La dinámica de lo impensable. Corea del Norte, supuestamente invicto de la ola de coronavirus, enfrenta una explosión de la variante Ómicron dentro de sus herméticas fronteras. El líder, Kim Jong-un, criticó con dureza a su propio gobierno por la pandemia, que ha matado a 50 personas y ha contagiado a 1.213.550 personas en un país que, al igual que Eritrea, no ha suministrado vacunas.
Kim culpó a las farmacias por no estar abiertas durante las 24 horas del día, denunció a las instituciones estatales y decretó la movilización del ejército para hacer frente a la escasez de medicamentos. Se trata, dijo, del reto más importante que ha sufrido el régimen creado por su abuelo desde su fundación, hace más de 70 años.
Corea del Norte sufre la insuficiencia de suministros debido al bloqueo fronterizo. Espera el salvavidas de su padrino y principal socio comercial, China. No ha respondido a la oferta de ayuda del presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, que tiene previsto recibir el viernes a su par de Estados Unidos, Joe Biden.
"El Covid pone de rodillas al régimen norcoreano, que ya confirmó 50 muertes y miles de enfermos"
El desfile militar organizado el 25 de abril pudo haber sido el origen del brote. Miles de coreanos celebraron ese día el 90º aniversario de la fundación del Ejército Revolucionario Popular de Corea. Ni los participantes ni los espectadores llevaban mascarillas. El público se agolpó en la plaza Kim Il-sung, de Pyongyang, para ver pasar a los soldados y vitorear a los tanques, los lanzacohetes y los misiles balísticos intercontinentales.
CB PAR