Mi primera experiencia laboral en Escuelas Primarias de Adultos y Adolescentes se remonta al año 2007. En una escuela ubicada en barrio de Floresta Sur, cercana al barrio Cildañez y las villas que lo circundan.
El barrio tiene casas bajas y comercios en la Av. Eva Perón. Cerca se encuentra la autopista Ricchieri, en cuyos laterales hay asentamientos precarios de donde proviene el alumnado. Hay instituciones barriales como Parque Avellaneda, Sociedad de Fomento Florentino Ameghino, Biblioteca Popular, hipermercado y algunas empresas que sobreviven.
La población escolar se caracteriza por ser heterogénea, tanto desde lo generacional como social, siendo ésta una cualidad del Área de Adultos y Adolescentes. Nuestra función como docentes será la de la transmisión sistemática de la cultura y ésta deberá servir para la apropiación por parte del alumnado de un bien cultural que logre igualdad de oportunidades y socialización.
¿Qué mueve a un sujeto adulto a acercarse a la escuela? ¿Qué función cumple la escuela para estos sujetos adultos mayores? ¿Qué buscan allí?.
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Somos seres de necesidades en un intercambio permanente con el medio. Ya Pichón Riviere hacía referencia a ello : “El hombre es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo determinan”. Los alumnos estarán situados en una constelación de necesidades que intentarán satisfacer “grupalmente”.
El grupo le permitirá a cada sujeto el “sostén” necesario para la búsqueda de esa satisfacción a la que hacíamos referencia. Los integrantes de este grupo son hijos de su propio aprendizaje. Formarse en grupo significa “aprender a aprender”, redefiniendo los modelos de aprendizajes en los que cada uno se ha configurado: modelos pasivos, receptivos, individualistas, competitivos, autoritarios, etc.
Grupo y sujeto se complementan. Cada sujeto encuentra en las distintas instituciones un soporte y un apoyo, un elemento de seguridad, de identidad y de inserción social o pertenencia. En la escuela cada uno de estos sujetos será portador de matrices de aprendizaje, que podrán ir estructurándose a través de la acción con el contexto socio histórico. En mi grupo de alumnos se encontraban Selva, hoy ya con 74 años, nacida en la provincia de Chaco y Olga, de mi edad, nacida en Bolivia. Selva, ayudaba de niña a sus padres en el campo en el cultivo de algodón. Durante el día, trabajaba en casas de familias y por la tarde, limpiaba en la Iglesia y ayudaba en Cáritas dando una mano en organizar la ropa que llegaba. Ella se separó de muy joven. Estuvo mal de la cabeza, decía . El médico le recomendó que vaya a la escuela para no pensar.
Olga, tiene dos hijos que quedaron en Bolivia. Ella tenía que trabajar también como el marido, pero no conseguía nada. De niña, el papá no la mandaba a la escuela. Olga refiere que sus hermanos son profesores en Bolivia. El padre de Olga prefería que ella lo ayude en el campo. Ella cuenta que no quería, que era “cabezuda”y eso generaba que el padre la golpeara. Cuenta que no sabe por qué su padre era así con ella. Ya con lágrimas en los ojos, recuerda que sus hermanos le indicaban que le haga caso al padre, que no le faltara el respeto. De su hermanita menor, ella se encargó de mandarla a la escuela.
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Muchas sensaciones provocan estas vivencias…Por un lado, cuántos de nuestros alumnos adultos, se asustan pensando que”no pueden salir “ de ese lugar que les fue asignado. Cuántos de nuestros alumnos” tuvieron que dejar a sus hijos” en otro lugar, cuántos de nuestros alumnos buscan un espacio para poder reparar tanto dolor, tanta frustración, cuántos de nuestros alumnos buscan el espacio donde podrían salir de la locura, cuántos de nuestros alumnos.
Como vemos, la situación de aprender está dada como situación de cambio. Si entendemos como que lo que se juega es una modificación de los recursos con los que el sujeto tiene que operar. Al principio, pareciera que los saberes previos no van a servir. Aparecen los miedos. Selva y Olga, siempre manifestaban que “no iban a poder aprender nada”.
El proceso de aprender es costoso, no se da de un día para otro. Entonces decimos que el proceso de aprender tiene marchas y contramarchas, que tienen que ver con los “miedos”… Por otro lado, la asistencia a clases era constante. El “ser alumnas” les permitió conectar con la “salud” y permitirse transformar la realidad.
La idea a seguir con Selva y Olga era que el aprendizaje pueda transformarse en un quehacer. Cada una le permitió “ser” a la otra. Estos sujetos que concurren a la escuela de adultos se mueven en escenarios del aprender que son interactuantes, de vínculos y relaciones con otros y a la vez escenarios que son institucionales. No podemos olvidar que, en los diferentes escenarios del acontecer social, también se producen profundas crisis.Estos sujetos, tienen una situación particular con la realidad. Desde lo cotidiano, están imposibilitados de “leer”.
Cada alumna tenía una historia de fracasos. La revisión de las actitudes de aprender es interesante para volver a pesquisar si esos lugares donde no pudieron o donde sintieron que no podían, siguen siendo de tal manera o podrán animarse a ensayar otra forma. Olga pudo aprender, con mucha dificultad, a escribir su nombre y leer los carteles de la calle por donde debía caminar para su trabajo. Pudo aprender, con mucha dificultad, a leer la hora. ( todos los días, un “paisano” la llamaba al celular para que se levante a la mañana y vaya a trabajar). Selva aprendió a leer y a escribir. Ya había hecho tres veces la escuela Primaria de Adultos. Pudo leer, con dificultad, los títulos de las noticias del diario.
Decía:”…uno queda como ciega si no sabe leer”…
Sostén. Búsqueda de salud. Pertenencia. Familia. Género. Reparación…