Las teorías conspirativas que suelen multiplicarse ante episodios como la pandemia han apuntado históricamente a Estados Unidos, pero ahora Donald Trump decidió dirigirlas hacia el país donde estalló el brote de coronavirus. “China acaba de anunciar una duplicación en el número de sus muertes por el Enemigo Invisible. ¡Es mucho mayor que eso y mucho mayor que las de Estados Unidos!”, aseveró el mandatario.
Desde hace décadas, usinas de contrainformación, que Washington siempre atribuyó a Rusia, y antes a la URSS, acusan al ejército norteamericano, a la CIA o a algún laboratorio secreto de los Estados Unidos de fabricar virus como armas biológicas.
Así sucedió ya en los años 80 con el sida, y más acá en el tiempo con el ébola o el SARS. Pero ahora Trump, con ayuda de su señal incondicional, Fox News, ha decidido desviar esas teorías hacia Wuhan, la ciudad donde se detectó el primer caso de Covid-19, y sostener que puede haberse tratado de un virus que se fugó de un laboratorio local.
El jueves, la cadena Fox News, sin citar sus fuentes, afirmó que el “paciente cero” de la pandemia podría haber sido infectado por una variedad de virus de murciélago que estaban estudiando en el Instituto de Virología de Wuhan. El instituto alberga el banco de virus más importante de Asia, donde se preservan más de 1.500 variedades.
“Cada vez más estamos oyendo esta historia”, afirmó Trump al ser consultado, y reveló que su gobierno está llevando adelante una “investigación en profundidad”.
El instituto ya había rechazado los rumores. El 2 de enero determinó su genoma y el 11 de ese mes envió la información a la OMS.
Por su parte, un autorizado virólogo australiano, Edward Holmes, de la Universidad de Sydney, aseguró ante el crecimiento de las versiones que “no hay ninguna prueba de que el SARS-CoV-2 (el nombre oficial del virus) se originase en un laboratorio de Wuhan”.
“Una persona entendida comprenderá enseguida que la intención es crear confusión, desviar la atención del público y esquivar su responsabilidad”, dijo el vocero de la cancillería china, Zhao Lijian, que también rechazó un ocultamiento de la cantidad de muertos en su país. Zhao reconoció “retrasos, omisiones e imprecisiones” en los registros de decesos al inicio de la epidemia debido a la saturación de los hospitales, pero negó que haya sido un intento deliberado del gobierno por silenciar el brote.
La paradoja es que, semanas atrás, el propio Zhao sugirió la posibilidad de que el Covid-19 hubiera sido desarrollado por el ejército norteamericano y posteriormente llevado a China por una delegación que visitó el país el año pasado.
Moscú. Las sospechas de Trump se conocen días después de que su propio gobierno acusara a Moscú de estar detrás de una campaña de fake news sobre el coronavirus para desprestigiar a EE.UU. “Rusia busca sembrar discordia y socavar las instituciones y alianzas de EE.UU. desde adentro, incluso a través de campañas encubiertas y coercitivas de influencia maligna”, dijo el subsecretario de Estado para Europa y Eurasia, Philip Reeker.
Por su parte, la Unión Europea, que tiene una división especial de análisis de la información que monitorea los “ataques virtuales”, también identificó un flujo constante de mensajes negativos sobre el rol de Bruselas ante la pandemia.
“Lo que hemos identificado especialmente es una narrativa que busca cuestionar o desacreditar la capacidad de la UE y sus Estados miembros de enfrentar la crisis del coronavirus”, dijo a PERFIL Peter Stano, principal vocero de la Unión Europea.
El portavoz destaca que, en general, esas campañas utilizan una gran variedad de instrumentos: “Inundan los medios europeos no solo con desinformación, sino también con mucha información contradictoria y teorías conspirativas que buscan crear confusión”. Lo mismo que denunció el vocero de la cancillería china Zhao.