Desde Madrid
Poco antes de su próxima visita a la Argentina, PERFIL dialogó en Madrid con Pablo Iglesias, el joven líder de Podemos, el movimiento político que ha revolucionado a España en los últimos meses. Invitado por la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional del Ministerio de Cultura, Iglesias arribará a Buenos Aires entre el 12 y 14 de marzo para participar en un foro internacional sobre Emancipación e Igualdad. Al politólogo de 36 años lo entusiasma la idea de interiorizarse en la realidad política argentina, aunque aclara: “A los que estamos acostumbrados a la política europea, el peronismo muchas veces nos resulta como algo extraterrestre”.
Iglesias insistió en que el histórico movimiento político y social argentino “es algo tremendamente extraño para nosotros”, lo que le genera “muchísimo interés por escuchar lo que dicen las diferentes facciones peronistas”.
Con relación a si tiene pautado un encuentro con la presidenta Cristina Kirchner, Iglesias aseguró a este diario que “si hubiera ocasión de reunirme con ella, sería un gusto”, porque “siempre es positivo conocer a quienes han tenido o tienen responsabilidad de gobierno”. De todos modos, anticipó que “de momento no hay ninguna confirmación al respecto”.
Pesadilla del PSOE y el PP, Iglesias recordó el único paso fugaz por la Argentina que hizo con anterioridad: “Es un país que prácticamente no he visitado nunca: una sola vez pasé por Buenos Aires para ir corriendo al ferry hacia Montevideo; me hace mucha ilusión conocerlo”.
“Por las lecturas que he hecho, tengo entendido que es un país de una enorme intensidad política, donde la gente habla de política por todas partes, y creo que también con unas especificidades que hacen que los fenómenos políticos de Argentina sean singulares”, insistió el virtual heredero de los “indignados” españoles.
No obstante, Iglesias señaló que su interés por la política local no se reduce al peronismo: “Me gustaría tomar contacto con otras fuerzas políticas y con sindicatos. Escuchar lo que dicen los radicales y conocer a las organizaciones sindicales en la Argentina, que me consta que son muy especiales”.
En relación con el gobierno kirchnerista, Iglesias aseveró: “En general, los gobiernos que contribuyen a la distribución de la riqueza me resultan interesantes y me gustan sus políticas, pero seguramente habrá otras políticas que no me gusten y que no me convenzan. Me gustaría conocerlo (al gobierno K) más de cerca y ver qué cosas que se han hecho en la Argentina pueden ser interesantes, aunque consciente de que la diferencia con Europa es enorme”.
Crímenes del franquismo. “A nosotros, el tema de la memoria histórica nos parece importante, y de hecho en nuestro consejo hay una persona que lleva el tema porque creemos que no hay que olvidar algo que forma parte de nuestra identidad”, sostuvo Iglesias, en relación con las 108 mil víctimas asesinadas durante el franquismo y cuya única causa abierta en el mundo es llevada adelante por el juzgado de la magistrada María Romilda Servini de Cubría, que instruye la querella argentina contra esos crímenes perpetrados en España.
Syriza en Grecia. En relación con los reveses que recibió el nuevo gobierno griego por parte de sus socios europeos esta semana (en cuanto a la negativa de reestructurar su deuda) y la forma en que afecta a las expectativas de Podemos –que también se anota en la idea de una renegociación de la deuda–, Iglesias aseguró que “ni nosotros les hemos ayudado a ganar en Grecia ni Syriza nos ha ayudado aquí”, sugiriendo así que los resultados para Atenas no afectarán a su movimiento.
Un argentino difícil de vencer
De cara a las elecciones autonómicas, Pablo Iglesias la tiene difícil en Aragón, donde un argentino nacionalizado, Pablo Echenique, es el gran favorito. Echenique competirá contra Violeta Barbas, la candidata propuesta por Iglesias. “Los Pablos” ya se habían enfrentado cuando se dirimieron las primarias de Podemos, de las que se bajó Echenique. El argentino reclamaba una mayor transversalidad y participación de los Círculos Podemos –es decir, de las bases del movimiento–, una idea que era reivindicada por los “indignados” españoles.