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L'Osservatore Romano de esta semana: "Reavivar la llamada a ser evangelizadores"

En este número semanal se destacan dos artículos de pluma argentina además de las homilías y discursos del Papa Francisco.

Nueva edición del Osservatore Romano.
Nueva edición del Osservatore Romano. | Cedoc

En este número semanal de la edición en lengua española del L'Osservatore Romano, además de las homilías y discursos del Papa Francisco, ofrecidos en forma completa y oficial, se destacan dos artículos de pluma argentina.

El primero de ellos es una profunda reflexión del decano de la Faculta de Teología, Carlos María Galli, a un mes de la partida del Padre Juan Carlos Scannone. El artículo que lleva como título “Un filósofo y un teólogo argentino y latinoamericano” traza una semblanza en un tono muy cercano de quien fuera profesor de griego del entonces seminarista Jorge Mario Bergoglio. Galli destaca que “El Padre Juan Carlos tenía un vasto saber humanístico, filosófico y teológico. Conocía el pensamiento de muchos grandes filósofos del pasado y el presente, Su erudición iba de la mano de su creatividad. Su lúcida mirada de fe, que potenciaba el ejercicio de su poliédrica racionalidad, iba de la mano de su corazón pastoral, como se percibió durante años en la Eucaristía dominical que celebraba en el Barrio Manuelita de San Miguel, en una de las tantas periferias del Gran Buenos Aires, planteó la conversión a los pobres como un nuevo punto de partida de una filosofía latinoamericana centrada en la lógica de la gratuidad, como recordó Francisco en la encíclica LAUDATO SI.  En los últimos años, a través de numerosas publicaciones, el Padre Scannone ayudó a comprender el pensamiento y el magisterio del Papa Francisco. Basta citar su último libro La teología del pueblo. Raíces teológicas del Papa Francisco, traducido a varias lenguas, que ayuda a conocer la teología argentina contemporánea”.

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El segundo, corresponde al presbítero protestante Marcelo Figueroa, quien tomando como base el reciente discurso del papa Francisco ante los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, reflexiona acerca de la “grieta”, “binarismo”, “polarización”, “reduccionismo” que afecta nuestro país y Latinoamérica. El mismo papa Francisco califica en ese discurso estos obstáculos como “polarización”, de allí que artículo denuncie este fenómeno como un pecado o una enfermedad latinoamericana. Figueroa destaca, citando reiteradamente el discurso del Papa Bergoglio que “La necesidad de dividir el pensamiento, las personas, los sectores sociales de manera dicotómica generalmente se producen desde altas esferas del poder y luego se “bajan” como una epidemia a toda la población.

Es el pecado de la desintegración que busca arrinconar las ideas y los pueblos y que tristemente es funcional a diferentes formas de violencia económica, social y política. Se trata de la antigua formula del fundamentalismo del odio que se siembra sin descanso en las trincheras del alma de los pueblos para generar una guerra casi intangible pero difícil de desarraigar. El odio social polarizado es generador de viejos y nuevos males que como también menciona Francisco en ese discurso produce “tensiones e insólitas formas de violencia que empeoran los conflictos sociales y generan graves consecuencias socioeconómicas y humanitarias”.

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El ejemplar también incluye un duro mensaje de los obispos mexicanos sobre los flagelos que representa la guerra como una derrota para la humanidad, destacando que la paz siempre será un horizonte alcanzable para todos basándonos en el derecho internacional, la solidaridad entre los Pueblos, y en el respeto de cada semejante y de nuestra Casa Común. Este llamamiento denominado “No a la guerra ni a la violencia”, se inscribe en referencia a los recientes acontecimientos bélicos en el Oriente Medio y a la inestabilidad social del país centroamericano afligido por los sangrientos enfrentamientos entre los cárteles del narcotráfico, y comprometido en hacer frente a un aumento significativo del número de migrantes procedentes de otros países, que a menudo son víctimas de abusos o secuestros.

Finalmente, y un mismo sentido, se incluye un pronunciamiento del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), que bajo el nombre “Caminemos juntos por la paz del mundo”, rechaza toda forma de violencia y de fractura social, llamando a las grandes naciones del mundo, en especial a sus gobernantes, al respeto mutuo, a la concordia y el buen entendimiento, a no escatimar esfuerzo alguno para evitar un escenario de mayor tensión.