Continuismo o giro político a la izquierda. Esa es la gran disyuntiva que enfrentarán hoy los mexicanos cuando acudan a las urnas y opten por el oficialista José Antonio Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI); el conservador Ricardo Anaya, del Partido Acción Nacional (PAN); o el gran favorito en los sondeos, Andrés Manuel López Obrador, que aspira a llegar a la presidencia por primera vez.
Con un país desolado por la corrupción y la guerra contra el narco, las encuestas vaticinan una ventaja de más de veinte puntos porcentuales de AMLO, líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que por tercera ocasión consecutiva compite por la presidencia. El tabasqueño, de 64 años, construyó una amplia coalición, que incluyó al Partido del Trabajo (PT), de izquierda, y el Partido Encuentro Social, una agrupación evangélica contraria al matrimonio homosexual y el aborto. “Su propuesta es reconstruir el pacto social, es decir, rediseñar los planes sociales, establecer programas de austeridad, reducir los costos de la política y eliminar la corrupción. Para entender el fenómeno de López Obrador hay que pensar en el profundo desencanto que siente la población después de un gobierno que tiene varios ex gobernadores presos y otros prófugos”, afirmó a PERFIL Gustavo Fondevila, investigador del CIDE.
AMLO propuso una polémica amnistía para “pacificar” el país, que sus rivales vincularon a un “perdón a los delincuentes”. La guerra sin cuartel contra los carteles del narcotráfico dejó más de 235 mil muertos desde 2006. Si gana, el líder de Morena creará un organismo que agrupará a las víctimas de la violencia para articular sus propuestas. Para validar su controvertido proceso de paz, AMLO adelantó que invitará a México al papa Francisco: “El ya ha participado en otros procesos de paz y reconciliación, con otras características desde luego, como el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, o en el proceso de paz de Colombia”.
Otro de los puntos que diferencia a López Obrador de sus contrincantes es su nacionalismo, que preanuncia una política de confrontación con el presidente Donald Trump y su propuesta de construir un muro en la frontera.
Ruptura. “Lo que cambia si AMLO llega al poder es que habrá un movimiento interesante dentro de las élites. Habrá un quiebre con ellas. De no ser así, no habría tanta polarización, incertidumbre y campaña negativa”, explicó Mariana Niembro, politóloga egresada de la UNAM y directora del sitio Borde Político.
Anaya, del PAN, figura segundo en las encuestas, con el 26,7% de intención de voto. Su apuesta es imitar a Vicente Fox y Felipe Calderón, y devolver a su partido a la presidencia. Meade, del PRI, enfrenta también un reto colosal: retener el poder pese a la decena de casos de corrupción durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
¿Irregularidades? López Obrador denunció fraude en las dos últimas elecciones presidenciales. Hoy llega a las urnas como el gran favorito, pero nadie cantará victoria hasta que se anuncien los resultados oficiales. Cerca de 1,4 millones de ciudadanos fiscalizarán los comicios, en un riguroso proceso de recuento de votos que, según el Instituto Nacional Electoral (INE), dificultará el fraude. “Hay una multiplicidad de malas prácticas. No solo durante la jornada electoral, sino antes y después de ella. El margen para jugar al límite y el ejercicio de pésimas prácticas serán una constante”, alertó Niembro.
El comando de campaña de Meade, que, según las encuestas, está 27 puntos debajo de AMLO, difundió un comunicado en el que cuestionó la representatividad de los sondeos, alertó sobre el voto oculto y avisó que “los resultados causarán una inmensa sorpresa”. El INE difundirá un conteo preliminar por la noche y los resultados oficiales mañana a las 8 de la mañana. Una hora después, los mexicanos se olvidarán de la política, encenderán sus televisores y se paralizarán con el partido de México versus Brasil.
