Autoridades hallaron los cuerpos de tres hombres asesinados a tiros en la zona más castigada por el rebrote de la violencia en Colombia, según informaron ayer fuentes oficiales.
La nueva masacre, la segunda reportada en el suroeste colombiano en las últimas 24 horas, se produjo en el municipio de El Tambo, departamento de El Cauca.
El alcalde de la zona, Carlos Vela, señaló que los tres hombres murieron por disparos en un mismo hecho e identificó a uno de ellos como Jesús Solarte. Sin embargo, aseguró no tener indicios acerca de los autores de la matanza ni de cuándo se llevó a cabo.
Imágenes divulgadas por el jefe comunal muestran tres cadáveres atados de brazos sobre una vía sin pavimentar. Según Vela, “el martes también mandamos a recoger otros dos NN, o sea que esta semana han sido cinco”, dijo.
Las muertes se suman a las de otros cuatro hombres que fueron hallados sin vida la noche del viernes en el municipio de Buesaco, Nariño, también en el suroeste de Colombia.
En el último mes, al menos 24 personas murieron en cinco matanzas en esta región, donde rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidencias de las FARC y bandas narcotraficantes se disputan el dominio de miles de hectáreas de narcocultivos y la minería ilegal.
Entre el 1° de enero y el 17 de agosto, la ONU contabilizó 33 masacres –o asesinatos de al menos tres personas en un solo evento– en diferentes zonas del país. Luego de ello las autoridades han registrado al menos nueve más, incluyendo otra de seis personas en El Tambo.
Colombia atraviesa una de las peores arremetidas de los grupos armados desde la firma de la paz con la guerrilla FARC en 2016.
Según el gobierno, detrás de la mayoría de las matanzas están las organizaciones financiadas por el narcotráfico que libran una feroz lucha por la producción y exportación de cocaína a través del Pacífico hacia Centroamérica y Estados Unidos, destino final de la droga.
Aunque el histórico pacto de paz menguó la violencia política, el país vive un conflicto que en casi seis décadas ha enfrentado a guerrillas paramilitares, narcos y agentes estatales, dejando más de 9 millones de víctimas, en su mayoría desplazados.