OPINIóN
Análisis político

Olivos y adoctrinamiento: la pobreza de la democracia argentina

De la foto en Olivos al adoctrinamiento en el aula. De las campañas por batallas, estrategias económicas y derechos civiles, a lo paupérrimo. Argentina, el país que vive en un circo mientras se incendia.

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Puertas cerradas. Olivos recibió en pleno ASPO un festejo privado, ahora se restringe para evitar cualquier reminiscencia. | cedoc/Marcelo Silvestro

No hay nada para agregar a la foto de Olivos, sólo diré que es una más de las famosas “internas” que sufre el peronismo desde su creación como movimiento político. La difusión de las fotos y videos, del Presidente violando lo que él mismo decretó, fueron un “correctivo” de la propia coalición.

Correctivo puede ser entendido como un reto, un “parate”, que hoy en día es dado por padres y/o madres a sus hijos, antes también era común en las aulas. Y si hablamos de aulas, no puedo no traer a esto el “debate” protagonizado por una docente y un alumno.

Es obvio que la docente estaba en una posición más alta que el alumno porque cuenta con experiencia, formación e información. Mientras el alumno recibe lo que la “educación” le vuelca, lo que mira en una pantalla y lo que escucha en su entorno familiar. Me parece perfecto que en un aula exista un momento de debate, pero esto fue un “correctivo” por pensar distinto.

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La bajeza de simplificar la gestión de un gobierno por “te robó” es muy peligroso. ¿Qué gobierno en Argentina no fue corrupto? Y si Macri fue el que robó, ¿quiere decir que ha sido el único presidente argentino del siglo XXI? ¿Macri hizo todo “bien” excepto robar? Para nada fue un debate entre una profesora y un alumno, fue un “enfrentamiento verbal” entre una militante y un alumno. ¿Pero podemos pedir más? ¿Los debates presidenciales no fueron algo así?

Para peor es la necesidad del Presidente de captar la atención de la parte más radicalizada del kirchnerismo. Según él fue un debate donde la “verdad” la tenía la profesora. La “verdad” es el mito del populismo, una estrategia hija del totalitarismo, aggionarda a nuestros tiempos. Un libro que explica muy bien esta técnica es “Breve historia de la mentira fascista” de Federico Finchelstein.

Hoy las campañas electorales no son más discursos admirables o exposición de ideas y planes, son videos cortos y ridículos que aparecen en TikTok, Youtube o Instagram. ¿Y por qué son ridiculeces? Tómese el trabajo de mirar y analizar los videos de los diferentes candidatos. El objetivo hoy es entrar por los ojos, no por los oídos. Vende más un video comiendo un pancho que exponer planes. Antes por lo menos se utilizaba la palabra ‹‹plan››, aunque no lo tuvieran.

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Con esto sigo sosteniendo que en Argentina se mantiene una visión monárquica para explicar la política. A eso se debe la definición de democracia que tienen los políticos: “la democracia es poder votar”. Eso quiere decir, dos veces cada dos años (cuatro o cinco veces cada cuatro años).Cuando en sí, el derecho a sufragio es una característica de la democracia, pero no el fin en si mismo. Democracia, como tal, es una forma de gobierno más amplia que poner un voto en la urna.

Antes al Rey lo elegía Dios, después Dios más el Pueblo, hoy es el Pueblo el que sostiene la verdad. ¿El Pueblo habla a través de las urnas? ¿El Pueblo, tan importante para los políticos, sólo se despierta en las elecciones? ¿El Pueblo es boludo? El Pueblo duerme y es molestado por los medios hegemónicos, el Pueblo tiene que dejar de consumir medios y salir con la “verdad” a las calles.

El gobierno busca problemas donde puede evitar, de esta forma se refugia en la trinchera de la parte más radicalizada. La oposición, más fuerte electoralmente hablando, se contenta con demostrar los errores infantiles del oficialismo. Ninguno aboga por el bien común, ni por estrategias políticas, económicas y sociales. Se pierde la idea de consenso. Quedó atrás la foto de Fernández-Larreta-Kicillof. No existe, en el imaginario, la posibilidad de pactos políticos como lo fue en España (Moncloa) y en Argentina (Olivos). Ya no se gobierna por y para la realidad, sino para lo utópico y ficticio. La Revolución de la Alegría versus la Revolución de los ’70.

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Al Pueblo se le da lo divertido, lo carnavalesco, pan y circo. No vive en democracia una sociedad que sólo es recordada en las elecciones. Tribunales pierde la esencia de servicio de justicia, pasa a ser el ring de los políticos. Mientras tanto, Argentina se incendia y literalmente.