OPINIóN
prospectivas

Cinco escenarios posibles para Ucrania después de la batalla

Desde una derrota rusa hasta la caída del gobierno de Volodimir Zelenski. La peor alternativa: guerra abierta con países de la OTAN.

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Kiev. Un soldado ucraniano junto a la destrucción provocada por un misil ruso en la capital. | afp

La invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero estremeció al mundo, y el presidente Vladimir Putin no da señales de desistir. Los siguientes son los posibles escenarios para las semanas y meses venideros, según fuentes de gobiernos occidentales y expertos de centros de estudio.

Atolladero militar 

Las fuerzas ucranianas han resistido hasta ahora la invasión rusa, derrotando un intento de tomar la capital en los días iniciales aunque sufren un duro asedio en la segunda ciudad del país, Járkov, y en el estratégico puerto de Mariúpol.

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Aunque Rusia asegura tener plena superioridad aérea, la defensa aérea ucraniana alrededor de la capital Kiev y otras zonas parece haber sido golpeada pero sigue funcionando, según autoridades occidentales.

“Eso les ha causado muchos problemas”, indicó a periodistas una fuente europea que requirió el anonimato.

Grandes cantidades de ucranianos se han sumado a las unidades de defensa territorial y hay dudas sobre la moral del ejército ruso y su apoyo logístico. 

Respaldado por la inteligencia occidental y un flujo de misiles antitanque y tierra-aire, las fuerzas ucranianas podrían resistir en la capital y forzar un estancamiento militar.

Las crecientes sanciones occidentales que asfixian a la economía rusa podrían obligar a Putin a modificar sus cálculos.

“Occidente podría adoptar algunas sanciones para presionar a Putin a abandonar su meta militar de decapitar al gobierno ucraniano e instalar un títere prorruso”, escribió Samuel Charap, del centro de estudios estadounidense RAND Corporation. También podría ser necesaria la presión de Beijing, cada vez más aliado del Kremlin bajo el presidente Xi Jinping.

Cambio interno ruso

Putin vigila de cerca la disidencia interna. La represión a la prensa independiente y los medios internacionales eliminó toda fuente alternativa de información sobre la guerra, cimentando el control de la prensa estatal, leal a Putin. No obstante, pequeñas manifestaciones antiguerra se han producido en varias ciudades, de San Petersburgo a Moscú, con al menos 6 mil detenidos, según grupos de derechos humanos.

También ha habido señales de quiebre entre la élite gobernante, con algunos oligarcas, legisladores e incluso el grupo petrolero privado Lukoil que han pedido abiertamente un alto el fuego o el fin de los combates.

Aunque no se considera probable en esta etapa, la posibilidad de que Putin sea derrocado en un levantamiento popular o incluso un golpe de palacio no se ha descartado. “Su seguridad personal es muy buena y será muy buena hasta que deje de serlo”, señaló Eliot Cohen, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington. “Eso ha ocurrido numerosas veces en la historia soviética y rusa”, recordó. 

Éxito militar de Moscú 

Dada la superioridad armamentista rusa, su poderío aéreo y el devastador uso de la artillería, analistas militares occidentales anticipan que seguirá avanzando. Un enorme convoy de vehículos se formó fuera de Kiev antes de lo que se anticipaba como el asalto a la capital. El presidente francés, Emmanuel Macron, concluyó que “lo peor está por venir”, tras conversar con Putin la mañana del jueves. Lo mismo sostuvo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que predijo “más muertes y destrucción” para los próximos días. Putin quiere “controlar toda Ucrania”, dijo posteriormente a periodistas un asesor de Macron.

Pero incluso si las tropas rusas deponen al presidente  Zelenski y doblegan la resistencia ucraniana en otros sitios, Putin deberá encarar el desafío de ocupar un país de 40 millones de habitantes. “Entrar a una ciudad no es lo mismo que retenerla”, advirtió el historiador militar británico Lawrence Freedman, profesor del King’s College de Londres.

El conflicto se extiende 

Ucrania tiene fronteras con cuatro países ex soviéticos que son miembros de la OTAN, que considera que un ataque a un miembro es un ataque contra todos. 

La nostalgia de Putin por la antigua Unión Soviética y su compromiso de proteger a las minorías rusas en los estados bálticos genera dudas sobre sus ambiciones territoriales. 

Después de Ucrania, algunos especulan que Putin podría tener en la mira a Moldavia, un país ex soviético situado entre Ucrania y Rumanía. 

Pocos esperan que ataque a un miembro de la OTAN, lo que implicaría el riesgo de una guerra nuclear, pero otras provocaciones son posibles.

“La neutral Suecia se mantiene vigilante de las intenciones rusas con la isla Gotland en el mar Báltico”, escribió el analista Bruno Tertais para el Instituto Montaigne, un centro de estudio francés.

Charap, de RAND, advirtió de los “riesgos de un accidente, incidente y error de cálculo que salga de control en una guerra OTAN-Rusia”, como podría ser un misil desviado o un ciberataque, que genere el conflicto.

Confrontación con OTAN

Tal guerra siempre ha sido considerada imposible por la existencia de armas nucleares, que son una garantía de destrucción mutua. Estados Unidos y Rusia han abierto una denominada “línea de desconflicto” en la cual pueden intercambiar información militar rápidamente para reducir la posibilidad de un “malentendido”. Usaron el mismo sistema en Siria, donde las fuerzas de ambos países han estado activas en bandos opuestos de la guerra civil de ese país desde 2015.

Pero Putin ordenó que las fuerzas rusas de disuasión nuclear se mantengan en alerta, y su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, advirtió que “la Tercera Guerra Mundial solo podrá ser una guerra nuclear”. 

Analistas occidentales dicen que tales advertencias deben ser vistas como una forma de disuadir a Estados Unidos y Europa de considerar iniciativas como una zona de exclusión aérea sobre Ucrania.

“Estos anuncios se dirigen predominantemente al público occidental para hacernos sentir temor e inseguridad”, comentó Gustav Gressel, experto en defensa de misiles en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. 

“Ellos usan la disuasión nuclear como una forma de operación informativa. No hay sustancia”, aseguró.

*AFP