Para Jair Mesías Bolsonaro nada es más valioso que la vida de un policia o de un militar. “Qué lamentable lo que ocurrió en Río de Janeiro, donde falleció el cabo Bruno de Paula Costa, víctima de un enfrentamiento con bandidos” se lamentó en la noche del jueves el presidente brasileño. Se refería a un gigantesco operativo policial desplegado entre este jueves y la madrugada de hoy, que produjo una nueva masacre.
Las otras 18 personas asesinadas a balazos durante esa episodio, en el complejo de Favelas del Alemán de Río de Janeiro, no merecieron ninguna mención por parte del jefe de Estado. Los tiroteos se prolongaron durante 12 horas, con 400 hombres del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) que participaron del ataque. Y dejó un tendal de inocentes muertos, como ya se comprobó.
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Esas fuerzas de seguridad argumentaron que 16 habitantes de la favela eran, en realidad, traficantes que perdieron la vida al enfrentarse con los agentes. Pero ya se identificaron cinco fallecidos, cuyo único “delito” fue el de tener sus casas en los morros de la favela. Peor aún, los principales resultados que puedo exhibir el BOPE, se limitaron a unas pocas armas y algún que otro delincuente preso. Esta fue la “contabilidad”. Se secuestraron siete armas: cuatro fusiles, una ametralladora y dos pistolas; y además detuvieron a cinco narcos.
Bolsonaro, que aprovecha cada circunstancia en función de su beneficio electoral, describió lo ocurrido en el Alemán como una película de cowboys: “Cuando alguien cometía un delito en Estados Unidos, huía para México donde la patrulla norteamericana no podía entrar. El delincuente entonces alcanzaba su libertad en paz. Lo mismo ocurre en Río de Janeiro”, juzgó.
Para el mandatario, “esas áreas son protegidas por el Supremo Tribunal Federal (la Corte), de modo que van quedando (los criminales) más y mejor armados. Y cuando entran en acción, el lado de la ley muchas veces sufre bajas como el querido cabo Bruno de Paula”. ¿Por qué su ataque a la Corte de Justicia? Es muy simple deducirlo. El mandatario mantiene una guerra de guerrillas contra los magistrados, a quienes acusa de haber liberado de la cárcel al ex presidente Lula da Silva, con lo que habilitó al líder a candidatearse para un tercer mandato. Ahora, Bolsonaro acusa a los jueces de buscar que gane el petista en las elecciones de octubre, mediante mecanismos fraudulentos.
La realidad, como ocurre con frecuencia, pasa por otro lado. A raíz de otros exterminios sucedidos en favelas cariocas, durante el período más álgido de la pandemia el Supremo Tribunal (STF) resolvió restringir las operaciones policiales en los morros de Río de Janeiro. De acuerdo con el gobierno bolsonarista, esa medida sólo “favoreció a los bandidos” y dificultó el “combate a los marginales” de la Policía Militar.
Al más puro estilo bolsonaristas, el jefe del Batallón Especial, el teniente coronel Uirá Nascimento, se justificó por los desmanes que sus gendarmes cometieron. Declaró en conferencia de prensa que la “inteligencia” había detectado futuros ataques criminales en la urbe carioca. Y dio como ejemplo que los mafiosos tenían en su poder uniformes militares iguales a los que usan los gendarmes del Bope. Vaya a saber cómo llegaron a “adquirirlos”.
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Los analistas políticos consultados, afirman que “estas masacres son una parte de la política electoral” del presidente de Brasil. Como se sabe, éste aspira a ser reelecto en los comicios del 2 de octubre, o eventualmente, en la segunda vuelta de fines de ese mes. “Cada muerto significa un voto más entre los brasileños que se guían por los criterios de su base de apoyadores” reflexionó José Souza Alves, sociólogo. “La lógica que se sigue es la de que nada mejor que un bandido muerto. Pero el verdadero delincuente está dentro del Estado”
De acuerdo con el especialista, los principales responsables por las olas de delitos son los propios agentes, en actividad o retirados, que actúan cada vez más en las áreas de favelas. Se trata de las milicias. “Cada vez se expanden más, sobre todo en la Baixada Fluminense”. En su visión, “cuando asistimos a bolsonaristas que dicen que hay que matar bandidos en la favela, se olvidan que la mayor organización delictiva que controla Río de Janeiro se llama milicia”.
*Autora de Brasil 7 días. Desde San Pablo, Brasil.