Mientras el calor no da tregua, otro fantasma asoma en el horizonte: el 46% del territorio de la Unión Europea, más el Reino Unido, corren el riesgo de sufrir una inminente sequía por la falta prolongada de lluvias, según la Comisión Europea. Francia, Rumania, España, Portugal e Italia elevaron el nivel de alerta. La escasez de agua debilitará la vegetación y los cultivos. También se ven afectados Alemania, Polonia, Hungría, Eslovenia y Croacia.
La cuenca del Po, en Italia, enfrenta el nivel más alto de sequía. Y así sucesivamente. En España, los volúmenes almacenados en los embalses están en un 31%, por debajo de la media de la última década. En Portugal, la energía hidroeléctrica almacenada en embalses se encuentra en la mitad del promedio de los siete años anteriores. Circunstancias propicias para los incendios forestales.
En plena ola de calor, Alemania se prepara para el invierno
Por la escasez de lluvias, la descarga de los ríos en varios países se ve gravemente afectada y los volúmenes de agua almacenados también se agotan. La falta de precipitaciones reduce en forma significativa el agua del suelo. Eso dificulta que las plantas extraigan el agua que necesitan y provoca problemas generalizados en la vegetación, concretamente en las tierras bajas de Italia; el sur, centro y oeste de Francia; el centro de Alemania; el este de Hungría y Portugal, y el norte de España.
La producción de energía de las centrales hidroeléctricas hasta comienzos de julio fue inferior al promedio de 2015 a 2021 en muchos países europeos, especialmente en Italia, Francia y Portugal. Lo mismo ocurre con los embalses hidroeléctricos de Noruega, España, Rumanía, Montenegro y Bulgaria, entre otros. En resumen, el cambio climático y su interrupción del ciclo de agua no sólo perjudican a la agricultura y la ganadería, sino también a la vida en el planeta.
JL PAR