El próximo miércoles Washington amanecerá militarizada, con un presidente dejando la Casa Blanca y otro jurando en las escalinatas del Congreso. Con 21.000 soldados de la Guardia Nacional desplegados y barrios enteros atrincherados, la capital de los Estados Unidos estará bajo un fuerte operativo de seguridad ante las amenazas de nuevas manifestaciones y ataques de seguidores de Donald Trump antes y durante la ceremonia de investidura del presidente electo, Joe Biden, el próximo 20 de enero.
“Estamos preocupados por los riesgos de violencia durante las numerosas manifestaciones previstas en los próximos días en Washington y frente a los edificios gubernamentales en los estados”, explicó el director del FBI, Christopher Wray. Durante una reunión con el vicepresidente Mike Pence, Wray mencionó “una cantidad importante de discusiones inquietantes en internet”. “Actualmente, vigilamos las llamadas a manifestaciones armadas”, aseguró el funcionario.
Según un informe interno del FBI citado por medios estadounidenses, un “grupo armado identificado” podría “asaltar” edificios gubernamentales en los 50 estados del país y en la capital en los próximos días. Las autoridades tienen en la mira al movimiento de extrema derecha Boogaloo, que aboga por la guerra civil para derrocar al gobierno.
Varios estados tomaron medidas de precaución movilizando a efectivos adicionales de las fuerzas del orden para proteger las sedes de gobierno. En Washington, habrá más militares que en Irak y Afganistán juntos, según indicó el jueves el general Daniel Hokanson, jefe de la oficina de la Guardia Nacional en el Pentágono.La misión de los reservistas estará limitada, sin embargo, a un apoyo logístico a la policía y solo estarán autorizados a realizar detenciones como un recurso de “última instancia”, según el Departamento de Defensa.
Tensión. Trump confirmó el miércoles que había sido informado de “amenazas potenciales en los próximos días, en Washington y en el país”. Tras instigar a sus seguidores a “luchar” para que el Congreso objete los resultados de las elecciones, el presidente saliente llamó a sus seguidores a la calma. “Insto a que no haya violencia, no se cometan delitos y no haya vandalismo”, pidió. Tanto en Washington como en los estados vecinos de Maryland y Virginia, las autoridades intentaron disuadir a la población de asistir a la investidura, que tendrá lugar en la escalinata del Congreso. El centro de la ciudad estaba vigilado por la policía y protegido por vallas, en ocasiones rematadas con alambre de púas, como alrededor del Capitolio.
Trump dejará el poder la Casa Blanca el miércoles por la mañana y no irá al traspaso de mando
El tráfico de autos y los transportes se verán afectados también por el dispositivo de seguridad. Las autoridades están considerando igualmente cerrar al público el extenso césped del National Mall, donde miles de visitantes suelen aglomerarse para presenciar en vivo la investidura.
Congreso. La policía y el ejército fueron muy criticados por los fallos de seguridad el 6 de enero en el ataque al Capitolio. La jefa de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, anunció ayer una auditoría de la seguridad del edificio, que estará a cargo del general retirado Russel Honoré. “Para proteger nuestra democracia ahora debemos someter a la seguridad del Capitolio a un escrupuloso examen. Sufrimos un asalto que puso en peligro vidas y traumatizó a miembros del Congreso y empleados”, dijo la líder demócrata. Honoré, responsable de las operaciones de asistencia durante el huracán Katrina en 2005, será el encargado de esa “inmediata auditoría”.
El asalto del Capitolio dejó cinco muertos, entre ellos un oficial de policía. Los congresistas tuvieron que ser evacuados o mantenerse tendidos en el piso del hemiciclo de la Cámara, mientras los simpatizantes del presidente asaltaban el hemiciclo.
La invasión derivó en un proceso de impeachment a Trump por “incitación a la insurrección”. Los diez legisladores republicanos que votaron a favor disponen desde entonces de una protección reforzada. “Los colegas se desplazan ahora con escoltas armados”, contó el jueves uno de ellos, Peter Meijer, en MSNBC. “Pensamos que hay gente que podría intentar matarnos”, añadió.
Adiós. Trump no estará presenta en la asunción de Biden. Según informaron varios medios de comunicación, partirá de Washington el miércoles por la mañana, horas antes de la toma de posesión. El mandatario republicano volará a su club Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, donde tiene su residencia.
Querían "capturar y asesinar"
Los fiscales estadounidenses creen que los seguidores del presidente Trump planeaban “capturar y asesinar a funcionarios electos” en su ataque al Capitolio la semana pasada, según la investigación judicial contra Jacob Chansley, el chamán de QAnon que entró al Congreso con el torso desnudo y unos cuernos en la cabeza.
“Pruebas sólidas, incluidas las propias palabras y acciones de Chansley en el Capitolio, respaldan que la intención de los alborotadores era capturar y asesinar a funcionarios”, acusaron los fiscales. Chansley, de 33 años, dejó una nota para el vicepresidente Mike Pence, en la que decía: “Es sólo cuestión de tiempo, la justicia está llegando”. Si bien el imputado aseguró que no fue una amenaza, acusó al líder republicano de formar parte de una red de pedofilia infiltrada en el Gobierno, una de las usuales teorías conspirativas de QAnon, un grupo de extrema derecha que se extendió en los foros de 4chan. Chansley, que comparecerá ante los tribunales en los próximos días, también pidió que el presidente lo indulte. Los fiscales solicitaron su detención ya que existe “riesgo de fuga y peligro para la comunidad”.