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UN APOYO INESPERADO

Un periodista de The Guardian cuestionó el control británico de las Islas Malvinas: “Es injustificable”

En un artículo con pocas sutilezas el columnista Simon Jenkins lanzó un inesperado ataque contra lo que llamó los "delirios de imperio" de Londres. Cuestionó también la carga financiera que representa para el Reino Unido mantener el archipiélago.

El periodista Simon Jenkins criticó en un duro artículo los “delirios de imperio” de Londres
El periodista Simon Jenkins criticó en un duro artículo los “delirios de imperio” de Londres | PA

Un columnista del diario británico The Guardian puso en duda, este martes, la lógica de que Gran Bretaña mantuviera la soberanía sobre las Islas Malvinas. Esta crítica surgió a raíz de la reciente entrega de la soberanía del archipiélago de Chagos a Mauricio, un acontecimiento que despertó comparaciones entre ambas disputas territoriales.

"Delirios de imperio"

Simon Jenkins, autor de la columna titulada “Gran Bretaña debe abandonar sus delirios de imperio: renunciar a las islas Chagos es un buen comienzo”, no sólo mencionó el caso del archipiélago del Índico, sino que también se refirió a dos territorios de ultramar “problemáticos” para el Reino Unido: Gibraltar y Malvinas (Falklands, para los británicos).

Jenkins señaló la noticia de Chagos y repasó los 14 territorios de ultramar que aún responden al gobierno británico. “Durante el último medio siglo, muchos territorios, como Belice, Tuvalu, las Seychelles y las Bahamas, fueron deslizándose silenciosamente hacia la independencia. Otros continuaron ‘dependiendo’ del rey, con ciudadanía y protección británicas”, mencionó el columnista, quien también lanzó una crítica contundente al respecto.

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El costo de la dependencia

“El costo de algunos se alivió porque Gran Bretaña les permitió convertirse, después de los estados del Golfo, en los mayores paraísos del mundo de riqueza ilegal, sin origen y sin impuestos. Fueron una amenaza para las arcas públicas del mundo. Privaron a los contribuyentes británicos (y otros) de miles de millones de dólares en ingresos cada año. Fue tal el poder del lobby bancario de Londres que ningún gobierno se atrevió a tocarlos. El ‘agujero negro’ de 22.000 millones de libras de Rachel Reeves existió en realidad en algún lugar entre las Islas Caimán y las Islas Vírgenes Británicas”, argumentó sobre esos dos países del Caribe.

Problemáticas persistentes

Al trasladar el foco a las “dos dependencias que siguieron siendo problemáticas”, Jenkins hizo referencia a Gibraltar, reclamado por España, y Malvinas, que fueron objeto de la demanda argentina en una disputa que culminó en la guerra de 1982. “Que Gran Bretaña permitiera que Gibraltar, tomado como base militar en 1704, agriara las relaciones con España desde entonces fue más que absurdo”, sostuvo sobre el territorio ubicado al sur de España.

David Cameron en las Islas Malvinas en 2024
David Cameron en las Islas Malvinas en 2024

Por supuesto, a los ciudadanos de la colonia les gustó su enclave de bajos impuestos, pero este Mónaco británico fue geográficamente parte de España. Algún acuerdo sobre soberanía seguramente ya debería haber solucionado esto”, prosiguió Jenkins, recordando que en abril pasado, el entonces canciller británico –y expremier–, David Cameron, supuestamente estaba negociando un acuerdo que pareció haber fracasado.

Comparaciones entre Chagos y Malvinas

En relación con las islas Malvinas, el periodista mencionó que la semana pasada surgieron comparaciones entre Chagos y Malvinas, lo que llevó al actual canciller, Stephen Doughty, del gobierno laborista de Keir Starmer, a “desestimar una vez más la reiterada demanda de Argentina de la transferencia de la soberanía de las Malvinas”.

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Lo que generalmente se olvidó es que antes de la invasión argentina en 1982, el gobierno de Margaret Thatcher estaba negociando una transferencia, a pesar de la preocupación expresada por los isleños. Como en el caso de Hong Kong, la historia y la proximidad geográfica hicieron que un acuerdo fuera de sentido común, posiblemente con la presencia de la ONU garantizando el autogobierno de los isleños”, dijo Jenkins. “Solo la acción temeraria del régimen militar de Argentina arruinó las conversaciones. Pero eso fue hace 42 años”, agregó, al recordar la guerra de Malvinas durante los gobiernos de Leopoldo Galtieri en Argentina y de Thatcher en Gran Bretaña.

Costos injustificables

Defender a los 3600 habitantes de las islas le costó a Gran Bretaña unos 60 millones de libras [unos 78 millones de dólares] al año. Esto fue injustificable”, cuestionó el autor. “El único futuro para las islas que tuvo sentido económico estuvo en su territorio continental adyacente”, sostuvo al referirse a la cercanía entre Malvinas y Argentina.

Islas Malvinas

Si Thatcher pudo ver esto en 1982 –como vio más tarde la necesidad de descolonizar Hong Kong–, ¿por qué no puede verlo hoy Keir Starmer? En cambio, gasta dinero fingiendo ser un imperio tanto en el océano Índico como en el Atlántico”, lanzó el autor. “Los delirios de grandeza nunca cesaron”, concluyó.

La postura británica

Jenkins publicó su columna horas después de que el gobierno británico insistiera este lunes que la soberanía de las islas Malvinas y Gibraltar “no es negociable”. El Reino Unido anunció el jueves pasado la entrega del archipiélago de Chagos, formado por 55 islotes, al sureste del continente africano, a la República de Mauricio, aunque con la condición de mantener la base militar conjunta con Estados Unidos en la isla de Diego García. Esta decisión despertó críticas al gobierno de Starmer, especialmente desde los sectores más conservadores.

Tras el anuncio, la canciller Diana Mondino reclamó la entrega de las Malvinas a Argentina. “Celebramos este paso en la dirección correcta y terminar con prácticas obsoletas”, afirmó Mondino en sus redes sociales. “Transitando el camino empezado, con acciones concretas y no retórica vacía, vamos a recuperar la soberanía plena de nuestras Islas Malvinas. Las Malvinas fueron, son y serán siempre argentinas”, añadió la canciller.

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"Malvinas no es negociable"

En tanto, el gobierno del primer ministro laborista británico, Keir Starmer, aseguró que la devolución del archipiélago de Chagos a Mauricio no tuvo “ninguna relación con otros territorios de ultramar”, considerando que en el caso de Chagos se trató de “una situación única basada en su historia y circunstancias únicas”. “La soberanía británica de las Falklands [Malvinas] o de Gibraltar no es negociable”, añadieron, fortaleciendo el mensaje que difundió la Foreign Office la semana pasada.

La República de Mauricio, un país formado por un conjunto de islas, reclamó el archipiélago desde su independencia del Reino Unido en 1968. Desde 1965, el archipiélago fue administrado por el Reino Unido, que instaló una base militar conjunta con Estados Unidos en la isla principal. Esta base, situada estratégicamente entre Europa, India y China, desempeñó un papel importante en la década de 2000, durante los conflictos en Irak y Afganistán.

 

NG/fl