OPINIóN
elecciones 2021

Argentina: ¿país de tibios?

La principal campaña del oficialismo es quedarse quieto especulando con que la oposición se hunda en su lucha de vanidades internas. La oposición es blanda, inconsistente y tibia, pero, como siempre decimos, la sociedad está más adelante que la política.

Macri fernandez  06092019
Mauricio Macri y Alberto Fernández. | Bloomberg

En 1843, Alberdi escribió “El gigante amapolas” en la que aprovechaba el habitual tono burlesco de la época en contra del rosismo, para hacer una autocrítica en la oposición. En esta obra un enorme muñeco en escena simbolizaría a Rosas (el gigante Amapolas)  manchado de sangre y guardado por unos pocos soldados atados y desprotegidos frente una oposición más numerosa pero temerosa. El diezmado ejército del gigante Amapolas, sabía bien que la estrategia para la victoria era permanecer quietos y dejar que los enemigos se acobardaran con la imagen de ese gran espantapájaros. 

Esta pieza humorística termina cuando una parte del ejército decide no hacer caso a los mandatos de sus superiores y logra entonces adentrarse en el territorio enemigo para comprobar que el gigante Amapolas no es más que un muñeco y su ejército no tenía más poder que el que ellos le daban.

Todo esto lo vivimos en Argentina actual pese a que tenemos el pleno derecho a ser ciudadanos. Se han hecho comparaciones hasta el cansancio entre los dirigentes del pasado y del presente en la Argentina, para bien y para mal. No me interesa hablar de Rosas, me interesa ver cómo aparecemos nuevamente como tibios y conformistas y recordar que estos dos factores fueron el sostén de muchas tiranías.

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No se puede entender tanta sucesión de fracasos en los gobiernos si no es por pueblos tibios. Las mayores injusticias se soportan porque creemos que si nos metemos es peor, que todo puede mejorar mágicamente, que es imposible hacer algo para cambiar, pero ¿Qué podemos cambiar si seguimos haciendo lo mismo? La crisis social, pandémica y económica está produciendo cambios. Para no sufrirlos, debemos ser el motor de esos cambios y buscar gente con ideas nuevas mejorar nuestra competitividad, actitudes, valores, procesos y fundamentalmente recuperar nuestra ética y no siempre caer en los mismos busca-puestos de la política ocultos entre las listas sábana.

Nos dicen que somos libres y soberanos, pero cuando logramos que se respete algún derecho dejamos que el gobierno de turno lo venda como un logro propio o un favor que nos hace: Desde las vacunas hasta los aumentos salariales y los aumentos de jubilación, desde el PAMI hasta tener un trabajo etcétera.

En un punto es verdad porque, finalmente, todo depende de la voluntad política del gobierno de turno, aunque sea de su voluntad por no entorpecer. Pero el problema es que siempre los gobernantes están más preocupados en las elecciones que en la gestión para mejorar tu vida y permitir realizarte. Mientras tanto sufrimos las diversas formas de violencia en silencio pensando que la vida es así y así tenemos que vivirla.

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Lo que más le importa a la clase política es construir una fantasía que les permita acomodar los clamores, los desencantos, las vivencias y percepciones, lo hermoso, lo triste y lo feliz, todo, en algo que sea visto como el cielo o como el infierno y logre la ilusión de la representación.

Es inevitable que esto lleve a un país sin rumbo, dividido e imposibilitado de convivir en paz. Y esto lleva a que seamos gobernados sin ser representados. Seguimos en un muy largo proceso de estancamiento productivo, porque no queremos imitar los éxitos de la globalización productiva. No hay crecimiento sostenido sin ahorro, inversión y aumento de las exportaciones. El activo de nuestro país sigue siendo los recursos naturales, pero no alcanza porque no hemos formado ni estimulado a los productores para expandir la industrialización de estos bienes primarios.

Hoy te dicen que vendrán “inversiones externas” que estamos mejor y no es así. No hay inversión ni ahorro ni ganancias sin moneda y con semejante déficit fiscal por el incremento del gasto público. Los países latinoamericanos que progresaron aumentaron su producción y su empleo y logran sus ahorros en moneda propia y no en dólares. Con estos ahorros se logran las inversiones necesarias para hacer negocios durables.

Todo se sostiene en la esperanza de un futuro mejor. Ahora más que nunca desde el encierro en el que en la lucha por la salud nos quieren hacer agradecer una vacuna tardía que nos correspondía desde un comienzo, como si debiéramos agradecer por no habernos muerto, cuando el de la vida es un derecho fundante del Estado que se comprometieron a administrar.

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Hay momentos y lugares en los que decir que no y decidir no aguantar más no es tan sencillo. Pero dentro de los marcos del estado de derecho, en el sistema democrático, hay mecanismos para evitar decisiones de gobierno no deseadas. En un régimen de libertad, solamente no es fácil decir que no cuando la gran mayoría está dispuesta a aceptar cualquier cosa conformándose con la queja en privado. Son estos silenciosos los que permiten la continuidad de gobiernos que se apropian del poder.

Creen que si no se meten van a lograr mayor libertad y que el gobierno no los moleste, pero no existe libertad si hay sumisión al poder. Así se termina por paralizar y vaciar de sentido a las democracias. Incluso aunque se logre la alternancia, esta voluntad de no molestar, termina logrando un comportamiento parejo en todo el arco político que guiado por el objetivo de mantener el poder destruye todo espacio posible para lo nuevo, lo original y disruptivo.

En el mundo no nos creen porque la falta de confianza en la economía local es formidable. Una situación macro sin horizonte con un dólar que se espera que, como es habitual, vuele por los aires tras las elecciones se propone solucionar con la vieja receta de la falta de libertad para girar dividendos en dólares, generando la suba de tasas, que no haya dólares para insumos básicos y un conocidísimo calvario económico. A esto se suma el que el mal funcionamiento de la Justicia genera incertidumbre y reglas poco claras.

Pero estos problemas repetidos que requieren de soluciones a futuro, son dejados de lado por la campaña para concentrarse en el puro presente de capturar el voto joven.

El discurso presidencial vira a los jóvenes para mejorar los datos electorales sobre ese segmento, entonces cambiamos: el asado por marihuana, créditos baratos por más ahora 12, promesas de trabajo (de mala calidad) para el sector de 18 a 30 años por un plan serio de aliento de la inversión y generación de puestos de trabajo real.

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Pero todo esto puede hacerlo, porque la principal campaña del oficialismo es quedarse quieto especulando con que la oposición se hunda en su lucha de vanidades internas. La oposición es blanda, inconsistente y tibia, pero, como siempre decimos, la sociedad está más adelante que la política. La información que tenemos hoy hace que la política deba ser mucho más transparente y ya no puedan vender gato por liebre porque todos sabemos cuándo estamos comiendo gato.

De esta forma, al igual que el gigante Amapolas, los gobernadores que se adueñan hace años del poder en las provincias. Quieren estar, aunque sea últimos, en las listas para poder aparecer en la foto de la boleta, como ya vimos en los casos Zamora; Perotti, Manzur y Suarez. Como si quisieran que su imagen fuera una advertencia para el votante en el cuarto oscuro, una presencia que le muestre el poder omnímodo de quien decide si les da o no casa, trabajo, lugar en los medios o la libertad. Como una figura de un dios pagano que nos muestra su generosidad y nos recuerda el precio de la misma. Como si dijera “Te estoy viendo: si no me votás, te echo”

La moderación fuera de tiempo no es cordura, ni es una verdad; al contrario, es una debilidad cuando se adopta un sistema que sus circunstancias no lo requieren; jamás en ningún tiempo de revolución, se vio adoptada por los gobernantes la moderación ni la tolerancia; el menor pensamiento de un hombre que sea contrario a un nuevo sistema, es un delito por la influencia y por el estrago que puede causar con su ejemplo, y su castigo es irremediable” Plan de Operaciones - Mariano Moreno.