OPINIóN
Columna de la USAL

La otra mirada: antimicrobianos y ambiente

Cuando se piensa en antibióticos se piensa y se los relaciona con la salud humana, sin embargo también influyen en la salud animal, vegetal e impactan en el ambiente.

Ciertas bacterias que afectan a los animales se están volviendo resistentes a los antibióticos
Ciertas bacterias que afectan a los animales se están volviendo resistentes a los antibióticos | Telam

Cuando se piensa en antibióticos se piensa y se los relaciona con la salud humana. Sin embargo esta es una parte de su compleja actividad. Los antibióticos también influyen en la salud animal, vegetal e impactan en el ambiente. Veamos. Tanto en el suelo como en el agua existe una microbiota importante integrada por microorganismos diversos que efectúan diferentes procesos para facilitar o limitar el desarrollo de vegetales que a su vez nutren al hombre y a los animales. 

Por otra parte estos microorganismos producen moléculas tipo antibióticos, las bacteriocinas, que actúan en forma selectiva sobre determinados grupos, provocando o facilitando un proceso de selección.

Los antibióticos se utilizan para tratar infecciones pero también para aumentar el peso del ganado o para prevenir daños por bacterias en cultivos vegetales.

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Por ende son muchos los que terminan en los ecosistemas terrestres y acuáticos, de aguas subterráneas y potables. Además los metabolitos generados en el cuerpo del hombre y de los animales a partir de ellos, van a parar a la tierra y al agua.

Tengamos en cuenta que la mayoría de los antimicrobianos son producidos por hongos y bacterias, pero actualmente existen moléculas sintéticas que tienen uso masivo y universal.

¿Qué importancia tiene este aspecto a veces soslayado por los consumidores y los productores de los antibióticos? En general los antibióticos de origen biológico pueden ser destruidos por enzimas mientras que los sintéticos, difícilmente puedan serlo.

Por lo tanto su permanencia en la naturaleza se prolonga por largos períodos influyendo negativamente en el ecosistema y sobre todo en el microbioma ambiental y es el caso de las fluorquinolonas. 

Ciertas bacterias que afectan a los animales se están volviendo resistentes a los antibióticos

Hay ejemplos interesantes de la actividad de los antimicrobianos de distinto tipo cuya presencia en la naturaleza se prolonga. La eritromicina actúa sobre las cianobacterias y es tóxica sobre las algas con lo que podríamos decir que es “muy tóxica sobre la vida acuática”. De igual forma, las tetraciclinas, ampliamente utilizadas, también provocan alteraciones sobre las algas.

Es decir, que todos esos antibióticos, sus metabolitos y las combinaciones que se producen a nivel ambiental, actúan en forma mancomunada impactan silenciosamente en los ecosistemas de los cuales depende una vida equilibrada para todos sus integrantes.

A esto se le suma que facilitan la diseminación de la resistencia, problema emergente en el siglo XX y que se acentúa a pasos agigantados en el siglo XXI, a tal punto de haber sido declarada la resistencia bacteriana como la verdadera pandemia de este siglo.

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Según muchos líderes mundiales, el mundo se encamina hacia la era posantibiótica. Por eso el afán de encontrar alternativas terapéuticas con menor repercusión sobre los seres humanos, sobre los animales y sobre el ambiente 

¿Este tema puede repercutir en el cambio climático? Quizás de una manera tangencial podríamos responder que sí. En el suelo hay microorganismos productores de metano proveniente de la materia fecal de diferentes ganados. También existen en la turba, por ejemplo, bacterias capaces de utilizar el metano como alimento. ¿Cómo puede incidir la presencia de moléculas con actividad biológica importante que ingresan al ecosistema, que permanecen largo tiempo o inclusive que no se destruyen?

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El tiempo lo dirá. Mientras tanto debemos ejercitar un uso responsable de los antimicrobianos,   para preservar al microbioma humano, permitir su equilibrio que de sustento a una vida sana y cuidar además al microbioma ambiental, todavía poco conocido y de cuyo dinamismo depende en parte  la salud del planeta, la casa de todos.

 

* Alicia Farinati. Profesora de la Universidad del Salvador.