Taylor Swift hoy es un fenómeno pop incuestionable, pero para llegar allí tuvo que atravesar algunos golpes que sacudieron su idea del mundo. Compone, canta, toca instrumentos desde la adolescencia. Su aspecto de rubia angelical fue un plus para ser una niña mimada a la que todo le salía bien. “Me convertí en la persona que todo el mundo quería que fuera”, reconoce la artista en Miss Americana, el documental de Netflix que narra parte de su vida. Pero su cajita de cristal en un momento se quebró.
La fama trae consigo poder, responsabilidad y mucha exposición. En cuanto al poder y la responsabilidad, llegó el momento en que su silencio respecto a la política estadounidense empezó a colocarla en un lugar cómplice, sobre todo, cuando muchas celebridades habían manifestado su apoyo a los demócratas para evitar el poderío de Trump.
Fue en 2018 cuando, por primera vez, hizo pública su posición política. Swift contó que votaría a los demócratas en las elecciones de medio término de ese año.
"Siempre he emitido y emitiré mi voto en función de qué candidato protegerá y luchará por los derechos humanos que creo que todos merecemos en este país. Creo en la lucha por los derechos LGTB, y que cualquier forma de discriminación basada en la orientación sexual o el género es incorrecta”, detalló entonces.
El cruce menos pensado: Carlos Maslatón vs fans de Taylor Swift
“Creo que el racismo sistémico que todavía vemos en este país hacia las personas de color es aterrador, repugnante y prevaleciente (...) Aunque quiero seguir votando a mujeres en política, no puedo apoyar a Marsha Blackburn. Su registro de voto en el Congreso me aterroriza. Ha votado en contra de la igualdad salarial, ha votado en contra de la ley contra la violencia hacia las mujeres. Ella cree que las empresas tienen el derecho a rechazar a parejas homosexuales y cree que no tienen el derecho a casarse. Esos no son mis valores", señaló contundente.
El contraataque de Donald Trump no se hizo esperar: "Es una mujer tremenda. Estoy seguro de que Taylor Swift no sabe nada sobre ella", declaró el presidente estadounidense, que añadió que la música de Swift le gusta ahora "como un 25% menos".
Por esas declaraciones, al tratarse de una artista con más seguidores en todo el mundo, comenzó a ser atacada. El público conservador se sintió decepcionado y cuestionó que usara su popularidad para hablar de política.
Swift empezó a sentir que no podía cumplir el estigma ser “la persona que todo el mundo quería que fuera”, pero ese claroscuro le dio más espesor a su lado humano, más realidad y por lo seguidores que perdió aparecieron otros que la descubrieron a raíz de este conflicto y que eran más afines a una música pop que no fuera solo un producto, que detrás hubiera algo.
Otra de las contracaras de la popularidad vino de la mano de la multiplicación de su imagen. La exposición constante, ver diariamente fotos de ellas en medios y redes sociales, sumado a comentarios hirientes sobre su apariencia, afectaron a Taylor, quien por temporadas dejaba de comer, según ella misma cuenta en Miss Americana.
En el documental sostiene que llegó a la conclusión de que “prefería verse gorda a enferma” y dejó de revisar lo que compartían sobre ella, los comentarios que dejaban, para evitar recaer en conductas de trastorno alimenticio.
El conflicto entre Taylor Swift y Kanye West: ¿lo hace todo por dinero?
En 2009, cuando Taylor tenía 17 años, MTV le dio el premio al mejor video de artista femenina y Kanye West, que estaba en el escenario, le sacó el micrófono y sostuvo que el premio se lo deberían haber dado a Beyonce. Ese momento quedó en la retina de quienes estaban allí, de quienes vieron la televisación y, sobre todo, en el corazón de una adolescente frente a una situación adversa para la que no estaba preparada.
En 2016, cuando el conflicto parecía haber quedado en el pasado, Kanye lanzó su tema “Famous” en el que le dedicó una estrofa insultante a la artista pop: “Yo hice famosa a esa p***”. Y se volvió a abrir la herida y otra vez Swift apuntó contra el maltrato del rapero.
Pero esta vez Kim Kardashian, entonces esposa de West, compartió un video en el que se veía al rapero hablando con Swift y donde le avisaba que la iba a nombrar en su canción. El diálogo que se ve en la filmación es amable y se agradecen mutuamente, por eso cuando ese registro se hizo público, ganó peso la versión de que Swift se victimizaba para sacar rédito.
Otra vez, la incuestionable rubia angelical era demonizada y su nombre se trasformó en tendencia en Twitter, pero esta vez por “mentirosa”.
¿Taylor Swift desapareció?
Ese revés la empujó a desaparecer de la escena pública y repensar su carrera, su forma de presentarse, de mostrarse. Un año después se reinventó y, tras el drama, volcó todo su dolor en sus letras, sin tratar de ajustarse al molde de la corrección. Eligió trabajar con Jack Antonnof, quien produjo a artistas como Lana del Rey, St. Vincent, Lorde. Taylor ya estaba más cerca de los 30 que de los veinte.
Claramente, pudo revertir el “hate” y volver a ser una de las principales artistas pop del mundo, pero con una pisada menos estereotipada y mucho más sólida.
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