Cientos de miles de personas salieron a las calles ayer en ciudades de Francia e Italia para rechazar los pases o pasaportes sanitarios, documentos que acreditan que una persona se ha vacunado, y que serán imprescindibles para desarrollar varias actividades en ambos países.
En Francia, el presidente, Emmanuel Macron, decidió el 12 de julio hacer obligatoria la vacunación para el personal sanitario y otras profesiones, y la mayoría de los bares exigen ya el “pase sanitario”, que confirma la vacunación, para permitir el ingreso de clientes. Según encuestas, una mayoría de la población aprueba la medida.
En Italia, el gobierno aprobó el jueves la obligatoriedad del “pase verde” de vacunación contra el covid para concurrir al interior de bares y restaurantes y a gimnasios, cines, teatros, estadios o conciertos, que entrará en vigor el 6 de agosto.
Francia. Unas 161 mil personas se manifestaron ayer en toda Francia, en ciudades como París, Marsella, Lyon, Montpellier, Nantes y Rennes, según la policía, en las protestas contra las nuevas restricciones, pese a que el país vive un rebrote de casos de coronavirus, especialmente por la variante delta, y casi 21.500 casos nuevos el viernes.
En París fueron unos 11 mil los manifestantes, esencialmente “chalecos amarillos”, el movimiento de protesta hostil a la política social del gobierno que en 2019 protagonizó multitudinarias protestas disparadas por el aumento del precio del gasoil.
Los manifestantes, que aseguran que las protestas van dirigidas contra la obligatoriedad de tener que presentar un certificado covid, y no tanto contra la vacunación per se, lamentaron que la medida suponga un “desprecio” hacia las “libertades democráticas”.
“No toques mi cuerpo, no somos ratas de laboratorio”, afirmaba un cartel que uno de los chalecos amarillos portaba en la marcha de protesta.
El balance de las protestas, comunicado por el Ministerio de Interior francés, citó unas 168 concentraciones en todo el país, con una asistencia superior a la del sábado pasado, que fue del orden de 114 mil personas.
En París hubo enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y los agentes lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes en varios puntos de la ciudad. El ministro de Interior, Gérald Darmanin, informó de nueve detenciones en disturbios cerca de los Campos Elíseos.
Otros miles de personas, raramente con mascarillas, se congregaron al son del himno nacional, la Marsellesa, en la plaza del Trocadero, en el oeste de la capital, convocadas por el ex eurodiputado de extrema derecha Florian Philippot.
“Libertad, libertad”, coreaban los manifestantes, agrupados alrededor de un estrado rodeado de decenas de banderas de Francia.
En Marsella, miles de personas avanzaron por las principales calles de la ciudad al grito de “libertad”. “La libertad no se inyecta”, coreaban algunos manifestantes. En Toulouse, varios miles de personas iniciaron una marcha con muchos chalecos amarillos en el centro de la ciudad, detrás de carteles que decían “no pasaran” y “libertad”.
Pase sanitario. La extensión del pase sanitario, que se consigue con una pauta completa de vacunación o un test negativo reciente, a la mayoría de lugares públicos cuenta con un gran apoyo, según un sondeo publicado días atrás. La medida fue sometida el viernes a votación en el Parlamento, donde contó con el apoyo de 117 diputados.
Aplicado ya en lugares culturales y de ocio, el pase debe extenderse a principios de agosto a los cafés, restaurantes y trenes.
El anuncio de las nuevas medidas impulsó la inmunización en Francia: 39 millones de personas, el 58% de la población total, habían recibido el viernes al menos una dosis, y el 48% está completamente vacunado.
Pero después de un retroceso de la epidemia en primavera, el número de infecciones diarias se dispara impulsado por la variante delta, altamente contagiosa, pasando de 4.500 el 9 de julio a casi 21.500 el viernes. La epidemia ha causado más de 110 mil muertes en Francia hasta la fecha, según las autoridades sanitarias.
Italia. Miles de personas protestaron en Italia este sábado contra las restricciones adoptadas por el gobierno para las personas no inmunizadas contra el covid-19, cuando Roma intenta frenar un rebrote de contagios.
“¡Libertad!” y “¡Abajo la dictadura!” coreaban los manifestantes que portaban banderas italianas, desde Nápoles a Turín, pasando por Milán, donde los participantes empapados por la lluvia clamaban contra el pase sanitario. La mayoría no llevaba mascarillas.
El Certificado Verde, que es una extensión del pase sanitario europeo, se requerirá en Italia a partir del 6 de agosto para acceder a cines, museos, piscinas cubiertas o estadios, o para comer en el interior de restaurantes. Las personas con la pauta completa de vacunación, con un test negativo reciente o que se recuperaron de la enfermedad podrán acceder al certificado. Una propuesta para extender el uso de este pase a los viajes en tren, autobús o avión será examinada de nuevo en septiembre.
Además, las autoridades tienen previsto recortar la cuarentena de 14 días por un contacto estrecho con un positivo a quienes estén en posesión de un certificado, aunque aún no han decidido cuánto tiempo se recortará.
“¡Mejor morir libres que vivir como esclavos!”, rezaba una de las pancartas frente a la catedral gótica de Milán. En otra, en el centro de Roma, se puede leer “Las vacunas os harán libres”, junto a una imagen de Auschwitz, en una siniestra alusión al lema que dominaba el ingreso a ese campo de exterminio nazi.
En otra alusión al pasado nazi, un manifestante llevaba una estrella de David como la que los nazis obligan a usar a los judíos con la inscripción “No vacunado” en su interior.
Impulso. La decisión del jueves de hacer obligatorio el certificado para algunas actividades impulsó las citas para inmunizarse, con un aumento del 200% en las regiones más pequeñas de Italia, según el jefe de emergencias de covid-19, Francesco Figliuolo. Italia, uno de los países más golpeados por la pandemia en Europa, informó ayer de unos 5 mil contagios nuevos y cinco muertes.
Según los datos oficiales, aproximadamente dos tercios de los italianos mayores de 12 años ha recibido al menos una dosis y más de la mitad ha completado la pauta de vacunación.
Por otro lado, el gobierno prorrogó el estado de emergencia impuesto por el coronavirus otros seis meses, hasta el 31 de diciembre, y efectuó cambios en los parámetros para las transiciones en el sistema de colores que rige la situación de la pandemia en el país. Ahora, un 10% de ocupación en unidades de cuidados intensivos y un 15% de hospitalizaciones por covid bastarán para decretar el paso de la zona blanca –la de menor riesgo– a la amarilla.
El primer ministro, Mario Draghi, justificó que el “pase verde” no es una decisión “arbitraria” y que “es una condición para mantener abiertas las actividades económicas”.
Draghi urgió a todos los italianos a vacunarse “y hacerlo de inmediato. Deben protegerse a sí mismos y a sus familias”, agregó, y subrayó que el certificado “es una medida con la que los italianos pueden seguir divirtiéndose, ir a restaurantes y espectáculos al aire libre y cubiertos con la garantía de estar entre personas que no son contagiosas”.