Al día siguiente del naufragio de su buque insignia en el mar Negro, Rusia prometió ayer intensificar sus bombardeos contra Kiev, y el primero de ellos fue contra una fábrica de misiles Neptune, con los que los ucranianos dicen haber hundido el Moskva.
Un funcionario del Departamento de Defensa estadounidense afirmó que el crucero ruso, de 186 metros de eslora, fue alcanzado por dos misiles ucranianos y lo calificó de “gran golpe” para Rusia.
Rusia había dicho hasta ahora que el Moskva quedó dañado el miércoles por un incendio tras la explosión de sus propias municiones y que la tripulación –unos quinientos hombres según las fuentes disponibles– había sido evacuada.
Unas afirmaciones que desmintió una oficial militar ucraniana. “Observamos cómo los barcos intentaban ayudar, pero incluso las fuerzas de la naturaleza estaban del lado de Ucrania”, ya que “una tormenta impidió el rescate del barco y la evacuación de la tripulación”, dijo Natalia Gumeniuk, portavoz del mando militar del sur de Ucrania.
“Somos perfectamente conscientes de que no nos lo perdonarán”, añadió, refiriéndose a Rusia y a posibles nuevos ataques.
La pérdida del Moskva es un duro golpe para Rusia porque “aseguraba la cobertura aérea de otras naves durante sus operaciones, especialmente para el bombardeo de la costa y las maniobras de desembarco”, explicó el portavoz de la administración militar de Odesa, Serguéi Bratchuk.
Miedo a un ataque nuclear. En ese contexto, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, consideró que “el mundo entero” debería estar “preocupado” por el riesgo de que su par ruso, Vladimir Putin, acorralado por sus reveses militares en Ucrania, utilice un arma nuclear.
Zelenski se hizo eco de las declaraciones la víspera del director de la CIA, William Burns. “Ninguno de nosotros puede tomarse a la ligera la amenaza nuclear del uso potencial de armas nucleares tácticas o armas nucleares de baja potencia”, dijo en un discurso en Atlanta.
Ayer, Rusia realizó una advertencia directa: “El número y la magnitud de los ataques con misiles en lugares de Kiev aumentarán en respuesta a todos los ataques de tipo terrorista y a los sabotajes perpetrados en territorio ruso por el régimen nacionalista de Kiev”, dijo su Ministerio de Defensa.
La madrugada del viernes, una fábrica de misiles en las afueras de Kiev fue alcanzada por un bombardeo ruso. La empresa Vizar fabrica misiles antibuque Neptune con los que los ucranianos dicen haber golpeado el barco ruso, indicó en su web UkrOboronProm, el organismo estatal que supervisa las usinas de armamento ucraniano. La planta y el edificio administrativo adyacente, situados a unos 30 kilómetros al suroeste de Kiev, registraron daños importantes.
Los rusos llevaron a cabo tres ataques ayer en la región de Kiev, señaló su gobernador, Alexander Pavliouk, sin especificar si esto incluía el de la empresa Vizar.
Disparos contra evacuados. Rusia también asegura que Ucrania bombardeó pueblos rusos en la frontera, unas acusaciones rechazadas por Ucrania. Según los ucranianos, son los servicios secretos rusos los que ponen en práctica “ataques terroristas” en esa región, para después justificar sus propios ataques.
Del lado ucraniano, la Fiscalía informó ayer que siete civiles murieron y 27 resultaron heridos en disparos rusos contra autocares de evacuación en la región de Járkov, en el noreste, cerca de la frontera.
Además, al menos siete personas murieron, entre ellos un bebé de siete meses, y 34 fueron heridas en bombardeos rusos contra una zona residencial de Járkov, anunció este viernes el gobernador regional, Oleg Sinegubov.
En Bucha, una localidad cerca de Kiev que se convirtió en el símbolo de las atrocidades atribuidas a las fuerzas rusas, 95% de las personas halladas muertas fueron abatidas a disparos, declaró el jefe de la policía de la región de Kiev, Andrii Nebitov. “Durante la ocupación se disparaba a la gente por las calles. Es imposible esconder este tipo de crímenes en el siglo XXI. No solo hay testigos, sino que también fue grabado en video”, dijo.
El alcalde de Bucha, Anatoli Fedoruk, aseguró que se habían encontrado más de cuatrocientos cuerpos tras la salida de las tropas rusas.
Ataques en Donbás. En el este de Ucrania, en la región del Donbás, Donetsk fue escenario de combates “en la línea del frente”, en los que murieron tres personas y otras siete resultaron heridas, según informó ayer la presidencia ucraniana. Otra zona de esta cuenca minera, Lugansk, fue blanco de 24 bombardeos, que causaron dos muertos y diez heridos, según la misma fuente.
Rusia, cuya gran ofensiva anunciada en el Donbás todavía no ha empezado, tiene problemas para hacerse con el control total de Mariúpol, un puerto estratégico del mar de Azov.
Esta ciudad, asediada desde hace más de cuarenta días por el ejército ruso, podría acarrear el peor balance de pérdidas humanas de esta guerra. Las autoridades ucranianas temen que haya unos 20 mil muertos.
Galina Vasilieva, de 78 años, señala un edificio de nueve plantas completamente quemado. “¡Mira nuestros bonitos edificios! La gente se calcinó en el interior”, lamenta esta jubilada mientras espera delante de un camión de distribución de ayuda humanitaria organizada por los separatistas prorrusos.
Durante una visita a Ucrania, David Beasley, el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, que pertenece a Naciones Unidas, solicitó acceder a las zonas y ciudades sitiadas, donde hay personas que “mueren de hambre”.
Un equipo de la AFP accedió a Mariúpol a través de un viaje de prensa organizado por el ejército ruso y comprobó los daños que dejaron los bombardeos constantes de la ciudad desde la invasión rusa el 24 de febrero. La conquista de Mariúpol sería una victoria importante para las fuerzas rusas, porque les permitiría consolidar su posición en el mar de Azov, uniendo el Donbás y la península de Crimea, que Moscú se anexó en 2014.
Ahora los combates se limitan a la extensa zona industrial en el litoral. Las fuerzas rusas y sus aliados separatistas de Donetsk se impusieron y estrecharon poco a poco el asedio.
Más de cinco millones de personas huyeron de Ucrania desde el inicio de la invasión rusa, según el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU (Acnur).
Y mientras tanto, las tensiones entre Rusia y los países Occidentales no dan señales de respiro. Moscú anunció la expulsión de 18 diplomáticos de la representación de la Unión Europea en su país, en respuesta a una medida similar adoptada por Bruselas.
Moscú amenaza a Moldavia
Agencias
Rusia criticó la reciente decisión del Parlamento de Moldavia de prohibir cierta simbología rusa –por entender que promueven agresiones militares– y confía en que en el futuro se abstenga de llevar a cabo más acciones que comprometan su declaración de Estado neutral.
“El liderazgo moldavo ha declarado repetidamente su compromiso con el estatus neutral de la república, el respeto por los derechos e intereses de todos sus habitantes, la asociación pragmática y mutuamente beneficiosa con Rusia”, advirtió la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajarova.
“Las últimas iniciativas legislativas adoptadas por el Parlamento de Moldavia no se corresponden con estas declaraciones, al igual que algunas medidas restrictivas contra los medios rusos, el apoyo incondicional a Estados Unidos y sus aliados para expulsar a Rusia de las organizaciones internacionales”, así como “la connivencia” con acciones contra Rusia, agregó la vocera.
El Parlamento de Moldavia prohibió exhibir en público simbología que promoviera “agresiones militares, crímenes de guerra y contra la humanidad”, una medida que afecta al uso que se está dando ahora a la letra ‘Z’ y ‘V’ utilizada por los partidarios de Moscú en la guerra y pintada en tanques y blindados que invadieron Ucrania.
Asimismo, la Cinta de San Jorge, que si bien representa el triunfo de la Unión Soviética contra el nazismo y que ahora los simpatizantes del presidente, Vladimir Putin, se han adueñado –en especial tras la anexión rusa de Crimea en 2014–, también está prohibida.
En el mismo orden, el Parlamento prohibió la transmisión de programas y películas producidos en países que no han ratificado la Convención Europea sobre Televisión Transfronteriza, entre ellos Rusia.