MEDIOS
Pandemia

L'Osservatore Romano de esta semana: "Gratitud ante quienes se entregan sirviendo"

En este número semanal se destacan las Homilías, Ángelus y Misas del papa Francisco.

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Nueva del Osservatore Romano. | Cedoc

En esta nueva edición semanal del L´Osservatore Romano en español, como siempre se publican completas las Homilías, Ángelus y Misas del papa Francisco. La portada misma de esta edición ilustra sus palabras más sentidas: “Gratitud ante el testimonio silencioso de quienes se entregan sirviendo”.

Además de todo este material oficial de la Santa Sede, sin dudas que el reportaje que la directora de esta publicación, la argentina Silvina Pérez, le efectuó al sacerdote argentino en Mozambique, padre Juan Gabriel Arias en Mozambique es muy relevante y revelador. Este cura muy cercano al papa Bergoglio, y que hace un par de meses estuvo en Buenos Aires, enfrenta quizá la cara más atroz y desconocida de esta pandemia mundial. Este reportaje que se incluye en la página 7 comienza expresando que: Mientras la crisis sanitaria del coronavirus absorbe la atención y los recursos de los países ricos con la fuerza de una centrifugadora, la otra mitad del planeta espera con tensa preocupación lo que se les viene encima. África ha sido el último gran continente del mundo al que ha llegado la pandemia. Allí el coronavirus se ha ido colando y cada vez hay más regiones con casos.

Para algunos países del continente, el coronavirus puede ser una tormenta perfecta con forma de problema sanitario y, sobre todo, de crisis económica para la que carecen de red de seguridad. «Si el Coronavirus se extiende por Mozambique, esto va a ser una verdadera catástrofe», cuenta padre Juan Gabriel Arias un sacerdote misionero argentino de la misión San Benedicto de Mangundze, “pocos y servicios como el agua corriente son un lujo. El coronavirus llegó a decenas de países africanos y las previsiones de los expertos son funestas. “La gente tiene miedo de caer nuevamente en una situación similar a la que han vivido durante la época de la guerra, cuando todas las familias tenían un familiar o un ser querido muerto. Piensan que va a ser igual y hay mucho miedo y mucho temor entre la población de «morir abandonados como perros». Tienen miedo, además, porque entienden que el sistema de salud no está en condiciones de hacer frente a una crisis de tal magnitud. Recordemos que cuando hay algún brote de cólera o algún problema por el estilo no hay camas necesarias para todos.” Continúa diciendo el padre Arias que “En muchos países de África, lavarse las manos ya era un lujo, ahora es peor. Con la pandemia golpeando a la puerta, ese lujo es una necesidad urgente. Y sabemos que el agua es uno de los elementos más importantes para luchar contra el contagio del virus, y aquí es un bien escaso. En mi aldea, el agua se obtiene de un pozo en donde hay una sola bomba y donde acuden madres y niños. Se concentran todos alrededor de esa fuente de agua, lo que la convierte en un peligroso foco de contagio.

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No sólo porque todos tocan la barra de la bomba, sino porque se junta mucha gente. Otro tema importante es la prevención. Acá no hay electricidad y por lo tanto ni TV ni radio. Y la gente no sabe cómo prevenir. Hemos formado un primer grupo de jóvenes, para difundir los comportamientos adecuados para la prevención frente al coronavirus, y en estas horas están ya brindando información a las familias dejando un folleto explicativo durante las visitas en las casas. Cada día, una zona.” Consultado por Silvina Pérez y dado su conocimiento de que el padre Arias ha estado en primera línea desde hace tiempo, ha visto guerras, epidemias y desastres naturales, si  ¿piensa suspender su actividad en Mozambique en este momento?, el padre responde sin dudar: “Jamás. Si llega la epidemia tengo que estar junto a mi comunidad para dar la extremaunción o despedir a «nuestros» muertos en los funerales. Y si me va la vida en eso, que así sea. Qué mejor que dar la vida ejerciendo mi servicio sacerdotal”.

J.D. /  CP