El presidente Jair Bolsonaro pegó un golpe de timón en el embravecido mar del coronavirus, juramentando ayer a su nuevo ministro de Salud, Nelson Teich, en reemplazo de Luiz Henrique Mandetta, con quien se había enfrentado por no compartir sus recomendaciones de cuarentena y distanciamiento social. Pese a que ayer las autoridades reportaron 217 muertes en las últimas 24 horas, totalizando más de 2 mil desde que comenzó el brote, y 31 mil casos positivos, el mandatario redobló la apuesta y se manifestó a favor de la reapertura de comercios y fronteras.
En la investidura de Teich, un oncólogo de 62 años que trabaja en el sector privado, Bolsonaro transmitió su nuevo enfoque para enfrentar la pandemia, centralizado en la salud de la economía: “Esa pelea por empezar a abrir el comercio es un riesgo que yo corro. Si se agrava la epidemia, caerá en mí. Pero yo pienso que hay que abrir”.
Curiosamente, cuando el mandatario habló sobre los pasos fronterizos no mencionó a la Argentina. “En mi opinión, que empiecen a abrir las fronteras. ¿Por qué está cerrado con Paraguay? Lo mismo con el Uruguay”, dijo. Al mismo tiempo cuestionó, sin mencionarlo, al gobernador de San Pablo, João Doria, quien había amenazado detener a los que violasen la cuarentena. Ese distrito era, por el momento, el más afectado por la pandemia, con más de 900 muertes y 12 mil casos positivos. El gobernador prorrogó la cuarentena hasta el 10 de mayo, en un esfuerzo por ralentizar la propagación del virus. Río de Janeiro, en tanto, la extendió hasta el 30 de abril.
Complot. Bolsonaro denunció ayer, una vez más, una supuesta conspiración para derrocarlo del poder, orquestada por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, por Doria y por el Supremo Tribunal Federal (STF), tres de los actores que defendieron la necesidad de aplicar cuarentena. El mandatario sostuvo que se enteró del plan por los servicios de inteligencia, según informó el diario Folha de S. Paulo. Doria, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), y Maia, del derechista Demócratas (DEM), criticaron el jueves al presidente por despedir a Mandetta. “Intentar sacarme del gobierno es una falta de patriotismo verde-amarillo”, disparó en la cadena CNN.
Impacto. La salida de Mandetta, defensor del aislamiento social recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue recibida con preocupación por muchos brasileños, que temen un rebote de los contagios si se flexibilizan las medidas. Tras varias semanas de enfrentamiento, con declaraciones públicas cruzadas, Bolsonaro lo destituyó del cargo.
La apuesta del presidente entraña un riesgo considerable. Mandetta es el político con mejor imagen del país, justamente por privilegiar un enfoque científico en el combate del Covid-19, mientras que el primer mandatario privilegia el bienestar de la economía. Según una reciente encuesta de Atlas Político, el 76% de los brasileños se opone a su desplazamiento, dato que fue constatado el jueves por la noche con sonoros cacerolazos en las principales ciudades. “Mandetta subió en las encuestas con un discurso basado en protocolos científicos y en la recomendación de la cuarentena y el distanciamiento social, transmitiendo preocupación por la vida y la salud de las personas. Hoy es el político más popular del país”, explicó a PERFIL Dawisson Belém Lopes, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Minas Gerais.
Esa popularidad y la autonomía del ministro ofuscaron al mandatario, que tiene un 40% de aprobación y un 41% de rechazo. Sin partido político ni candidatos propios para las elecciones municipales de octubre, Bolsonaro no puede descuidar su imagen ni el desempeño de la economía si quiere tener chances de competir por la reelección en 2022.
“El viene sufriendo un desgaste que se aceleró en los últimos tiempos. La pandemia y la emergencia en la salud pública son un test duro para sus pretensiones electorales. Y ahora vio nacer una estrella en su propio equipo”, agregó Belém en referencia a Mandetta, que en solo treinta días se convirtió en la nueva referencia política para la “derecha racional” brasileña.
Teich, un funcionario alineado con el mandatario
El nuevo ministro de Salud, Nelson Teich, afirmó que estará alineado con las políticas impulsadas por Jair Bolsonaro, diferenciándose de su antecesor, Luis Henrique Mandetta. Teich afirmó que intensificará la obtención de más datos confiables y detallados para poder tomar decisiones.
“No es solo un problema clínico, sino que se trata de administrar el comportamiento de una sociedad, donde hay mucho miedo. Tenemos que crear confianza, el comienzo de la construcción de una solución”, dijo en su acto de jura en Brasilia.
“Hay que acompañar los indicadores sociales, el desempleo. Pretendo traer de una forma más intensa la cuestión de la información”, expuso.
Teich, un reconocido oncólogo de 62 años, mencionó que las investigaciones científicas indican la posibilidad de que algunos medicamentos y tratamientos puedan funcionar, por lo que existe “esperanza de que tengamos una solución al problema antes de lo que imaginamos”. Bolsonaro insiste, desde hace tiempo, con el uso de la hidroxicloroquina, cuya utilidad aún no fue avalada por estudios científicos.
El nuevo ministro de Salud destacó que quiere impulsar una mayor integración con los diferentes ministerios para recabar datos, así como reunir a las personas más capacitadas en cada área. Y además, alertó que los pobres serán los que más sufrirán con la pandemia.