El presidente estadounidense, Donald Trump, realizó la noche del viernes una visita sorpresa a un hospital de Florida donde están internados los sobrevivientes del tiroteo en la secundaria Marjory Stoneman Douglas, el cual fue perpetrado el miércoles y en el que murieron 17 personas. Luego, el mandatario mantuvo un encuentro con los agentes que respondieron al ataque.
El jefe de Estado y la primera dama, Melania Trump, estuvieron en el Broward Health North Hospital, uno de los centros que recibió a algunos heridos de la matanza en la escuela ubicada en Parkland, en un visita que no había sido anunciada por la Casa Blanca, según consignó la agencia internacional AFP.
"Muy triste de que haya sucedido algo así" indicó Trump en el centro de salud. Al mismo tiempo, agradeció el "increíble" trabajo que hicieron médicos, enfermeros y socorristas para asistir a las víctimas.
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Después de eso, el mandatario y la primera dama se dirigieron a la comisaría local donde se reunieron con el gobernador de Florida Rick Scott, el senador Marco Rubio, el comisario Scott Israel y otros agentes de seguridad. Allí, el funcionario le contó al grupo que se había reunido con una sobreviviente a la que le dispararon cuatro veces, incluso en el pulmón, y agregó que la rápida respuesta de los equipos de emergencia le habían salvado la vida.
En ese sentido, Rubio precisó: "Esta es una comunidad y un estado que están en un profundo dolor y quieren acciones para asegurarse de que esto no vuelva a suceder".
Polémica por las armas. La visita del Presidente a Parkland se produjo en medio de una creciente rabia entre padres y estudiantes por la aparente falta de voluntad en Estados Unidos por
endurecer las leyes de control de armas. "Mi princesa no estaba segura en esa escuela", manifestó el padre de una de las víctimas en el funeral de su hija de 18 años.
Investigación y fallas. En una asombrosa declaración, el Buró Federal de Investigaciones (principal rama de investigación criminal del Departamento de Justicia de los Estados Unidos) indicó en un comunicado que
fue advertido el 5 de enero sobre los planes de
Nikolas Cruz, autor del tiroteo.
"La persona que llamó proporcionó información sobre las armas de Cruz, su deseo de matar personas, su comportamiento errático y sus inquietantes publicaciones en las redes sociales, así como sobre la posibilidad de que realizara un tiroteo en la escuela", detallaron.
En ese marco reconocieron que esos datos deberían haber sido considerados como "amenaza potencial a la vida" y se deberían haber investigado. Sin embargo, "no se siguieron" los protocolos.
"Todavía estamos investigando los hechos. Me comprometo a llegar al fondo de lo que sucedió", concluyó el director del FBI, Christopher Wray.