Lamentablemente para la historia mundial, uno de los más grandes y eficaces propagandistas políticos fue el nazi Joseph Goebbels. Frente a los momentos de crisis él recomendaba algo que nos resuena en los tiempos que corren. “Si no puedes negar la mala noticia, inventa otra que la tape. Si no puedes inventarla, encuentra un culpable y hazlo pagar frente a la gente”. ¿Cómo se relaciona esto con lo que sucedió ayer en el Senado y con lo que sucedió en los últimos días con el dólar? Esto vamos a intentar desentrañar en esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Hace apenas una semana, el 2 de julio, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, se reía de quienes decían que el tipo de cambio estaba atrasado e hizo un desafío retando a quienes pensaran esto a que compren dólares para poder ganar dinero. “Comprá campeón”, fueron sus palabras. Desde ese momento a la actualidad, el dólar blue subió 50 pesos y el oficial 30. Obviamente no fue todo culpa de la frase canchera de Caputo, porque el clima pre electoral de incertidumbre, el informe del JP Morgan que aconsejaba retirar activos de Argentina hasta fin de año y las vacaciones de invierno hicieron que quienes podían comprar dólares, lo hayan hecho.
Luego de esto, la actitud del ministro de Economía cambió y junto al periodista cercano a la Casa Rosada, Alejandro Fantino, pusieron en pie la teoría de que los gobernadores y la oposición estaban votando leyes con impacto fiscal para desestabilizar al Gobierno, romper el equilibrio fiscal y que esto impacte en los mercados, subiendo el dólar y el riesgo país.
De esta manera, se pasó de no poder ocultar los problemas económicos del Gobierno y atribuirles todas las consecuencias de un esquema basado en el endeudamiento externo a la oposición. En lugar de que los problemas sean intrínsecos, que sean creados por otros. Esta teoría conspirativa fue sostenida por el propio Presidente, cuando en una nota con Majul dijo que “todos los gobernadores querían destruir al Gobierno”.
¿Por qué los gobernadores impulsaron la sesión de ayer en el Senado y no lo hicieron antes? ¿Hay algo de la teoría conspirativa que sea cierto? Bueno, si hay algo. Que las leyes votadas ayer tienen impacto fiscal, pero la enorme mayoría de las leyes tienen impacto fiscal, pero todas las leyes que implican algún elemento material tienen impacto fiscal. Decir esto es como no decir nada, es una verdad general.
Volviendo a la primera pregunta de por qué ahora los gobernadores se pusieron de acuerdo entre sí y no lo hicieron antes, la respuesta podría ser más sencilla de lo que parece. Antes los gobernadores quisieron negociar con el Gobierno para recibir ayuda de coparticipación, a cambio de apoyar leyes del oficialismo. Gracias a esto el Gobierno logró aprobar varias de sus iniciativas y, a pesar de tener muy pocos diputados y senadores, pensar que tenía todo el poder en el Congreso.
Además, los gobernadores no se enfrentaban directamente a Milei porque el libertario había tenido una gran votación en el interior del país. Los mandatarios provinciales prefirieron ser pragmáticos para sostenerse en el poder bajo la excusa de tratar de mejorar los intereses de sus provincias, pero esencialmente por temor a enfrentar un presidente con altos índices de aprobación.
Vale recordar que, al comienzo de la presidencial, Milei retó a los gobernadores diciéndoles que los iba a “hacer arrastrar por el piso pidiéndole por favor que le enviaran recursos”. Inicialmente, los gobernadores le temieron a ese presidente impredecible.
Como era esperable, se cancela obra pública, las rutas provinciales están destruidas, las cuentas de los gobernadores languidecen por la falta de fondos y la cercanía con el Gobierno no dio los frutos esperados. Y también, como se podría pronosticar, a pesar de que esos gobernadores ayudaron a la gestión libertaria a conseguir los votos que no tenía, el Gobierno armó listas en sus territorios con el sello de La Libertad Avanza para competirles.
Es decir, luego de ver cómo Milei trató a Macri, su principal aliado, a quien le sacó el apoyo parlamentario para sus leyes y luego lo derrotó en su propio territorio para intentar subsumirlo a sus listas en la provincia de Buenos Aires, sin siquiera admitir el sello PRO en la boleta, los gobernadores probablemente vieron que su destino sería similar. Pelearse con todos termina tiene su costo para el Presidente, considerado ya un mal pagador. De cualquier forma, hay que decir que ni el PRO, ni Macri, ni los gobernadores podían haber esperado otra cosa. Estaba claro cuál era el camino de Milei desde el primer día.
A esto, tal vez se genere otro elemento. La experiencia de los argentinos con el ajuste de Milei ya lleva más de un año y medio y no produce efecto de derrame, salvo en un porcentaje pequeño de la población, y que en las elecciones provinciales que hasta ahora se adelantaron, el Gobierno no alcanza más de un 30% de apoyo. Es decir, no se corrobora ese 50% de aprobación que tendría el Presidente. Es decir, no es un proyecto hegemónico. Veremos si eso se produce en los comicios nacionales. Muchos de los gobernadores son más populares en sus provincias que el propio Presidente.
Ahora, podemos preguntarnos, independientemente de las necesidades que pueden tener los jubilados, las personas con discapacidad o las cuentas provinciales, ¿qué grado de responsabilidad fiscal tiene lo que se votó ayer? ¿Cuánto cuestan las leyes votadas ayer en el Senado como porcentaje del PBI?
"Las leyes que están mandando representan 2 puntos y medio", declaró el ministro Caputo esta semana, y aseguró: “La cuestión no es los jubilados, ni el ATN, es romper el equilibrio fiscal, que es lo que hace que hoy Argentina sea un país estable”.
Tenemos que hacer una salvedad. Acá Caputo está hablando de todas las leyes, pero ayer de las cinco que se votaron, hay tres que ya tienen la sanción de ambas cámaras. Luego las de las provincias propiamente dicha, la Coparticipación del Impuesto a los Combustibles Líquidos y la Coparticipación automática de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), les falta la aprobación de Diputados.
Según el Centro de Economía Política (CEPA), todas estas leyes están más cercanas al 2% del PBI, pero independientemente de la diferencia entre el criterio de Caputo y el de CEPA, es realmente un porcentaje considerable. Esto no significa que no deban aprobarse, significa que hay que discutir prioridades. Lo que pasa es que el Gobierno no tuvo la actitud de hacerlo. Cuando desde la oposición le piden diálogo se les responde que son “ñoños republicanos”. Vale recordar la actitud del Gobierno al comienzo, cuando no logró aprobar el primer proyecto de la Ley Bases. En lugar de negociar, la levantó. La vocación negociadora del Gobierno es nula.
Nosotros siempre defendimos la importancia del intercambio político entre corrientes políticas que piensan distinto. La política está construida para armonizar las diferencias naturales de una manera democrática y pacíficas. Que hay que tomar decisiones importantes y que las acusaciones de mandriles y las teorías de complots no funcionan.
En esta línea, podemos preguntarnos qué sucede con el PRO y qué es el PRO hoy en día. Es decir, el partido dirigido por Mauricio Macri acaba de cerrar un acuerdo con los libertarios en provincia de Buenos Aires, pero luego las leyes también se aprobaron gracias a los senadores que responden a los gobernadores del PRO, Rogelio Frigerio y Nacho Torres. Además, Guadalupe Tagliaferri también acompañó, aunque ella es del ala larretista.
¿El PRO es el de Frigerio que se reúne en el mismo zoom que Kicillof y es llamado “mandril que quiere destruir el Gobierno por el Presidente, o es el PRO de la alianza con los libertarios? Probablemente sea el mismo, pero con diferentes tácticas. Tal vez, Macri entienda que deba fortalecerse o tener una actitud defensiva en suelo bonaerense con la Libertad Avanza y a la vez, consolidar el perfil opositor en las provincias donde las cuentas aprietan y ser correa de transmisión del ajuste de Milei sea impopular.
Hay off de gente cercana al jefe de PRO que afirma que Macri ve vencedor a Milei en octubre, pero lo ve derrotado en 2027. Si esto efectivamente fuera así, tal vez se esté tragando su orgullo y empieza a diferenciarse más adelante con posiciones ganadas gracias a su juego de aliado y opositor simultáneo.
En Estados Unidos existe el neologismo “frenemies”, de "friends” y “enemies”, que es común en la política norteamericana. Nosotros ya comentamos en este programa la idea de que el PRO solo se debatía si pelearse en septiembre o pelearse en diciembre. Es decir, que aquellos diputados que terminen siendo electos en el territorio bonaerense en la alianza con LLA, rompan con el oficialismo en diciembre y se sumen a los diputados de Frigerio o Torres.
Victoria Villlarruel también es una incógnita. La vicepresidenta habilitó la sesión de ayer en el Senado, cuando podría haber seguido las órdenes del Gobierno e intentar boicotearla, aunque la sesión hubiese avanzado. De esta manera crece su perfil de política de derecha, pero respetuosa de las instituciones. La autora de su biografía no autorizada titulada “La Generala", Emilia Delfino, dijo que hay personas cercanas a Villarruel que opinan que Milei no termina su mandato y se preparan para un recambio.
“Russo cree que Milei no llega a cumplir el mandato. Hay un ambiente conspirativo alrededor de Villarruel. Lo llamativo es que, en las últimas semanas, la trae devuelta a Rucci al equipo para construir políticamente desde el peronismo”, dijo Delfino en un reportaje.
Cuando se refiere a Russo, está hablando de Mario “Pato” Russo es el actual director General del Cuerpo de Asesores del Senado, designado por la vicepresidenta Victoria Villarruel en mayo de 2025. Cuando se refiere a Rucci está hablando de Claudia Rucci, hija del sindicalista peronista asesinado por Montoneros. Según Delfino, estos asesores le aconsejan un perfil más cercano al peronismo de derecha y tejer alianzas institucionales. Recordemos las bromas intercambiadas con el José Mayans tiempo atrás, que incluso merecieron una crítica de la expresidenta Cristina Kirchner, que le dijo al senador que no sea tan lábil en la calificación de aquellos que pueden ser peronistas.
El Gobierno parece estar entrando en una profecía autocumplida, una narrativa para echar culpas por errores propios que se hace performance y se transforma en realidad. Se peleó con los gobernadores, con su propia vicepresidenta y humilló a sus aliados del PRO. Recurre a demonizar a todo el que opine distinto para tratar de explicar que los problemas de una economía basada en el endeudamiento externo son siempre responsabilidad de otros.
Estos recursos narrativos se le vuelven en contra y terminan uniendo de manera explícita por momentos y en otras ocasiones, implícita, a todo el arco opositor en su contra. Son recursos narrativos que se gastan. En ese sentido, por más eficaz que sean los consejos del lamentable Joseph Goebbels, a veces terminan fallando.
Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi
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