El presidente de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, el conservador John Boehner, anunció que renunciará a fines de octubre, lo que abre las puertas a una batalla interna en el Partido Republicano en el arranque de la campaña a las elecciones presidenciales de 2016.
La noticia de la decisión de Boehner de presentar su renuncia estalló al promediar la mañana y sacudió el ambiente político estadounidense. "Es mi opinión que una prolongada confusión en el liderazgo provocaría irreparables daños a la institución. Por ello, renunciaré a la presidencia y a mi banca del Congreso el 30 de octubre", expresó Boehner en una nota publicada en su página web oficial.
Una fuente próxima de Boehner y que solicitó el anonimato dijo a AFP que el legislador "está orgulloso de todo lo que la mayoría (republicana) y su presidencia han conseguido, pero por el bien del partido y de la institución renunciará a la presidencia y a su banca el 30 de octubre".
El legislador, considerado uno de los hombres más poderosos del país, convocó sorpresivamente una reunión con sus copartidarios de la Cámara de Representantes y les transmitió la decisión, de acuerdo con fuentes coincidentes.
El legislador se encontraba bajo una fuerte presión de los sectores más conservadores del partido republicano, y su salida de escena abre las puertas a una intensa batalla en el interior de ese partido, en momentos en que Estados Unidos inicia la marcha a las elecciones presidenciales de 2016.
Factor Papa. La inocultable emoción que suscitó en Boehner el discurso del Papa Francisco ante el Capitolio fue una señal de que, a la postre, algo más entrañaba semejante gesto. Los medios estadounidenses sorprendidos por la noticia ya comienzan a hablar del “efecto Francisco”.
Entrampado en una feroz puja con el sector más conservador, Boehner resolvió dimitir en octubre. Sin embargo, las palabras del Papa referidas a combatir la polarización y la radicalización ideólogica habrían hecho mella en el influyente presidente de la Cámara de Representantes del Congreso, quien ya había amago con renunciar en otras oportunidades.
Facto político. Boehner paga de esta forma los platos rotos por una rebelión que nunca logró controlar y que arrancó con el surgimiento del Tea Party (el ala ultraconservadora del partido Republicano) en 2010.
El súbito crecimiento de esa tendencia ultraconservadora le permitió al partido republicano alcanzar la mayoría de la Cámara de Representantes pero al costo de elevar a las bancas del congreso a legisladores adeptos a una línea de intransigencia total con el presidente Barack Obama y el partido Demócrata.
La salida de escena expone de forma cruda las profundas divisiones que persisten en el seno del partido y que se radicalizaron con la proximidad (el 1 de octubre) de una nueva discusión sobre el presupuesto federal.