OPINIóN
Economía

Consensos, reforma y estabilización: un camino largo

El cepo cambiario diseñado para administrar divisas y contener expectativas de devaluación alimenta la brecha cambiaria.

Silvina Batakis 20220705
Silvina Batakis | Agencia Afp

Las intervenciones del gobierno generan más problemas que los que resuelven. El programa de estabilización del gobierno acordado con el FMI (Fondo Monetario Internacional) está basado en la convergencia gradual hacia el equilibrio fiscal y externo manteniendo un tipo de cambio competitivo e incentivos adecuados al ahorro. Las persistentes distorsiones microeconómicas se interponen en el alcance de dichas metas.

El cepo cambiario diseñado para administrar divisas y contener expectativas de devaluación alimenta la brecha cambiaria, las sub facturación de exportaciones y la sobre facturación de importaciones. El racionamiento de insumos importados conduce a procesos de sustitución ineficientes-menor productividad y a remarcaciones de precios asumiendo costos de reposición al dólar libre. El atraso tarifario, agudizado por el aumento en el precio internacional del gas y petróleo genera derroche en el uso de energía, desincentivos a la producción y aumento de subsidios. En lugar de proteger el bolsillo del usuario termina dinamitando el programa fiscal y monetario alimentando el impuesto inflacionario. Las retenciones agropecuarias, sólo bajan el costo de los alimentos en el corto plazo; en el largo plazo restringen la oferta de alimentos perjudicando también la generación de divisas.

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Dichas distorsiones impactan negativamente en la inversión en los sectores más dinámicos de la economía. La flexibilización cambiaria permitiría dinamizar inversiones en el campo, la energía, y la tecnología. La desregulación del precio que perciben los productores de gas, petróleo y generadores eléctricos permitiría consolidar el proceso de inversión y revertir el déficit comercial energético. La reducción de retenciones permitiría expandir la frontera de producción agropecuaria y la inversión en tecnología: la superficie cosechada con cereales en Argentina aumentó 36% en 2015-2019 cuando se redujeron las retenciones y se levantó el cepo (en el resto de América Latina la superficie cosechada se mantuvo estancada en igual período). El alivio resultante en la restricción externa liberaría el potencial productivo de vastos sectores integrados a la economía global. 

 

Un programa de reformas consistentes es imprescindible para sostener el proceso de estabilización

La credibilidad del plan de estabilización depende de que el programa de reformas logre destrabar el potencial productivo y los incentivos a la inversión a la vez que, mediante reformas fiscales y monetarias, logre generar confianza para frenar la actual huida del peso recomponiendo la viabilidad financiera del estado y con ello la moneda. La consistencia del programa de reformas es importante para regenerar la credibilidad de las políticas. Acordar una trayectoria de ingresos (precios y salarios) sin una política fiscal y monetaria que la avale sería insostenible. Focalizarse en la racionalización del estado sin liberar el potencial productivo del sector privado inviabilizaría el proceso de reforma. La contracción monetaria sin contrapartida fiscal condenaría al país a la estanflación – el alto costo del crédito licuaría el capital de trabajo de las empresas .

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La ministra de Economía, Silvina Batakis, ya anunció algunas medidas.

Estabilizaciones efímeras

La Argentina ha experimentado planes de estabilización basados en controles de precios y salarios, en atrasos tarifarios y cambiarios, en restructuraciones de deuda, y hasta en la inflación misma como mecanismo de licuación del gasto público (debido a rezagos en la indexación del gasto). También se han utilizado retenciones a las exportaciones para bajar el precio doméstico de alimentos y se ha recurrido a la apertura comercial para disciplinar los precios domésticos. Al no ser parte de  un programa de reformas integral y consistente, estos políticas suelen tener un impacto efímero. Entre otras cosas porque impactan negativamente en: la oferta de bienes o servicios (controles de precios y tarifas); la balanza comercial (atraso cambiario y retenciones); la confianza de los inversores (restructuración de deuda); y el gasto público (cuando baja la inflación, el gasto indexado aumenta en términos reales). Una apertura comercial sin reformas en los mercados de trabajo y capitales inviabiliza la movilidad de los factores hacia los sectores más dinámicos habilitados por la integración comercial. La memoria institucional del fracaso de programas heterodoxos reduce la probabilidad de que estos sean efectivos en ausencia de un programa de reformas consistente.

 

Un programa de reformas consistente y creíble requiere consensos

Ello supone debates y acuerdos entre partidos políticos (oficialistas y de la oposición), sectores corporativos (empresas grandes y PYMES), sindicatos, autónomos, representantes de la economía informal y de la sociedad civil que tengan como objetivo el interés común. Requiere determinación, coraje y liderazgo político y a la vez un debate técnico y genuino que permita acordar políticas básicas que puedan sobrevivir los vaivenes de políticas impulsadas por ideologías o intereses corporativos. 

El debate requiere admitir la complejidad de las interdependencias de todos los actores económicos. Como elemento ordenador del debate es importante observar algunos principios económicos básicos: el proteccionismo y la ausencia de competencia reducen el poder adquisitivo del salario; los impuestos elevados fomentan la informalidad; los excesos fiscales generan endeudamiento y-o inflación; los congelamientos tarifarios y controles de precios desincentivan la oferta y la inversión (con lo cual se vuelven insostenibles); las transferencias no condicionadas desincentivan el trabajo, la educación y la salud; las exenciones impositivas generan privilegios corporativos a expensas de todos y sobre todo los más vulnerables que pagan el impuesto inflacionario; etc.

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Los acuerdos básicos deberían quedar plasmados en una reforma constitucional avalada por todos los representantes de la sociedad; en una declaración de principios la corrupción y los regímenes legales prebendarios deberían ser erradicados. En ausencia de ello, el estado seguirá siendo rehén de grupos de intereses particulares y la inflación (entre las más altas del mundo)un indicador de la patológica ausencia de acuerdos básicos que caracterizan a las sociedades civilizadas; la clase política en particular debe tomar nota de ello.

 

Agenda de consensos económicos básicos

Entre los grandes temas que deberían abordarse están:

i) reforma del Estado para mejorar su eficiencia, reducir su tamaño relativo y mejorar la transparencia;

ii) racionalización del gasto público consolidado, el empleo público y el sistema de transferencias y compensaciones inter provinciales con miras a mejorar la equidad, promover el desarrollo regional y despolitizar la asignación de recursos;

iii) reforma tributaria orientada a reducir la informalidad, incentivar la inversión, reducir impuestos en cascada (ingresos brutos, cheque), adopción de un régimen simplificado y con alícuotas más bajas para PYMES, y eliminar regímenes de promoción regional y sectorial con exenciones de IVA y Ganancias;

iv) otorgar autonomía al banco central; v) profundización de mercados de capitales (la Argentina tiene uno de los niveles más bajos de intermediación de la región);

vi) apertura gradual de la economía con desmantelamiento de regímenes proteccionistas con privilegios aduaneros (Tierra del Fuego);

vii) fortalecimiento y autonomía de la Agencia de Defensa de la Competencia;

viii) fortalecimiento del Ministerio de Economía para coordinar las áreas de su competencia;

ix) fortalecimiento y autonomía de los entes reguladores de infraestructura y la oficina Anti Corrupción;

x) reforma laboral bajando el costo laboral para los nuevos ingresantes, menores tributos para empleados de PYMES, y adopción de regímenes de seguro de desempleo como el de la UOCRA reduciendo costos de despido;

xi) revisión de los programas de asistencia social evaluando resultados, eliminando desincentivos al trabajo, y fortaleciendo la red de protección de los sectores más vulnerables mediante transferencias condicionadas;

xii) reforma previsional extendiendo la edad de jubilación, unificando edad de jubilación de hombres y mujeres,  racionalizando regímenes especiales (jubilaciones de privilegio, pensiones por invalidez, etc.);

xiii) reforma del sistema educativo actualizando currícula, pedagogía, formación docente, estatuto laboral, y vinculación con el mercado laboral y la economía del conocimiento;

xiv) promoción del ecosistema de innovación eliminando trabas y promoviendo inversiones en el sector;

xv) marco jurídico para la inversión que garantice la estabilidad de reglas, impuestos, normas arancelarias y cambiarias e incentivos de mercado y a la vez simplifique los procesos de creación,  funcionamiento y cierre de empresas.

Silvina Batakis 20220711
La ministra de Economía, Silvina Batakis, y el titular de la cartera de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli.l

La transición hacia un programa de estabilización requiere la normalización de precios relativos

En el corto plazo ello puede hacer subir la inflación, pero es una condición para estabilizar a largo plazo. Si más allá de las ineficiencias que supone, la condición política es no abandonar el cepo, parece haber dos caminos para sobrevivir sin caer en el racionamiento absoluto de importaciones (y la contracción económica en que ello derivaría): i) una corrección del tipo de cambio oficial (mediante un aumento discreto de una sola vez cómo Fábregas hizo en 2014 o mediante un aumento de la velocidad del desliz cambiario diario por encima de la inflación); o ii) un desdoblamiento cambiario parcial, por ejemplo, obligando a los importadores o demandantes de servicios (o algunos de ellos como los turistas o deudores con el exterior) a comprar los dólares en el mercado libre de cambios (MEP o Contado con Liquidación).

En el primer caso se reduciría la brecha cambiaria y al aumentar la oferta neta de divisas en el oficial el riesgo de racionamiento de divisas a los importadores. En el segundo caso, la brecha cambiaria podría subir (por la demanda en el tramo libre de los importadores) pero al menos disminuiría el racionamiento. Asimismo, una convergencia gradual de los precios de la energía hacia valores de mercado desalentaría el consumo superfluo y regeneraría los incentivos para inversiones en el sector; la contrapartida fiscal sería la migración de una política de subsidios a la producción a una de (menores) subsidios a la demanda mejorando la distribución del ingreso. La reducción de las distorsiones mencionadas crearía las condiciones para encarar un plan de estabilización con precios relativos normalizados facilitando equilibrios sustentables entre oferta y demanda.

*Desarrollista inmobiliario, economista y exlíder del Banco Mundial para Chile y Uruguay.