Animales fantásticos parecía ser un éxito rotundo para Warner Brothers: la participación de J.K. Rowling como guionista, Eddie Redmayne como protagonista, el cineasta David Yates -quien dirigió las últimas cuatro películas de Harry Potter- y la participación del actor Johnny Depp, en el papel de Grindelwald.
Pero empezaron a pasar cosas: el juicio público de Depp y la incómoda posición de Warner respecto a las opiniones de J.K. Rowling y sus visiones transfóbicas. El actor recibió, de todas formas, el salario de $16 millones por la tercera película, sólo por filmar una sola escena.
El rol de Rowling, que inicialmente era como un sello de honor y garantía, se convirtió en algo incómodo. En un principio se publicitaba su rol como guionista y, ahora, apenas aparece en los créditos. El problema son las opiniones, intolerantes a la comunidad trans, por parte de la escritora, escribiendo desde ensayos hasta rechazando la participación de ellas en deportes de mujeres cisgénero.
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Esto generó el rechazo de muchos de los actores y actrices de la saga, incluyendo a Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint. Rowling además estuvo ausente en el especial que hizo HBO Max por el aniversario de los 20 años del estreno de Harry Potter, donde usaron material de archivo sin que aparezca ella.
Ya en 2018, la saga generaba pérdidas, aunque en su fin de semana de estreno, ganó 62 millones de dólares (10 millones menos) que en el estreno de la primera y recibió malas críticas.
Por último, esta semana, se reportó que China prohibió escenas de la película por referirse a la homosexualidad de Dumbledore. Habrá que ver si esa actitud de censura, por parte del gobierno chino, condicionaría las ganancias del filme.
AVS PAR