Dicen que una imagen vale más que mil palabras. La frase, convertida en un lugar común, grafica tanto como la foto. La diferencia no podría ser mayor. El expresidente norteamericano Barack Obama posa rodeado de jóvenes blancos, afroamericanos, asiáticos y latinos. Donald Trump, en cambio, está flanqueado por una mayoría de blancos. Tras el asesinato de George Floyd en Minneapolis y la represión que ordenó el presidente Trump a las protestas contra la violencia policial, la imagen se viralizó en las redes como un símbolo de ambas administraciones.
El republicano ganó las elecciones presidenciales en 2016 con un discurso abiertamente racista. Su blanco preferido fueron los inmigrantes mexicanos, a los que tildó de “asesinos”, “violadores” y “criminales”. Prometió levantar un muro en la frontera sur, en un guiño al electorado blanco del sur. En los últimos días, lejos de mostrar empatía por las protestas desatadas en todo el país, lanzó a la Guardia Nacional a las calles para reprimir a los manifestantes.
Ese racismo también se puede constatar en la propia Casa Blanca. Un consultor político y estratega del Partido Demócrata, Fernand R. Amandi, publicó en Twitter un montaje de dos fotos de los pasantes de Obama y Trump. El contraste conmociona y no deja lugar a dudas.
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La diversidad y multiculturalidad de los becarios y becarias que posan junto a Obama desaparece por completo en la imagen de los estudiantes que rodean a Trump. En la primera estampa prácticamente la mitad de los retratados son negros, algunos tienen rasgos asiáticos, incluso uno porta un turbante hindú. Sin embargo, en la segunda, tan solo se puede observar a un becario negro, relegado a la esquina inferior izquierda.
Trump apeló al discurso de “ley y orden” para intentar cosechar el próximo 3 de noviembre el voto del electorado conservador y blanco. Biden, por su parte, condenó la desigualdad ante la ley y la violencia policial contra los afroamericanos. Sin embargo, el jefe de Estado señaló el Talón de Aquiles de su rival demócrata: en 1994 escribió y votó la Crime Bill, un proyecto de ley impulsado por Bill Clinton que saturó las cárceles de presos y criminalizó, mayormente, a las minorías. Hoy, 2,3 millones de personas están detenidas en cárceles de los Estados Unidos. El 33% son afroamericanos, que, en total, representan apenas el 12% de la población adulta de Estados Unidos.
LD CP