Con sus estrambóticos videos en Instagram, “Vampirach” está en boca de casi todos los cubanos. El personaje interpretado por Sandro Castro –nieto del líder de la revolución, Fidel Castro– divierte a algunos, irrita a otros y no deja de causar revuelo en la isla.
Disfrazado de monje o del vampiro Vampirach, maquillado de gatito o luciendo la camiseta del Barça, este joven de 33 años, con 120 mil seguidores y totalamente desprejuiciado, suele publicar sketches cargados de chistes simplones mal actuados.
De vez en cuando, incluso, se atreve a ironizar sobre las dificultades que vive la isla sumida en una profunda crisis con escasez de alimentos y medicinas, además de apagones cotidianos y falta de combustible.
“Me levanté hoy con mi receta favorita, pollo a la cerveza... y no hay pollo”, dice en un video mientras muestra la cerveza nacional Cristal, que él mismo rebautizó como “Cristach”. Bajo el intenso sol del verano, se lo ve refrescándose dentro de una vieja tinaja en una terraza, custodiado por una bandera estadounidense. “Qué mejor piscina que el tanque del gueto”, afirma.
También se burla de los largos y frecuentes cortes de electricidad: “Si yo te cojo como la UNE (empresa eléctrica), te doy cada cuatro horas y de lunes a lunes”, dice en el reel, dirigiéndose a una mujer en un juego de palabras vinculados a los cortes de luz.
Sus seguidores lo celebran e incluso lo llaman “próximo presidente” en redes sociales, pero voces afines al gobierno del Partido Comunista cubano se sienten molestos y piden silenciarlo.
“Sandro no es el ‘enemigo’” de la revolución cubana, “aunque por razón de su apellido haga daño, Sandro es un imbécil”, estalló el escritor Ernesto Limia en su página de Facebook. El nieto de Fidel Castro “no siente cariño por su abuelo, ni respeta su memoria”, agregó, indignado.
El Necio, otro conocido influencer, pero afín al gobierno, expresó también en Facebook su molestia con las publicaciones y porque la policía no lo haya citado a declarar. “Lo que Sandro hace va contra la seguridad de este país” y “contra los ideales” de la revolución, sostuvo.
“Grotesco”. Para Manuel Cuesta Morúa, un disidente que promueve la transición democrática en Cuba, el fenómeno Sandro refleja “la distancia de la generación de los nietos con el proyecto original de la revolución” que triunfó en 1959. Su intensa actividad en redes “de un modo grotesco” es “lo único que lo distingue del resto de su familia”, que “discretamente” goza de privilegios, señala.
Mientras Fidel Castro vivió, los cubanos conocieron poco sobre su última esposa Dalia Soto del Valle y sus cinco hijos, de los siete que tuvo. Alejados de la vida política, han vivido en Punto Cero, una extensa zona arbolada al oeste de La Habana de acceso restringido por militares y reservada para la familia Castro.
En 2021, en plena pandemia, Sandro saltó a la luz en un video filtrado que lo mostró manejando un lujoso Mercedes-Benz. “Nosotros somos sencillos, pero de vez en cuando hay que sacar estos juguetitos que tenemos en casa”, dice en el video viralizado rápidamente, que indignó a la población. El escándalo lo obligó a disculparse días después.
A finales de 2024 volvió a sacudir las redes al conocerse la celebración de su cumpleaños en el bar EFE, un negocio de su propiedad ubicado en una de las avenidas más concurridas de La Habana, cuando el país entero se recuperaba de un apagón masivo.
Las luces de neón que iluminan el interior de su bar se prenden cada noche para sus clientes, en su mayoría veinteañeros, que bailan entre las cerca de diez mesas que conforman el mobiliario.
Alexis Castro Soto del Valle (63), el padre de Sandro, así como sus hermanos, nunca ostentó altos cargos, a diferencia de sus primos, los hijos del retirado Raúl Castro, de 94 años y quien dejó el poder apenas en 2021.
R.P. / Agencias