OPINIóN
Universidad de Belgrano

Defensa y Seguridad Nacional: un nuevo paradigma para un mundo incierto

Defensa y seguridad no son lo mismo y su significado se diluyó en Argentina. Es preciso avanzar en un nuevo paradigma creativo, flexible y desideologizado aunque genere un tembladeral en el statu quo político.

Seguridad y Defensa Nacional 20230710
Seguridad y Defensa Nacional. | shutterstock

El mundo cambia a una gran velocidad e impone nuevos desafíos día a día ligados a los avances tecnológicos y a la gran cantidad de innovaciones cibernéticas, incluyendo, por supuesto, la inteligencia artificial.

En este contexto tan vertiginoso, al que se agregan el escenario macroeconómico complejo que vive la Argentina y el inminente cambio de administración en diciembre próximo, es importante elaborar las estrategias de Defensa Nacional contemplando todas estas variables: por ejemplo, que las adquisiciones de nuevos elementos sean perdurables en el tiempo y no se vuelvan obsoletas rápidamente o que las herramientas informáticas sean adecuadas para incrementar la capacidad disuasiva. Precisamente para repensar estas nociones el CEDEF (Centro de Estudios para la Defensa de la Universidad de Belgrano) elaboró el informe Defensa - Seguridad: ¿Paradigma obsoleto?

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Nuestro sistema de Defensa Nacional funda su estructura y funcionamiento en un cuerpo legal basado en conceptos, criterios y definiciones que, por definición, son dinámicos. En un entorno que muta y evoluciona de manera continua, la revisión también debe ser permanente. En ese sentido, la división de las funciones Defensa y Seguridad así como la determinación de hipótesis de conflicto, son clasificaciones cada vez más abstractas y que limitan la previsión de escenarios en el futuro mediato.

La Seguridad -más allá de su significado etimológico de “ausencia de riesgo”- tiene alcances diferentes de acuerdo al nivel de organización política en que se aplique: en el plano local o municipal se concentra en cuestiones como contaminación ambiental, tránsito automotor o violación de las normas de convivencia; en el terreno provincial, mantiene el orden público, la paz social, la prevención del delito y otras funciones para preservar la vida y la integridad de los habitantes, sus bienes y los bienes jurídicos tutelados por la Constitución Nacional; y en el ámbito federal, tiene por objeto la supervivencia de la Nación, su desarrollo y la preservación de sus intereses vitales. A nivel global, la seguridad internacional persigue nada menos que la paz mundial. 

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La Defensa, por el contrario, remite a una acción o reacción en respuesta a una agresión, y puede aplicarse tanto a un ciudadano que recurre a su legítima defensa ante una amenaza como a la ciudadanía en su conjunto, que dispone de herramientas o instituciones a las que acudir ante un delito o agravio que la afecte. La Defensa Nacional es un derecho previsto en la Constitución Nacional y también un compromiso con el exterior, ya que la Argentina suscribió diferentes tratados internacionales en ese sentido.

Dicho esto, el paradigma actual resulta obsoleto: Seguridad y Defensa no pueden ser funciones estancas y no relacionadas. La primera engloba a la segunda y la segunda es condición que se alcanza y se mantiene a partir de la primera. Necesitamos retomar el debate para ordenar, regularizar y aggiornar nuestras herramientas y la regulación, no sólo para ganar eficacia en el accionar, sino también para incrementar la eficiencia en términos de costos para el presupuesto nacional. 

 

Defensa y Seguridad Nacional: un nuevo paradigma para un mundo incierto

El desafío es importante: avanzar en un nuevo paradigma, creativo, flexible y desideologizado para movilizar la dirigencia y la opinión pública es al mismo tiempo generar un tembladeral en el statu quo político. Aunque, en un mundo incierto y cambiante, mantenerse inerte resulta una apuesta peligrosa para el futuro del país.

Necesitamos decisiones con amplio consenso para asegurar el éxito de las políticas en la materia, garantizar su continuidad en el tiempo y disponer de la sustentabilidad presupuestaria. 

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Debemos asumir que se ha diluido la distinción entre Defensa y Seguridad, reservada la primera a conflictos entre fuerzas armadas de otras naciones y la segunda a los riesgos o amenazas internas al territorio nacional y abordarlas en el marco de su naturaleza y su acepción internacional.

Es hora de repensar la estrategia de Seguridad y Defensa. Vivir atrapados en el pasado y paralizados en el presente condiciona nuestro futuro y niega el mejor destino para las generaciones venideras.

*Dr. Director del Centro de Estudios para la Defensa Nacional de la Universidad de Belgrano