde el lunes, ochocientos contenedores quemados y 107 vehículos policiales dañados. Además, detuvieron a 110 personas. “Vamos a aplicar al independentismo violento el Código Penal con toda contundencia”, aseveró el ministro Fernando Grande-Marlaska.
En relación a los incidentes, Paluzie aseguró que son protagonizados por jóvenes con “rabia, frustración e indignación”, y “también probablemente por policías infiltrados”.
El embajador de España en Argentina, Javier Sandomingo Núñez, afirmó a este diario que se trata de “grupos violentos y organizados”, que “no aceptan no salirse con la suya y reaccionan de esta manera, quizás para intentar poner otra vez al Estado entre la espada y la pared”.
La huelga general se sintió en Barcelona, donde el transporte público tuvo pocos servicios y muchos colegios y comercios permanecieron cerrados. La Sagrada Familia, rodeada de manifestantes, cerró sus puertas. Además, se cancelaron 57 vuelos en el aeropuerto de El Prat y numerosas carreteras fueron cortadas, entre ellas la frontera con Francia. El mundo del fútbol también se vio afectado: el clásico Barça-Real Madrid fue aplazado.
La protesta continuará con una acampada convocada por los Comités de Defensa de la República (CDR).
Sánchez pide calmar ánimos
(agencias)
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, subrayó ayer que “el Estado de derecho no puede ceder al impulso de la exaltación” ante las protestas en Cataluña y recalcó que “no habrá impunidad” para los responsables de la violencia de las últimas jornadas. Pero además buscó calmar las aguas. “La proporcionalidad es un signo de fortaleza del Estado de derecho”, afirmó, en relación a las llamadas de la oposición a aplicar medidas más drásticas en esa región autonómica.
En una conferencia de prensa tras la reunión del Consejo Europeo en Bruselas, ciudad donde reside Carles Puigdemont, Sánchez advirtió que medidas extraordinarias deben contar con “legitimidad social”. “La ponderación contribuye a calmar los ánimos y reconducir las situaciones, eso es lo que hará el gobierno”, agregó.
El caos, en números
- 10 personas fueron detenidas este viernes por la policía.
- 525 mil catalanes se manifestaron este viernes en las calles de Barcelona.
- 800 contenedores de basura fueron quemados desde el lunes en la ciudad condal.
- 1.5 millones de euros totalizaron las pérdidas por vandalismo.
