OPINIóN
Formación

Crisis educativa: ¿de verdad importa?

La educación como está hoy condena a los jóvenes; fortalecer la autonomía y la competitividad de las comunidades educativas es el camino, según la legisladora, que apuesta al sistema liberal educativo.

Educación secundaria para argentinos en el exterior
Educación secundaria para argentinos en el exterior | Agencia Shutterstock

En medio de una de las peores crisis sociales y económicas de nuestro país, y en particular con un sistema educativo público que camina para atrás como el cangrejo, veo algunas luces de esperanza que me hacen pensar que no todo está perdido. Cada día hay más señales de que las ideas liberales dejan el formato 2D, salen de los libros teóricos y gradualmente comienzan a tener profundidad, vivir en tercera dimensión, en la forma que las personas percibimos la realidad.

Intercambios entre académicos, líderes de opinión y funcionarios públicos con aspiraciones presidenciales sobre el rol del Ministerio de Educación y el sistema de vouchers, debería estar poniendo un poquito nerviosos a los que lucran políticamente con la educación pública desde sus cargos.

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Mientras el Estado sigue destinando miles de millones de pesos en escuelas públicas y no aranceladas, donde no hay resultados desde hace décadas, los chicos siguen siendo rehenes de un sistema centralizado, monopolizado por el gobernante de turno, burocratizado en todos sus aspectos, con actores mafiosos que impiden cualquier reforma, incluso las que ya se ha demostrado que son casos de éxito en muchos países del mundo. Un status quo que fue defendido, hasta hace muy poquito, por el 100% de los gobiernos. De algo estoy segura, quien sigue protegiendo este sistema, es cómplice de arruinar el futuro de nuestros jóvenes.

Estoy trabajando por un sistema de educación liberal, en donde se financie a los alumnos y rija la competencia entre escuelas para que los padres puedan elegir los mejores establecimientos para sus hijos. Comunidades escolares que gocen de autonomía para poder adaptarse de forma más rápida al mundo dinámico e incierto en el que vivimos. 

Si todos los estudiantes son distintos, ¿por qué enseñarles de igual manera?

Organismos estatales autárquicos que se encarguen de facilitar un ecosistema educativo de transparencia, modernidad y respeto por las individualidades, y no Ministerios elefantiásicos, colectivistas, y burocráticos que por miedo a enfrentarse con grupos de interés pintan del mismo color a todos los alumnos y estandarizan la educación para que nada se salga de su control.

Sean vouchers, homeschooling, escuelas charters, privadas no aranceladas, escuelas sociales, u otros formatos, lo que realmente importa es que garanticen el derecho de elección de los padres y fomenten la competencia para lograr las mejores escuelas con los mejores docentes y directores. Sobran artículos y libros escritos al respecto, lo que se necesita es voluntad política para llevarlo a la realidad.

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Hay quienes cuestionan la obligatoriedad tal cual como está, otros creen que deberían pasar más horas en las escuelas. Algunos piensan que deberíamos tener más escuelas de arte, otros que no deberíamos hacer más que enseñar matemática.

Lo único en lo que estamos todos de acuerdo, es que la educación como está hoy condena a nuestros jóvenes, y estoy convencida de que fortalecer la autonomía y la competitividad de las comunidades educativas es el camino. Los cambios verdaderos ocurren cuando tiramos todos para el mismo lado, pero para eso nos tiene que importar, de verdad. Y a vos, ¿te importa?

* Diputada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por Republicanos Unidos