OPINIóN
Repitencia

Cambios en educación: así no

Educación
Educación. | Pixabay

Desde el 2012, el sistema educativo argentino aprobó la denominada “promoción acompañada”, ampliando la cantidad de materias “previas” y esto se extendió con la pandemia, por lo que la idea planteada por la provincia de Buenos aires, no es conceptualmente muy novedosa.

Poner el foco en la repitencia, es observar solo la punta del iceberg. Una medida como ésta, debería ser la consecuencia de una serie de cambios de fondo desde lo curricular, pedagógico y didáctico y eso supone trabajar mucho con directivos y docentes, para que el estudiantado no sea conejillo de Indias.

Lo cierto es que esta promoción, tal como la vimos hasta ahora, no es un proceso de acompañamiento efectivo al estudiantado y repercutió negativamente en los resultados de aprendizaje, de modo que, si esto se consolida sin cambios serios, las consecuencias solo van a fortalecer la tendencia a la menor calidad educativa, con mayor inequidad y sin inclusión efectiva.

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Uno de los aspectos, que de modo solapado se verifica en diferentes discursos es que la responsabilidad por la demora, deserción o abandono sería del propio estudiante. En honor a la verdad, mal que le pese a los funcionarios, la deserción y baja terminalidad en estos volúmenes, son siempre fruto de malas definiciones y peores ejecuciones de las políticas educativas provinciales, porque las provincias tienen a cargo la educación obligatoria.

Lo que se tiene que discutir es cómo se contiene a la niñez y las juventudes dentro del sistema educativo y cómo eso favorece a más y mejores aprendizajes, de lo contrario la eliminación de la repitencia, hace que esa inclusión sea en perspectiva un nuevo modo de excluir.

El problema es que la promoción acompañada no está garantizando un real acompañamiento y eso puede hacer de la promoción una bola de nieve que acumula deudas de saberes que el estudiante no puede acreditar dentro de los tiempos del secundario.

Argentina presenta en las últimas décadas un proceso de consolidación de un 50% en la terminalidad del secundario, la pandemia redujo ese porcentaje. Esas cifras exponen al secundario como a la tragedia de la educación argentina, porque vemos cómo en la educación universitaria que incluso dentro de quienes terminan la escuela hay déficits en los conocimientos mínimos, para seguir en la educación superior. La incorporación de módulos de lecto-escritura en las universidades son el ejemplo más claro.

Debemos tener en claro que la repitencia no es la mejor herramienta. Hoy hay modelos más centrados en las competencias del estudiantado que trabajan reconocimientos efectivos sobre avances ciertos, pero eso exige seriedad y transformaciones profundas y no medidas sin debate profundo, al inicio de un ciclo lectivo.

Los sistemas educativos y sus comunidades, precisan tener en claro cuál es la regla y cuáles son las excepciones, por eso con o sin repitencia, lo primordial es ver de qué modo la persona puede incorporar el conocimiento que permite seguir su formación y eso precisa siempre dispositivos de complemento que favorezcan a quienes más lo necesitan, de lo contrario, la educación deja de ser promesa de futuro y se convierte en una farsa. Estas ideas, obligan a pensar en que hace falta una nueva escuela, para nuevos estudiantes, diferentes a los del pasado y eso obliga a formar docentes distintos que puedan ofrecer una educación integrada, con bloques y no tantas materias, STEM, etc., en definitiva: mejor, actual.

La educación es algo demasiado serio para no ser parte de grandes acuerdos políticos y sociales. Hay un relativo consentimiento en que la educación obligatoria debe ser transformada, por lo que sostenerla así es de necios.

¿No será el momento oportuno para la realización de un nuevo Congreso Pedagógico que ponga sobre el tapete las mejoras y oportunidades de cambio que tiene que tener la educación argentina del siglo 21 y permita arribar a consensos básicos que hagan que la escuela pueda responder a las necesidades de las generaciones futuras, de sus familias, de la docencia y la sociedad?

*Miembro del Consejo de Gobierno de Unesco-Iesalc.