Armita Geravand, una adolescente iraní de 16 años, murió tras permanecer en estado de coma durante casi un mes, luego de una presunta agresión por parte de las fuerzas de seguridad relacionado con la violación de las normas de vestimenta del país, según informó la agencia de noticias oficial IRNA el sábado.
"Desgraciadamente, entró en coma durante algún tiempo tras sufrir daños cerebrales. Ha fallecido hace unos minutos", informó IRNA. La semana pasada, Geravand fue diagnosticada con muerte cerebral después de haber entrado en coma el 1 de octubre.
La versión oficial, según IRNA, indica que la joven experimentó "una brusca bajada de la presión arterial", mientras esperaba en el andén de la estación Shohada del metro de Teherán, la capital iraní.
Por su parte, medios iraníes compartieron imágenes de cámaras de seguridad que muestran a varias personas sacando a la joven del vagón del metro, alegando que sufrió una repentina bajada de presión. Sin embargo, no se disponen de registros de los momentos previos al incidente. Varias organizaciones no gubernamentales, incluyendo Iran Human Rights (IHR), expresaron sospechas de que las autoridades podrían estar tratando de encubrir lo sucedido.
La ONG Iran Human Rights reclamó una investigación internacional independiente. "La responsabilidad de la muerte de Armita Geravand recae sobre (el líder supremo) Alí Jamenei a menos que una investigación internacional independiente demuestre lo contrario. Las autoridades de la República Islámica ldeberían también rendir cuentas por la presión y el acoso a la familia de Armita", ha apuntado el director de Iran Human Rights, Mahmud Amiri Moghadam.
El sector femenino del Consejo Nacional de Resistencia de Irán, organización opositora en el exilio con sede en Francia, denunció la responsabilidad del "régimen iraní" en la muerte de "otra niña iraní" fruto de las "leyes misóginas".
"El crimen de Armita fue negarse a llevar el velo que no había elegido libremente llevar", aseguraron.
"El régimen iraní tiene miedo de que la noticia de la muerte de Armita Geravand provoque protestas en todo el país similares a las que provocó la muerte de Mahsa Amini, fallecida en septiembre tras estar bajo custodia de la 'Policía de la Moral' (...), pero el régimen no puede evitar la erupción de la ira de la gente y un futuro cambio de régimen", subrayaron.
El caso ocurrió un poco más de un año después del fallecimiento de Mahsa Amini el 16 de septiembre de 2022 mientras estaba bajo custodia policial. Amini, una joven de 22 años de origen kurdo, había sido detenida por presuntamente violar el estricto código de vestimenta impuesto a las mujeres en Irán.
Su muerte mientras estaba bajo custodia generó un extenso movimiento de protesta en la nación, con un saldo de cientos de víctimas mortales, incluyendo miembros de las fuerzas de seguridad, y resultando en la detención de miles de personas.
Las organizaciones de derechos humanos fueron las primeras en dar a conocer la hospitalización de Geravand, compartiendo imágenes en las redes sociales en las que se la observaba inconsciente y recibiendo asistencia respiratoria, con un tubo de oxígeno y la cabeza vendada.
Irán ejecutó al primer condenado por participar de las protestas
En cuanto al Gobierno de Irán, rechazaron las afirmaciones de que Geravand resultó herida en un incidente el 1 de octubre con agentes encargados de hacer cumplir el código de vestimenta islámico obligatorio en el metro de Teherán.
En el país, la ley exige a las mujeres cubrir su cabello y usar prendas largas y sueltas. Estas regulaciones se establecieron después de la Revolución de 1979, que derrocó al Sha, un régimen respaldado por Occidente.
Aquellas mujeres que incumplen estas normas se exponen a sanciones públicas, multas o arrestos. A pesar del estricto código de vestimenta islámico, desde la muerte de Amini, más mujeres desafían estas reglas y aparecen en lugares públicos sin usar el velo, como en restaurantes y tiendas.
En septiembre se aprobó una ley que endurece las penas por la falta de uso de la prenda. Un tribunal iraní condenó además a seis y siete años de cárcel a las periodistas Elahe Mohamadi y Niloofar Hamedi por informar de la muerte bajo custodia policial de Amini.
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