“En la mañana del 12 de diciembre de 2022, Azerbaiján bloqueó ilegalmente el corredor humanitario de Lachin, que conecta Armenia con la región de Nagorno Karabaj”. Así comienza la Declaración de la Asamblea Nacional de la República de Armenia en un nuevo capítulo del conflicto en la región. “Las personas están sitiadas, son rehenes sumidos en una crisis alimentaria, sanitaria y energética. No se consiguen alimentos ni medicamentos”, relata el embajador de Armenia en Argentina, Hovhannés Virabyan.
Nagorno Karabaj es una región que se ubica en territorio de Azerbaiján pero está poblada, mayoritariamente, por armenios. La zona ha sido motivo de conflicto desde hace más de tres décadas, con el fin de la Unión Soviética (1991), cuando los armenios del Alto Karabaj aprobaron la creación de un Estado independiente. Actualmente funciona con autonomía, dentro de lo que es posible, y es llamada una “República’’ (República de Artsaj, nombrada así por los armenios, o Alto Karabaj), aunque no cuenta con reconocimiento internacional. El corredor de Lachin funciona bajo control de las tropas de paz de Rusia, y conecta Armenia con Nagorno sin necesidad de recorrer demasiado territorio de Azerbaiján. Tiene el objetivo de garantizar una segura circulación y es un punto clave del acuerdo de alto al fuego en la zona, al que se llegó en 2020, con una declaración tripartita entre Azerbaiján, Armenia y Rusia. Sin embargo, al bloquear el corredor se viola directamente aquel acuerdo, que en su punto 6 afirma que Azerbaiján garantizará la circulación.
“Se está realizando una explícita e impune ‘limpieza étnica’”, denuncia el embajador armenio Virabyan
El acceso, además, funciona como una vía clave, y única, de comunicación y abastecimiento de necesidades y mercancías; por lo que el bloqueo del corredor significa un bloqueo a todo Nagorno. En la región viven unas 120 mil personas, y de entre ellas, 30 mil son niños. “Mientras gran parte de los niños del mundo festejan las fiestas, los niños de Artsaj intentan sobrevivir. Cientos de chicos llevan más de 25 días separados de sus padres”, afirma el embajador. Hay familias separadas que se encuentran en distintas partes del bloqueo y miles están varados en las rutas; en las últimas semanas llovió y se registraron temperaturas bajo cero.
Quienes cortan el acceso son activistas que se presentan como ambientales, pero según las autoridades armenias la problemática climática es una excusa ya que los manifestantes utilizan chalecos de piel. Desde Armenia afirman que, en verdad, quienes llevan a cabo la intervención son miembros de servicios secretos de Azerbaiján y militares. “Hay que tener en cuenta que el gobierno de Azerbaiján es autoritario, totalmente indiferente hacia los derechos humanos”, opina el diplomático.
Las fuerzas de paz no tienen posibilidades de hacer cumplir sus objetivos: al momento del incidente solo cuatro soldados estaban en funciones para impedir que la carretera fuera cortada. Los recursos a disposición son reducidos, más aún si se tiene en cuenta la guerra actual entre Rusia y Ucrania.
La Embajada de Armenia en Argentina llama a dejar de lado las diferencias entre Occidente y Rusia para prestar atención a lo que está ocurriendo en Nagorno. Llama, además, a la “Federación Rusa a tomar las medidas necesarias para asegurar el completo cumplimiento de las disposiciones estipuladas en la Declaración de 2020, en la zona que se encuentra bajo control de las fuerzas de paz rusas”. Pide, también, que se involucre el Consejo de la ONU para monitorear la situación humanitaria
En la tarde del 13 de diciembre, afirman las autoridades armenias, Azerbaiján cerró la válvula del gasoducto, que ellos mismos instalaron en 2020, que suministra gas natural a la zona en conflicto. En consecuencia, las escuelas debieron ser cerradas. Los representantes armenios aseguran que se trata de una “operación planificada de antemano” con la “intención de infligir daño sobre la población civil”. El gas fue restablecido unos días después.
La declaración de la República de Armenia concluye que las violaciones periódicas al alto al fuego y las demás cuestiones denunciadas son una “prueba de la adopción de parte de Azerbaiján de una política genocida contra los armenios de Nagorno Karabaj”. El embajador armenio en Argentina afirma: “Se está realizando una explícita e impune ‘limpieza étnica’, acompañada por permanentes amenazas de guerra y de expansión, no solo contra Artsaj sino también contra el territorio soberano de la República de Armenia. (...) Se está incitando al pueblo armenio de Artsaj a un desplazamiento forzoso para liberarse de una población indeseable. (...) Y es una clara demostración de que Azerbaiján no está capacitada para convivir con el pueblo armenio de Nagorno Karabaj”. “Esperamos que la Argentina, con sus ricas tradiciones en derechos humanos y su ejemplo en materia de condena y sanción de crímenes contra la humanidad, se pronuncie inequívocamente acerca de lo que está sucediendo. Todo esfuerzo suma. El sitio de Artsaj tiene que terminar ya”, finaliza.