INTERNACIONAL

Uruguay | Aciertos y fracasos, balance de la presidencia de Mujica

Por Sebastián Bandera | Le cederá el cargo a Tabaré Vázquez. Será el tercer gobierno consecutivo del Frente Amplio (FA). Galería de fotos

Para algunos, la administración de Mujica volvieron a colocar a Uruguay en las primeras planas del mundo y por supuesto a su presidente.
| CEDOC.

La realidad indica que José Mujica dejará de estar al frente del Ejecutivo uruguayo con una aprobación de su gestión cercana al 60%, según los datos divulgados por la consultora privada de ese país, CIFRA, en octubre de 2014. Esto se traduce en que votantes de otras orientaciones políticas respaldan su gobierno. Algo similar, aunque con cifras que rondaron el 70%, había acontecido con su predecesor, el Dr. Tabaré Vázquez, perteneciente a la misma fuerza política y actual presidente electo de Uruguay.

El fenómeno Mujica o “el presidente más pobre del mundo”, se mantuvo constante a lo largo de todo su mandato. Hay que reconocer que los ingredientes para llevar adelante la trama de una “novela perfecta” estaban dados: un ex guerrillero tupamaro, que había estado preso en condiciones infrahumanas por la dictadura uruguaya durante trece años (1972-1985), se convertía en presidente del pequeño país austral. Después lo que todos ya conocemos: la chacra de Paso de la Arena en las afueras de Montevideo, la “mascota presidencial”, Manuela, con sus tres patitas y un Volkswagen escarabajo color celeste de 1987 que recorrió las páginas de los principales y más prestigiosos periódicos del mundo.

En junio de 2012 el boom alcanzó magnitud global, cuando Mujica se presentó en la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible de Rio+20, sorprendiendo al mundo -no a los uruguayos- con un discurso filosófico de diez minutos contra el consumismo y el despilfarro de los recursos naturales. “No venimos al planeta para desarrollarnos solamente, así, en general. Venimos al planeta para ser felices. Porque la vida es corta y se nos va. Y ningún bien vale más como la vida.” Esa imagen lo hizo candidato al Premio Nobel de la Paz y se potenció en septiembre de 2013 con su histórico discurso de 45 minutos ante la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), donde nuevamente cuestionó al mercado y a la civilización de consumo: “Parecería que hemos nacido sólo para consumir y consumir y cuando no podemos cargamos con la frustración, la pobreza y la autoexclusión.”

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Sin embargo, en casa de herrero… A pesar de su prédica, en Uruguay se registraron índices de consumo nunca antes vistos, por ejemplo, durante los últimos cinco años la adquisición de vehículos 0km batió records una y otra vez en un país en el que comprar un auto puede resultar dos, o incluso tres veces más caro que hacerlo en Argentina o Brasil. Puertas adentro, Mujica mantuvo los lineamientos macroeconómicos trazados por la administración anterior, siempre bajo la lupa del vicepresidente, el Cr. Danilo Astori, ex ministro de Economía de Vázquez, rival de Mujica en las elecciones internas de 2009, y actual ministro designado por el presidente electo para ocupar nuevamente la cartera de economía durante el próximo lustro (2015-2020). Esos lineamientos son, en gran medida, los que le permitieron a Uruguay incrementar año tras año su producto bruto, así como aumentar la capacidad de consumo de los uruguayos. Paradójicamente se generó déficit fiscal equivalente al 3.5% del PBI, según datos oficiales de fines de 2014.

El gobierno de Mujica se caracterizó también por promover una apertura al mundo, creando un ámbito favorable para la inversión local y principalmente extranjera, y por la conquista de nuevos mercados para la colocación de los productos uruguayos.

En otro plano, la ampliación de derechos y libertades individuales mediante una legislación vanguardista e innovadora generó duros cruces entre el oficialismo y la oposición. La Ley que habilita el aborto por la sola voluntad de la mujer, vigente desde octubre 2012, es un claro ejemplo de esto y es preciso resaltar que con su aprobación se cierra un debate intenso sobre un tema muy sensible que permaneció durante décadas en el tapete político uruguayo post dictadura. El matrimonio entre personas del mismo sexo, habilitado en mayo de 2013 es otra de las medidas de gran relevancia que se han llevado a cabo en la era Mujica, y finalmente la más polémica de todas: la regularización del consumo, cultivo y comercialización de la marihuana con la participación del Estado uruguayo como garante de la producción y distribución del cannabis.

Todas estas medidas, volvieron a colocar a Uruguay en las primeras planas del mundo y por supuesto a su presidente José Mujica.

Para sorpresa de muchos, y además teniendo en cuenta el pasado al que fue sometido, Mujica optó por llevar adelante una política de “no revancha” para con las FFAA de su país, “A veces me doy cuenta que no me entienden, porque como estuve preso y tirado en los aljibes, parece que tendría que ser un tipo lleno de cuentas para cobrar, y como no las tengo, algunos se calientan. Yo no tengo cuentas para cobrarles a los viejos y menos lo voy a hacer con las generaciones que vivieron después, porque no tienen nada que ver con los disparates que se hicieron en el pasado. Comprendo que haya otras maneras de ver las cosas, pero esta es la mía.” Dijo Mujica refiriéndose al tema en una entrevista para el diario La República de Montevideo el 26 de enero. En 2011, ya había expresado públicamente su postura durante la condecoración que la embajada argentina en Uruguay le realizará a la ex vicecanciller María Bernabela Herrera Sanguinetti. En esa ocasión Mujica dijo que elegía sin olvidar el pasado “mirar hacia adelante”.

Esta política de mirar hacia adelante le valió duras críticas a él y a su ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, funcionario de extrema confianza y exdirigente tupamaro al igual que Mujica.

“Educación, educación y más educación…”, fueron las palabras de un Mujica entusiasta y optimista utilizadas en su discurso de asunción de mando, sin embargo vio frustrados todos sus intentos por independizar a la Universidad del Trabajo de Uruguay (UTU), así como su proyecto de creación de facultades en el interior del país y la incorporación del idioma inglés desde los primeros años de escolarización. “Fracaso”, es la palabra que el mismo mandatario utiliza para calificar y referirse a su gestión en ese plano. Aunque asegura que el debate sobre esos temas no concluyó y promete “dar batalla” desde su banca en el parlamento.

Otro tema de difícil digestión que despertó pasiones y duras críticas por parte de la oposición uruguaya, fue la política exterior con Argentina. Mujica heredó una relación binacional tensa, marcada por las duras políticas tanto de Néstor Kirchner, como de Vázquez. A pesar de ello, logró con Cristina Fernández lo que parecía imposible: la liberación de los pasos fronterizos. Por supuesto, a cambio de un gran favor político, Mujica finalmente aceptaría que Néstor Kirchner fuera designado Secretario General de la flamante Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), algo que Tabaré en su momento le había impedido, al por entonces diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires.

En todo momento Mujica supo comprender que la política de restricciones al comercio por parte del gobierno argentino respondía a una difícil coyuntura financiera que se mantiene en la actualidad. Por esa razón siempre apostó al diálogo. A pesar de ello y a raíz de la autorización por parte del gobierno uruguayo a que la pastera UPM (ex Botnia) incrementara su producción, el canciller Héctor Timerman amenazó con tomar represalias contra Uruguay. Inmediatamente la cancillería de uruguaya acusó al gobierno de Cristina Fernández de pretender “perjudicar injustificadamente al comercio, al turismo y los puertos uruguayos, así como las hidrobias de la región (…) en definitiva perjudicando también la integración regional.”

Algo podía empeorar, efectivamente. “Esta vieja es peor que el tuerto. El tuerto era más político, ésta es terca”, el presidente uruguayo lanzó la frase en la que hacía alusión a su par argentina y a su difunto esposo durante una conferencia de prensa realizada en Sarandí Grande, en el Departamento de Florida. Lo hizo dialogando en confianza con el intendente de esa localidad, Carlos Enciso, perteneciente al Partido Nacional (PN), y creyendo que los micrófonos se encontraban apagados. Graso error, no lo estaban y nuevamente un presidente uruguayo caía en la trampa del off. La frase no tardó en convertirse en viral en las redes sociales y sepultó definitivamente cualquier posibilidad de diálogo entre las dos naciones del Plata. A la semana y ante las constantes presiones por parte de la cancillería argentina, Mujica pidió disculpas casi a regañadientes. Lo hizo en su habitual transmisión radial matutina en la emisora M24, “Debo pedir sentidas disculpas a quienes pude lastimar en estos días por mis dichos y sobre todo que son como nosotros integrantes del sueño de patria grande y federal”.

Mujica también había hecho referencia en el exabrupto a los obsequios que la presidenta argentina le había entregado al recientemente nombrado Papa Francisco, con motivo de su entronización el día 19 de marzo de 2013, “A un papa argentino que vive 77 años le va a explicar lo que es un mapa, lo que es un mate… un termo”. Unos días antes, Pepe había decidido no asistir a la ceremonia argumentando que Uruguay es un país laico por definición, en el que la iglesia se encuentra separada del Estado desde comienzos del siglo XX, y que consideraba más oportuno que asistiera el vicepresidente Astori, que además profesa la religión católica.

Al final de su mandato Mujica siguió alimentando la vorágine de la prensa mundial con decisiones polémicas para la interna del país en un año electoral como lo fue el 2014. El recibimiento de un contingente de familias sirias -idea gestada por su Canciller y funcionario de extrema confianza Luis Almagro-, el asilo político a seis presos de la cárcel estadounidense de Guantánamo, en Cuba, así como su intento frustrado por mediar un proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), fueron los últimos mojones de Pepe en la palestra internacional.

José Mujica asumirá como senador, luego de devolverle la banda presidencial a Vázquez, tal como se lo había prometido aquel primero de marzo de 2010. Antes el 27 de febrero, en una humilde ceremonia institucional, se le hará entrega del pabellón nacional. “El Pepe”, apodo utilizado ya por propios y ajenos, se despidió de su cargo con una reflexión en la que se lo notó satisfecho por no haberse traicionado en sus principios más elementales: “…siento que el haber pasado por la presidencia, con lo que puede significar. No pudo herir nuestra humildad, nuestro modo de ver el mundo y la gente; ni pudo, a pesar de todo lo glamoroso que pueda parecer la institución presidencial, sacarnos de nuestro republicanismo más feroz” Dijo al finalizar una de sus últimas audiciones como Presidente de Uruguay.

El gobierno de José Alberto Mujica Cordano se enmarca en un proceso de transformación social mayor iniciado por la coalición de centro izquierda en 2005 hace ya diez años. Es indudable que logró la aprobación de leyes impensadas amparado en parte por la mayoría parlamentaria del FA, mantuvo políticas estructurales del partido de gobierno pensando a futuro. Otras cosas quedaron por el camino. No se pudieron llevar a cabo. Recibió críticas y halagos. Ostentó fama planetaria. Realizó discursos conmovedores. Fue contradictorio, inteligente, improvisado, por momentos desordenado. ¿Un gran presidente?, aún pocos se animan a arriesgar. Solo el tiempo lo dirá.

 

(*) Especial para Perfil.com