INTERNACIONAL
Crisis en Brasil

Rodrigo Maia, primero en la línea presidencial, también es investigado

Se trata del presidente de la Cámara de Diputados. El legislador, del partido de derecha Demócratas (DEM), se crió en una familia de gran tradición política de Río de Janeiro.

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Rodrigo Maia | Cedoc

Brasilia

Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados, es el primero en la línea de sucesión del gobierno de Michel Temer. El legislador, del partido de derecha Demócratas (DEM), se crió en una familia de gran tradición política de Río de Janeiro y, pese a haber sido denunciado en una delación premiada en el Lava Jato, goza de un gran consenso en la base aliada, que esta semana comenzó a resquebrajarse y alejarse del presidente. Por eso, su nombre seduce a quienes manejan el poder tras bambalinas e imaginan que es necesario un nuevo presidente para impulsar la reforma laboral y la previsional, en carpeta desde que Dilma Rousseff fue destituida mediante juicio político.

Maia nació en Santiago de Chile en 1970, donde su familia se había exiliado escapando de la dictadura militar. Tras volver a Brasil, su padre, Cesar Maia, dejó el Partido Comunista, giró hacia la derecha y fue tres veces alcalde de Río de Janeiro.

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Maia es uno de los fundadores del partido Demócratas, heredero político del Partido del Frente Liberal y de la Alianza Renovadora Nacional (Arena), agrupación que respaldó al régimen militar. Como líder de su bancada, fue uno de los principales articuladores que impulsó el juicio político de Rousseff. Tras la destitución y detención del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, Maia se ganó la confianza de los partidos aliados a Temer y ocupó el primer lugar en la sucesión presidencial.

Bajo sospecha. Junto a su padre, es investigado por la Justicia por corrupción activa y pasiva, defraudación de la administración pública y lavado de dinero en la megacausa del Lava Jato. Maia habría recibido coimas por 300 mil dólares de OAS y donaciones ilegales de Odebrecht, dos de las constructoras en la mira del juez federal Sérgio Moro, a cambio de favores en el Congreso.

En 2010, su partido fue condenado por la Justicia Electoral por financiación ilegal y debió devolver un millón y medio de dólares al erario.

Pese a todas esas manchas, Maia se las arregló para escalar vertiginosamente en Brasilia, mientras veía caer a decenas de dirigentes. En caso de que Temer dejara el poder, Maia asumiría transitoriamente. Una alternativa sería convocar en el plazo de treinta días a elecciones indirectas, donde incluso podría negociar bajo cuerda la posibilidad de completar el mandato, que culmina en 2019.