INTERNACIONAL
TCTICAS DE LA URSS EN EL SIGLO XXI

Relato, espías y gas, el cóctel de Putin para conquistar Ucrania

Lanzó una poderosa campaña para seducir a la población rusa del país vecino. Presión sobre Kiev.

El primer comunicador. Cientos de prorrusos escuchan el mensaje del ex jefe de la KGB en la base naval de Sebastopol, en la península de Crimea.
| Cedoc

Pese a la tregua ofrecida por las Pascuas, la tensión en Ucrania no baja y amenaza con desatar una sangrienta guerra en el corazón de Europa del Este. En su enfrentamiento con Occidente, el presidente ruso Vladimir Putin cuenta con tres poderosas armas: los servicios secretos, la coerción económica y los medios de comunicación. Mediante la manipulación informativa, el jefe de Estado busca influir en un país que, según sus propias palabras, está “al borde de una guerra civil”.

Según la historiadora Anne Applebaum, autora del libro El telón de acero. La destrucción de Europa del Este, las recetas del ex jefe de la KGB son calcadas de las utilizadas por la ex Unión Soviética durante la Guerra Fría. La académica norteamericana sostiene que Putin está invadiendo Ucrania no de forma convencional, sino mediante servicios de inteligencia encubiertos, que se infiltran en las protestas y adoctrinan a los secesionistas. “Esta guerra no implica soldados sino matones y voluntarios locales –algunos vinculados al ex presidente, Viktor Yanukovich–, bandas criminales y algunos militantes que piensan erróneamente que están luchando por una cierta forma de autonomía local benigna”, escribió en la revista Slate.

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Otra estrategia preferida por Vladimir Putin es el uso de la propaganda y los medios de comunicación, mediante los cuales busca exacerbar el espíritu secesionista en Donetsk y Járkov, tal como lo hizo en Crimea. Las cadenas de televisión y radio rusas, muy populares en el este del país, transmiten un discurso cargado de odio hacia “los neonazis extremistas” de Kiev, al tiempo que ensalzan las bondades del Kremlin. “Putin está utilizando los medios de comunicación oficialistas para instalar un relato que retrata al gobierno ucraniano interino como dominado por los radicales nacionalistas, instaurados en el poder por Occidente”, escribió la politóloga ucraniana Olga Radchenko en The Globe and Mail.

Pero el presidente ruso no sólo juega a los espías, sino que también presiona económicamente, con el gas como moneda de cambio en el conflicto geopolítico. Ayer propuso que Europa pague la deuda que Kiev contrajo con Moscú. “No podemos esperar eternamente y endosar al fisco, a los contribuyentes rusos, la carga que supone mantener un país de 45 millones de habitantes”, aseveró ayer al proponer que Europa pague la deuda que tiene Kiev por importación de energía.

Aunque algunos apuntan a las similitudes con la ex URSS, Martín Baña, profesor de Historia de Rusia de la Universidad de Buenos Aires, no considera que Putin utilice el conflicto para restaurar el poderío soviético. “La supuesta expansión rusa actual tal vez tenga que ser pensada dentro de una tradición geopolítica más vinculada a la visión de Rusia como potencia mundial. También hay que ver en esta política exterior una intención que apunta a la política interna de Rusia, en el sentido de dejar bien en claro lo que puede suceder si se pretende copiar el ejemplo de los manifestantes de la plaza Maidan”, explicó Baña a PERFIL.

Tras la anexión exprés de Crimea, Putin planea condicionar al nuevo gobierno ucraniano al exigirle una federalización del país que dé mayor autonomía a las regiones del Este. Así, emprendió contra Kiev una guerra de información para conquistar a la población rusófona de Ucrania.

Del otro lado, el gobierno de Barack Obama, que aplicó sanciones económicas contra Moscú, anunció ayer que enviará efectivos militares a Polonia para incrementar la presencia de la OTAN en la zona. Según declaró el jefe de Estado norteamericano, Putin aún resiente la caída de la Unión Soviética y está motivado por un intenso nacionalismo.

Con los temores de una nueva Guerra Fría en el horizonte y Putin utilizando viejos métodos de la URSS, Washington, paradójicamente, sueña con que la historia se repita como farsa y no como una tragedia.