En diálogo con Jorge Fontevecchia para Radio Perfil, Daniel Artana, economista, destacó qué hay una creencia en la política Argentina de que si existe un déficit fiscal “te va bien igual” y que eso es como querer “desafiar la gravedad”. Además, subrayó qué no hay qué “negar el esfuerzo” ya que es una condición para poder “desarrollarse”.
JF: ¿Cómo imaginas que puede reaccionar una sociedad a un aletargamiento tan continuo de la recesión?
DA: Argentina, lejos de simplificar la caída en el nivel de vida de buena parte de nuestra sociedad, obedece a esta que es una economía que hace mucho tiempo que no crece. Tuvo un crecimiento bueno hasta el año 2011, después de la crisis del 2001, y a partir de ahí estamos dando vuelta alrededor de un nivel de actividad muy malo, más allá de que con la pandemia se complicó, pero no hay un crecimiento sino idas y venidas alrededor de un nivel que está hace más de diez años más o menos en el mismo lugar. Sumale el segundo elemento, que es una inflación que vino subiendo en escalones desde que salimos de la convertibilidad. Ahora estamos en un escalón del 50 y yendo a uno de 60 y quizás un poco más. La combinación de inflación alta y economía estancada es letal para el nivel de vida de la gente de menos recursos y de la clase media.
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JF: ¿Creés que en ese sentido, las sociedades se van acostumbrando? ¿Hay un punto en el cual, las expectativas terminan siendo un factor económico en el que las personas se resignan y finalmente ceden? ¿O creés que puede haber un ímpetu de reclamo para una distribución distinta?
DA: Eso es difícil de decir, pero Argentina en algún momento tuvo un nivel de vida que estuvo entre los diez países más ricos del mundo. La decadencia es mucho más pronunciada. Mientras Latinoamérica mejoraba, nosotros empeoramos y hoy nos superó Uruguay, Chile y varios países más. Eso en parte tiene que ver porque ellos lograron ganar la batalla contra la inflación y en general tuvieron un crecimiento insuficiente para las expectativas de sus poblaciones. Claramente es mejor que este estancamiento en el que vivimos hace mucho tiempo. Hoy, los salarios en dólares en el país son una miseria comparado con otras naciones de la región. En general, Latinoamérica logró evitar o reducir mucho esa volatilidad que era muy común en los ´70 y los ´80. Esto viene asociado a que estos países ordenaron, en términos relativos, sus cuentas fiscales o consiguieron financiar el déficit fiscal local, logrando una menor inflación con la aplicación de políticas macroeconómicas razonables. Argentina, lamentablemente, no pudo lograr eso desde hace mucho tiempo.
JF: ¿Estudia la economía el efecto de la voluntad? ¿Qué significa que un país haya sido la octava economía del planeta y que los abuelos recuerden que tenían esas oportunidades y luego pasan los últimos años en recesión? ¿La gente se resigna?
DA: No sé si la gente se resigna. En la Argentina tenemos una parte de la dirigencia política y sus votantes no creen en la ley de gravedad. Tuvo que venir el presidente de Chile que está mucho más a la izquierda de lo que ha estado un presidente de Chile desde los últimos 50 años, a decirle que el equilibrio fiscal no es de derecha, es de sentido común. Una parte de la dirigencia política cree que con el déficit fiscal te va bien y que si lo financias con emisión monetaria, mejor. Hay una parte de nuestra sociedad que quiere desafiar la ley de la gravedad y que después llega a su casa y obviamente no pueden gastar más de lo que les ingresa. También se ha perdido aquí que es que la clave es progresar en base al esfuerzo. Una cosa es que vos tengas medidas de contención para la gente que tuvo la desgracia de tener padecimientos desde muy chicos y para ello tenés un montón de programas públicos, desde la educación, la salud pública o hasta programas de contención de la pobreza. Eso no quiere decir que la forma para desarrollarse como sociedad pase por negar el esfuerzo.
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JF: ¿Qué perspectiva tenés para los dos años que le quedan a Alberto Fernández? ¿Va a poder cumplir con el FMI con una presión política dentro de su propio partido?
DA: Vos podés impulsar el consumo todo lo que quieras pero algún día te chocas contra las restricciones de que se te acaban los dólares. Y la verdad es que el Banco Central tiene pocos dólares y los que ha conseguido reforzar ahora en el marco del acuerdo con el FMI tiene restricciones para patinarselos como hicieron el año pasado en el camino a la campaña electoral. Entonces dependés más de la fortuna. Más allá de lo económico es central el lío que tienen ahí dentro la coalición política que nos gobierna. En circunstancias complejas como la inflación tan alta que tiene la Argentina y donde necesariamente tenés que ordenar si querés bajar esa inflamación, llámalo ajuste, llámalo como quieras. La realidad te impone el ajuste. La pregunta es si la política está para hacer el ajuste y que sea ordenado. Sino es desordenado como estamos viviendo ahora, con una inflación que de 5 probablemente se vaya a cerca de 6 en marzo. Ese ajuste desordenado es el que termina pagando desproporcionadamente la gente de menos recursos. Pero si se mantienen unidos, y se dan cuenta que tienen que elegir el mal menor, porque no hay una alternativa buena, puede ser más ordenado hasta final del año 2023.