Desde Montevideo. Uruguay votará hoy, por primera vez en mucho tiempo, el mismo día que en Argentina, para tomar tres decisiones fundamentales respecto de su vida pública: quién será su próximo presidente, cómo quedará conformado el Parlamento y qué sucederá con una polémica reforma constitucional que endurece la de seguridad y prevé utilizar militares en el combate al delito.
Sobre el primer punto, las encuestas coinciden en que el Frente Amplio vencerá, en que el Partido Nacional saldrá segundo, y en que luego vendrán el Partido Colorado y el flamante Cabildo Abierto, que, invirtiendo muy poco dinero, logró un lugar de privilegio sobre la base de la atracción que sobre buena parte de los votantes ha ejercido Guido Manini Ríos, un militar católico, nacionalista y de derecha dura –sobre todo en derechos humanos– que ha mantenido una agria relación con el presidente socialdemócrata Tabaré Vázquez.
Respecto del segundo punto, como el socialista Daniel Martínez no tiene el carisma de Tabaré Vázquez ni de José “Pepe” Mujica, y debe enfrentar el desgaste que el Frente Amplio ha acumulado a lo largo de 15 años, y que se manifiesta en la política de seguridad, en serios desencuentros con otros sectores de la coalición y en el silencio cómplice del Poder Ejecutivo en relación con la dictadura de Maduro, se da por descontado que no podrá superar el 50% de los votos que le permitiría evitar una segunda vuelta.
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Finalmente, es muy difícil determinar si se aprobará la reforma constitucional Vivir sin Miedo, algunos de cuyos elementos, como los allanamientos nocturnos, han sido severamente criticados y hasta provocaron una marcha de repudio hace pocos días en Montevideo.
Propuesta por el senador nacionalista Jorge Larrañaga, Vivir sin Miedo propone crear una Guardia Nacional formada por hasta dos mil militares, que colabore con la policía para “velar por el cumplimiento de la Constitución y las leyes” y combatir el narcotráfico y el crimen organizado.
Con ganas. El sociólogo y consultor político Federico Irazábal afirma que hace más de quince años que no encuentra tanta expectativa y ganas de ir a las urnas en un pueblo que siempre fue muy politizado y, como decía el caudillo Wilson Ferreira Aldunate, “votador”.
Que la elección sea competitiva es uno de los factores que explican este fenómeno, dice el analista, que explica a PERFIL: “Pese a que está claro el orden de los contendientes, al Frente le va a costar superar el 40% de los votos, y para llegar a la segunda vuelta con cierta confianza necesita al menos dos puntos más”.
“Además, creo que la performance del Partido Nacional va a mejorar hasta aproximadamente el 28%, con algunos votos colorados y otros de Manini que, de algún modo, adelantarán lo que hubieran hecho en el balotaje”, agrega.
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Según el consultor político, la eventual segunda vuelta “estará muy peleada, y a mi juicio el ganador se impondrá por menos de cuatro puntos. Pero atención: que no sea favorito el Frente no significa que sea improbable que gane, porque un porcentaje minoritario pero firme de Cabildo Abierto y otro del Partido Colorado prefiere votar a Martínez antes que al Partido Nacional”.
En conclusión: la victoria que el Frente Amplio obtendrá hoy podría ser pírrica y, si eso ocurriera, acabaría con un ciclo histórico. Pero mientras Lacalle Pou y Daniel Martínez aguardan con más ansiedad que nadie el destino espejado que inevitablemente les espera, es necesario volver a recordar aquella milonga de Borges que reza: “El sabor de lo oriental con estas palabras pinto/ es el sabor de lo que es igual y un poco distinto”.
Comparando la estabilidad financiera, el entusiasmo ciudadano y el republicanismo a cada lado del río, parece difícil darle la razón. Pero, como escribió el maestro, el final podría ser coincidentemente luminoso: “Milonga para que el tiempo vaya borrando fronteras/ por algo tienen los mismos colores las dos banderas”.
