El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó ayer a “los aliados de Irán” de haber tratado de asesinarlo con un ataque con dron contra su residencia familiar y amenazó a los implicados con hacérselo “pagar caro”, en plena guerra contra el Hezbollah libanés y contra el Hamas palestino.
Según su oficina, Netanyahu y su mujer no se hallaban en el momento del atentado en su residencia de Cesarea, una ciudad del litoral central de Israel, y el ataque no causó víctimas.
Irán aseguró que el atentado contra la residencia de Netanyahu fue obra de Hezbollah, que recibe el apoyo militar y financiero de la República Islámica.
“Esa acción fue llevada a cabo por el Hezbollah libanés”, afirmó la misión iraní ante la ONU en un breve comunicado citado por la agencia oficial Irna.
El ejército indicó que el dron, procedente de Líbano, había impactado contra una “estructura” de Cesarea, sin aclarar si esta se hallaba en el terreno de la residencia. La Policía se limitó a comentar que el avión acabó impactando en el barrio costero de la ciudad, sin dar más detalles. Nadie resultó herido en el incidente y que otros dos objetos voladores no tripulados fueron interceptados, según la versión del Ejército.
Horas después, el primer ministro israelí apareció en un video en el que, caminando relajado por un parque con anteojos de sol, Netanyahu achaca el ataque a una represalia por la muerte del líder de Hamas, Yayha Sinwar, en una operación israelí esta semana en Rafah, en el sur de Gaza.
“Hace dos días eliminamos a ese asesino de masas. Estamos en una guerra existencial, sostuvo Netanyahu, “y seguiremos hasta el final. Acabamos con él, y continuamos en nuestra batalla contra el resto de organizaciones terroristas a sueldo de Irán”, añadió.
“Los aliados de Irán que hoy intentaron asesinarnos a mí y a mi esposa cometieron un amargo error”, dijo en un comunicado. “Les digo a los iraníes y a sus aliados en el Eje del Mal: cualquiera que perjudique a los ciudadanos del Estado de Israel pagará caro por ello”, añadió. “Vamos a seguir eliminándolos a ustedes, terroristas. Vamos a traer de vuelta a nuestros rehenes de Gaza. Vamos a devolver a los vecinos al norte”, prometió.
El ataque “muestra el verdadero rostro” de Irán, afirmó el canciller israelí, Israel Katz.
El incidente se produce en plena guerra de Israel contra la milicia libanesa proiraní Hezbollah, que ayer reivindicó varios disparos de cohetes contra Israel, sin mencionar el atentado con dron denunciado por Netanyahu.
También se produce en un contexto de creciente tensión entre Israel e Irán.
Irán lanzó el 1° de octubre 200 misiles contra territorio israelí, en respuesta a los asesinatos por Israel del general iraní Abás Nilforushan y del jefe de Hezbollah libanés, Hassan Nasrallah, en septiembre en Beirut.
El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, prometió dar a esa andanada de misiles una respuesta “mortal, precisa y sorprendente”.
En los bombardeos de ayer, un hombre de unos 50 años murió más al norte, en la ciudad portuaria de Acre, por las esquirlas, informaron los servicios israelíes de emergencia.
Hezbollah anunció por su lado que disparó cohetes contra la región de Haifa, el gran puerto del norte de Israel, así como contra Safed. También disparó contra una base militar, en respuesta, según dijo, a las “agresiones” israelíes en Líbano.
El G7, por más ayuda a Gaza. En la Franja de Gaza, más de 400 personas murieron en el norte del territorio desde el 6 de octubre, según fuentes médicas del gobierno local, en manos de Hamas, cuando el ejército israelí inició una ofensiva aérea y terrestre contra lo que describió como un reagrupamiento de los milicianos yihadistas palestinos.
Hamas, que gobierna Gaza desde 2007, ha sido debilitado por un año de guerra y el asesinato el miércoles de su líder, Yahya Sinwar. Meses atrás Israel también mató al jefe político de la milicia, Ismail Hanniyeh.
Los ministros de Defensa del G7 de las mayores potencias occidentales pidieron desde Nápoles “un aumento significativo y duradero” de la ayuda humanitaria para Gaza.
Instaron además a Irán “a abstenerse de proporcionar apoyo a Hamas, a Hezbollah, a los rebeldes yemeníes hutíes y a otros actores no estatales, así como de tomar cualquier medida suplementaria que pueda desestabilizar la región y desencadenar un proceso de escalada sin control”.
El pedido del G7 responde al llamado “eje de la resistencia”, financiado y creado por Irán a lo largo de los años, que incluye también a grupos armados en Siria e Irak.
Bombardeos en Líbano. Un bombardeo israelí alcanzó ayer por primera vez la autopista que conecta Beirut con el norte de Líbano. Dos personas murieron, anunciaron las autoridades libanesas. Las FDI israelíes bombardearon también el suburbio sur de la capital, bastión de Hezbollah, tras llamar a los habitantes a evacuar la zona. En el este del país, cuatro personas murieron en otro ataque de Israel, entre ellos el alcalde del pueblo de Sohmor, informó la agencia oficial de noticias libanesa ANI.
Israel afirma que busca neutralizar a Hezbollah en las regiones cercanas a su frontera y permitir el regreso al norte del país de unos 60 mil desplazados desde hace un año por el lanzamiento de cohetes de la milicia islamista.
Preocupación por la Finul. Los ministros de Defensa del G7 se dijeron “preocupados” por las amenazas contra la fuerza de paz de la ONU en Líbano (Finul), que acusa a Israel de haber disparado contra sus posiciones tras el inicio de la ofensiva contra Hezbollah el mes pasado.
“La protección de los cascos azules incumbe a todas las partes”, agregaron en la declaración final de su reunión napolitana.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, sugirió reforzar la misión de la ONU, aunque matizó que esto “requeriría una decisión del Consejo de Seguridad” de la ONU.
“¿Qué más hay que hacer en Gaza?”
Agencias
Aproximadamente medio millar de manifestantes se concentraron ayer una vez más en Tel Aviv para exigir al gobierno israelí un acuerdo para la liberación de los rehenes.
Los activistas se reunieron en la calle Begin, frente a la sede del cuartel general de las Fuerzas Armadas israelíes, en esta ocasión en una convocatoria no respaldada por el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos.
Estas concentraciones reúnen a los más críticos con el actual gobierno israelí y su primer ministro, Benjamin Netanyahu, a quien acusan de prolongar artificialmente el conflicto y evitar un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes con fines políticos.
“Si no hay acuerdo, vamos a quemar el país entero. Esta es la última oportunidad”, corearon los asistentes, entre los que había pancartas de grupos de izquierda como Breaking The Silence, que denuncia abusos de derechos humanos perpetrados por militares israelíes; Standing Together, grupo socialista que defiende la convivencia entre israelíes y palestinos o Women Wage Peace, formado por mujeres israelo-palestinas.
Una de las participantes, Einav Zangauker, madre del rehén Matan Zangauker, apeló a Netanyahu preguntándole: “¿Qué más hay que hacer en Gaza?”, en referencia a la muerte del líder de Hamas Yahya Sinwar anunciada por el Ejército.
“El objetivo de la guerra era generar las condiciones para la vuelta de los rehenes y eso ya se ha logrado. Solo un acuerdo puede traer de vuelta a todos. Tras la eliminación de Hamas y de sus líderes, ¿qué más queda por hacer en Gaza?”, planteó.
“Se han acabado las excusas. Ha llegado el momento de tener miedo de (Itamar) Ben Gvir y de (Bezalel) Smotrich”, en referencia a los ministros de ultraderecha que participan en el gobierno de coalición de Netanyahu.
Las protestas se venían convocando y celebrando cada sábado desde hace meses, pero se pausaron a finales de septiembre tras las restricciones del Frente Interior de las Fuerzas Armadas tras la intensificación de los combates en Líbano.