MODO FONTEVECCHIA
ESTILO DE VIDA

El protagonismo del café en la cultura argentina

Marcelo Salas, director de Café Martínez, la cadena con más de 200 sucursales en el país, habló sobre la importancia de esta bebida en el país. “El café y las cafeterías invitan a la reflexión”, subrayó. Mirá la entrevista completa.

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Aroma. La variedad robusta, una de las princpales junto a la arábica. | todo café / cedoc perfil

En diálogo con Modo Fontevecchia (Radio Perfil FM 101.9 Y Net TV), el director de Café Martínez, Marcelo Salas, dio cuenta de la relevancia del café: “El café es una buena medida del tiempo en el encuentro de personas, amores, desamores y negocios”, expresó. 

Más allá de hablar de la faltante de café que, por cuestiones climáticas, no se produce en Argentina, me gustaría preguntarle, ¿cuánto le sirve su licenciatura en psicología para conducir una empresa con más de tres mil personas?

En gran parte me sirve para no volverme loco y para relacionarme con los demás. En nuestra familia hubo una fuerte vocación humanística. Mi padre era médico psiquiatra y psicoanalista y mi madre doctora en psicología. Tengo varias hermanas, primas y tías que son psicólogas. Siempre esto nos sirvió para comprender el lado humano de los negocios.

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Siempre tuvimos una fuerte vocación por el trabajo en equipo, por la empatía con los colaboradores, por acompañar el crecimiento. Hay muchas historias lindas de desarrollo personal dentro de nuestra compañía, como fue mi caso y el de muchos otros, que empezaron en puestos muy básicos, sabiendo casi nada y aprendiendo un montón y llegaron, inclusive, a ser independientes.

Contaba el otro día la historia de un muchacho, Ariel Ortiz, de Guernica. Esto pasa en muchas pymes en la Argentina. Ariel hacía tres horas de viaje, con el riesgo de que le robasen, era un trabajador increíble con mucha pujanza. Esto fue en los años 90, teníamos una tienda en Galerías Pacífico que después cerró. El muchacho limpiaba los pisos de la galería.

Apreciábamos cómo hacía un esfuerzo y era muy dedicado, nos acomodaba las mesas y los sobres de azúcar que quedaban. Buscaba la forma de ingresar a la compañía. Ingresó y fue ascendiendo. Empezó limpiando pisos, bachas, después fue camarero, gerente de tienda y luego se independizó. Hace poco nos mandó un mensaje y nos dijo lo agradecido que estaba con Café Martínez porque cuando entró, él no sabía leer ni escribir. Hoy aprendió a leer y escribir, y nos contó que tenía su propia ferretería, tiene locales también y los alquila. Era un pequeño empresario. Esas historias son humanas, influye mucho el acompañamiento humano para que el desarrollo de produzca.

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El café, ¿es un significante de qué? ¿Amistad? ¿Conversación? Cuando la gente se sienta en un café no solo está tomando algo sino también, ¿creando un encuentro? 

En mi caso, el aroma a café es el abrazo de mis abuelos. Siempre relacionamos con historias pasadas, vinculamos mucho las sensaciones de gustos y olfatos. A veces hasta los olores a libro también te despiertan ciertos lugares. 

A mí me pasa con la tinta, cuando se pone la máquina de impresión de diarios me recuerda el aroma al lugar en donde yo nací, porque mi papá tenía una imprenta. 

Sí, tiene esas cosas. Sin duda, el café es una medida de tiempo. Los argentinos lo utilizamos como medida de tiempo que vamos a dedicar a un amigo o persona querida. Es una buena medida de tiempo porque si se te hace corto pedís otro y la seguís estirando, o tenés la posibilidad de que, si se terminó el café te vas, se terminó. El café es una buena medida del tiempo en el encuentro de personas, amores, desamores y negocios.

El café, si entiendo bien, es un producto americano que llega a Europa a posteriori del descubrimiento de América. Recuerdo que encontré muchas similitudes entre Viena y Buenos Aires. Casualmente, Viena era la ciudad de Freud, que está llena de cafés y en todas hay diarios. Por eso me identifico mucho con Viena, porque hay muchos diarios, cafés y psicólogos. ¿Hay un punto de relación entre la psicología, el café y la lectura?

El café y las cafeterías invitan a la reflexión. Hoy eso cambió, pero antiguamente uno se sentaba en las cafeterías y se ponía al tanto de las novedades. Era un lugar de lectura de diarios, de conversación. Una aclaración, el café es, en su origen, árabe. Lo trajo a América un holandés, que han sido grandes desparramadores en el mundo.

CB PAR