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Hamburguesa

Del pekinés a la persiana, de la chilena a los canarios

Hamburguesa
Cloudy with a Chance of Meatballs | Phil Lord & Christopher Miller, 2009

El carismático perro pekinés fue alguna vez el favorito de los emperadores chinos; tenían privilegios reales y aparecen retratados en muchas obras de arte. El canario era una avecilla típica de las Islas Canarias, que curiosamente reciben su nombre de otro animal, el can: según parece, al llegar por primera vez allí los romanos, las encontraron repletas de perros salvajes. La mayonesa es una salsa fría cuyo nombre alude al puerto de Mahón, en las Islas Baleares. La persiana era usada en Persia; la cortina veneciana, en Venecia; la otomana, esa especie de taburete acolchado, en Turquía. La macedonia o ensalada de frutas alude confusamente a esa región de los Balcanes, un auténtico crisol de pueblos y naciones. No se sabe si la milanesa fue probada por primera vez en Milán; hay certeza, en cambio, sobre que la milanesa napolitana no tiene nada que ver con Nápoles, sino que fue creada en un restaurante de Buenos Aires. La chilena, esa jugada de fútbol donde el jugador golpea a la pelota de espaldas al arco y haciendo un acrobático movimiento con sus piernas, fue usada por primera vez por un jugador de Chile, en un torneo sudamericano a principios del siglo. Sobre la hamburguesa hay muchas dudas. Picar la carne menos favorecida y darle forma de disco antes de asarla no parece una idea tan extraordinaria que deba ocurrir una única vez en las mentes de los hombres; posiblemente haya tenido muchos orígenes. El nombre parece haber surgido en Nueva York, a partir de inmigrantes alemanes; quizás conocieron la receta en su Hamburgo natal, quizás simplemente cedieron su nombre para la posteridad.

 

(En la imagen, Flint trata de atrapar una hamburguesa que cae del cielo. En Cloudy with a Chance of Meatballs, de Phil Lord y Christopher Miller, 2009.)

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