OPINIóN
Pandemia

COVID-19: ¿el vaso medio lleno?

El aplanamiento de la curva es necesario, pero no suficiente, sobre todo si el pico de casos se produce cuando el sistema de salud ya saturó su capacidad de respuesta.

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Trabajadores de un hospital en una carpa montada para responder a la gran demanda de casos. | AFP

La mortalidad por COVID-19, medida en relación a los casos confirmados, muestra tasas muy disímiles, desde 1% en Corea del Sur hasta más del 10% en Italia. Si bien esa disparidad solo aporta incertidumbre, los cálculos de mortalidad en función de los casos confirmados dicen parte de la verdad ya que el denominador está fuertemente influenciado por la estrategia de testeo que implementa cada país.

Una manera alternativa de analizar la mortalidad es relacionarla con la población pasible de enfermarse en cada país. Al momento de escribirse este informe (31 de marzo, 15 hs.), en Argentina hubo 26 muertes por COVID-19, equivalente a 0,583 fallecidos por millón de habitantes. ¿Es esa una tasa baja?

Se analizó la evolución de ese indicador en un grupo de países de América y Europa, considerando DÍA 0 a la fecha del primer fallecimiento en cada país. En nuestro país, el DÍA 0 fue el 7 de marzo, en Italia el 21 de febrero y en Uruguay, hace tan solo 3 días. Argentina transita hoy su 24° día posterior a la primera muerte por COVID-19, con una tasa levemente superior a los 0,447 fallecidos por millón de habitantes que tuvo Francia en el mismo lapso de tiempo.

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Si Argentina hubiera llegado a su día 24 con las tasas españolas, tendríamos hoy cerca de 4.600 muertos (en lugar de los 26 que efectivamente se produjeron hasta la fecha). Serían 65 las muertes con las tasas de Corea del Sur, uno de los países que se presentan como modelos a seguir para morigerar el impacto de la pandemia.

Aun cuando Brasil no ha alcanzado aun su Día 24, si Argentina hubiera llegado al Día 15 con la tasa que presentó el país vecino ese mismo día, hubiéramos tenido 32 muertos más que los que efectivamente se presentaron en esa jornada.

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Número de muertes en Argentina según tasas de países seleccionados. Fuente: Elaboración propia a partir de Johns Hopkins.

 

En Europa parece haber impactado con mayor fuerza, tal como se presenta en el gráfico 2. Al momento de arribar al mismo día en la evolución posterior al primer fallecimiento, España presentó tasas casi 200 veces superiores a las de Argentina.

 

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Mortalidad por millón de habitantes. Día 0 a 24. Países seleccionados. Fuente: Elaboración propia a partir de Johns Hopkins.

 

La mortalidad por COVID-19, depende de múltiples variables como la letalidad del propio virus, las condiciones del paciente infectado y las respuestas del sistema de salud. Todo parece indicar que el virus es responsable de la muerte de aproximadamente 2 personas cada 100 que contraen la enfermedad y que el resto será consecuencia de nuestra incapacidad para dar una respuesta social organizada.

 

La evolución de la pandemia muestra que el aplanamiento de la curva es necesario, pero no suficiente, sobre todo si el pico de casos se produce cuando el sistema de salud ya saturó su capacidad de respuesta. La falta de camas de UTI se asocia a un exceso de mortalidad no atribuible a la letalidad del virus, es probable que ese sea uno de los motivos de la explosión de fallecimientos que se produjeron en España e Italia. Según algunas estimaciones, muere una persona más de la esperable por cada 3 camas de UTI que faltan.

¿Cómo nos está yendo?

Entre el DÍA 0 y el 10°, España pasó de 0,021 muertes el 3 de marzo (similar al que presentó Argentina en su propio DÍA 0) a 2,718, un aumento del 12.700%. Argentina solo duplicó ese indicador en los primeros 10 días, siendo junto a Francia los países con menor progresión de la mortalidad. El crecimiento del 750% entre el día 10 y 20 es un llamado de atención, no solo por el aumento en sí sino, porque Francia presentó un comportamiento similar y en su 45° día alcanzó las 52,5 muertes por millón de habitantes. En caso de que Argentina continuara la progresión de Francia, el 21 de abril debería hacer frente a 2.340 muertes.

Una manera alternativa de analizar el impacto de la pandemia es midiendo los días hasta que se duplica el número de muertes. Desde el DÍA 0, la duplicación inicial en Argentina se produjo luego de 6 jornadas y debieron pasar otros 8 días para volver a duplicarse. Pero una vez que se presentó el 4° fallecimiento, la velocidad de duplicación se aceleró notablemente. Pasaron solo 3,5 días hasta alcanzar la octava muerte y menos de 3 para llegar a la número 16. Finalmente, en los últimos 3 días solo se ha producido un aumento del 36%, pasando de 19 fallecidos a los 26 que se alcanzaron el 31 de marzo.

Conclusiones

La pandemia interpela a todos los países y hasta los mejores sistemas de salud del mundo pueden fallar porque ninguno está preparado para recibir en la máxima complejidad a tantos pacientes al mismo tiempo.

Las medidas tomadas por el gobierno han sido acertadas y temporalmente impecables. Es alentador que el aumento de la mortalidad haya reducido su marcha en los últimos 3 días respecto a los tres anteriores, pero no debemos relajar el cumplimiento de las medidas de aislamiento y es imperativo aprovechar la ventaja que supuso conocer la evolución de la pandemia en el hemisferio norte, sobre todo para coordinar una mejor respuesta en terapia intensiva. Algún día esta pandemia también habrá pasado, de nuestra capacidad de reacción dependerá que podamos recordarla como un tusnami que hemos logrado atravesar de la mejor manera posible. Lograrlo depende de todos y cada uno de nosotros.

 

(*) Médico sanitarista. Director de la Carrera de Médico Especialista en Evaluación de Tecnologías Sanitarias, Facultad de Medicina, UBA.