Los ingleses hacen apuestas sobre el nombre del nuevo integrante de la familia real británica desde el día que se anunció que la duquesa de Cambridge estaba embarazada. En las populares casas de apuestas, toda una tradición en el Reino Unido, los preferidos fueron Alicia, Alejandra, Isabel, María y Victoria (si era una niña) y Arturo, Alberto, Federico, Jaime y Felipe (si era un niño).
El principito nació este lunes en el Hospital St. Mary, del barrio londinense de Paddington, el mismo donde nacieron sus hermanos Jorge y Carlota, y los príncipes Guillermo y Harry. Despejada la duda sobre el sexo del bebé, ahora los británicos esperan ansiosos saber el nombre -o los nombres- que le pondrán. Sobre todo, para saber si ganaron dinero apostando.
Arturo es un nombre poco frecuente en la monarquía inglesa pero tiene mucho arraigo en la sociedad porque les recuerda al mítico rey Arturo. Un hijo del rey Jorge III se llamó Arturo (Arthur, en inglés) en el siglo XVIII y un hijo de la reina Victoria, el favorito de sus nueve vástagos, también se llamó Arturo. En el siglo XX, Arturo se convirtió en nombre secundario del príncipe Carlos, nacido en 1948, y de su hijo Guillermo, el flamante padre.
Pocos Federicos (Frederick) hubo en la monarquía británica porque es un nombre que trae recuerdos amargos. Federico se llamó el hijo del rey Jorge II, un artista e intelectual que se llevó muy mal con sus padres. La relación era tan mala que no se miraban, ni se hablaban, solo se detestaban. Al rey apenas le importó cuando le comunicaron que su hijo había muerto, en 1751.
Otro nombre favorito en las apuestas es James (que se traduce Jacobo en castellano). Dos reyes de Inglaterra y seis de Escocia se llamaron asi, aunque es poco probable que sea elegido porque la actual reina, Isabel II, tiene un nieto llamado así.
Albert (Alberto) es un nombre muy querido en la Casa de Windsor y también uno de los favoritos de los apostadores. Les recuerda al principe consorte de la reina Victoria, un hombre inteligente que aportó grandes avances a la sociedad inglesa.
Victoria amó profundamente al príncipe Alberto y por eso guardó luto durante toda su vida cuando él murió, en 1861. Uno de sus nietos, nacido en el aniversario del fallecimiento, fue bautizado Alberto pese a la oposición de Victoria, para quien solo habría un Alberto en el mundo.
Aquel principe Alberto nacido en 1894, y apodado "Bertie", llegaría a ser el rey Jorge VI, que lideró a Inglaterra junto a Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial. Sería un gran gesto bautizar al príncipe con el nombre de ese rey, que fue padre de la reina Isabel II.
La gran opción es Felipe (Philip), y es el nombre del patriarca de la familia Windsor. Felipe es el esposo de la reina, que tiene 96 y es el bisabuelo del niño recién nacido.
Felipe, titulado duque de Edimburgo desde que se casó con Isabel, hace 70 años, era un príncipe griego, de familia pobre y exiliada, que concretó uno de los matrimonios más "convenientes" del siglo XX.
Dotado de un sentido del humor insoportable y a veces hiriente, Felipe sin embargo fue durante décadas el más trabajador de la familia real y su esposa lo definió como su roca de estabilidad y fuerza.
¿Y LOS TÍTULOS? La monarquía británica es clara y detallista en cuanto a los títulos reales y nobles. Aunque el bebé recién nacido todavía no tiene nombre, sí tiene el título de “Príncipe de Gran Bretaña e Irlanda del Norte”, aunque será formalmente conocido como “Príncipe de Cambridge”, como su hermano mayor, Jorge. Su tratamiento será “Alteza Real”.
El nuevo miembro de la familia real es el sexto bisnieto de la reina Isabel II y el tercer nieto del príncipe Carlos, que este año cumplirá 70. Ocupará el quinto puesto en la línea sucesoria, por detrás de su abuelo, de su padre Guillermo y sus hermanos Jorge y Carlota. Tras este nacimiento, el príncipe Harry fue desplazado al sexto puesto en la línea sucesoria.