OPINIóN

El comercio global está ganando la guerra que Trump le declaró

La mayor parte del mundo parece entender que los aranceles de Trump son económicamente irracionales.

Donald Trump
Donald Trump | AFP

BRUSELAS – Casi seis meses después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunciara sus aranceles “recíprocos” ultraelevados –en un flagrante desafío a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)–, el sistema comercial global se mantiene firme. Ninguna otra gran economía ha seguido el ejemplo de Trump, y según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), el comercio mundial aumentó en unos 300.000 millones de dólares en la primera mitad de 2025.

La mayor parte del mundo parece entender que los aranceles de Trump son económicamente irracionales. Por supuesto, en muchos casos, la economía no es el punto: Trump usa los aranceles para avanzar en objetivos geopolíticos o para calmar sus agravios personales. Esto queda más claro que nunca en el caso del arancel del 50% impuesto a Brasil como castigo por procesar al expresidente Jair Bolsonaro por incitar un intento de golpe de Estado, inspirado por Trump, tras perder las elecciones en 2023.

Pero Trump siempre ha sostenido que los aranceles son clave para mejorar la balanza comercial de Estados Unidos, por lo que sus aranceles “recíprocos” supuestamente reflejan el tamaño del déficit comercial de EE.UU. con cada economía. Los economistas, en general, rechazan estas afirmaciones y advierten que los aranceles solo reducirán el volumen comercial total del país, tanto en exportaciones como en importaciones. Y, hasta ahora, esas advertencias se han confirmado.

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Los datos de muy corto plazo disponibles actualmente son difíciles de interpretar, ya que las importaciones se dispararon a principios de año en anticipación a los aranceles. Pero si Trump tuviera razón sobre el efecto de los aranceles, este “pico” ya debería haberse compensado con una caída en las importaciones, a medida que los comerciantes agotan sus inventarios. En cambio, las importaciones de EE.UU. en la primera mitad de 2025 superaron las del mismo período de 2024. El déficit comercial mensual de bienes alcanzó los 103.000 millones de dólares en julio, prácticamente el mismo nivel que un año antes. Y el déficit comercial acumulado se ha ampliado: en la primera mitad de este año fue unos 160.000 millones de dólares mayor que en la primera mitad de 2024.

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Hay dos razones evidentes por las que la demanda de importaciones de EE.UU. ha resistido los aranceles de Trump: la economía estadounidense sigue teniendo un desempeño sólido, y las tasas arancelarias, en promedio, se han mantenido muy por debajo de las anunciadas por Trump en abril. De hecho, Trump “pausó” esos aranceles casi de inmediato, lo que resultó ser solo el inicio de una desconcertante sucesión de amenazas arancelarias, reversiones, anuncios, suspensiones y vagos “acuerdos” –como los alcanzados con Japón y el Reino Unido– que implican aranceles estadounidenses del 10-15%, junto con condiciones relacionadas con inversiones y energía.

Dada la constante alteración del calendario arancelario, es difícil obtener una imagen clara del estado de la política comercial de EE.UU. Después de todo, el Sistema Armonizado de la OMC para clasificar bienes incluye unas 15.000 líneas arancelarias, y cada uno de los más de 150 socios comerciales de Estados Unidos puede enfrentar diferentes tasas en un momento dado, lo que significa que podrían existir más de dos millones de tarifas arancelarias fluctuantes. Determinar la tasa arancelaria promedio –que también debe considerar las importaciones bilaterales (otras dos millones de piezas de información)– no es una tarea sencilla. Pero incluso si se realiza este cálculo, podría no reflejar la tasa “real” de aranceles, ya que no está claro en qué medida se aplican realmente las tarifas oficiales en la frontera.

Afortunadamente, hay una forma simple de determinar cuán restrictiva es en realidad la política comercial de Trump, pese a las discrepancias entre anuncios y aplicación: dividir los ingresos por aranceles entre las importaciones. El resultado representa la tasa arancelaria efectiva promedio aplicada. Y, en el caso de EE.UU. hoy, esta tasa es mucho más baja de lo que sugieren las declaraciones de la Casa Blanca.

Según datos de la Comisión de Comercio Internacional de EE.UU., en julio el país recaudó 28.000 millones de dólares en ingresos por aranceles, lo que equivale al 10% de sus importaciones (283.000 millones de dólares). Esto representa un aumento de ocho puntos porcentuales respecto a enero, un incremento sin precedentes, aunque demasiado pequeño como para tener un impacto inmediato significativo en los flujos comerciales. Desde mayo, EE.UU. ha cobrado aranceles de solo 9-10% en promedio a sus socios comerciales, en parte porque alrededor de la mitad de las importaciones aún ingresan libres de aranceles. El hecho de que los aumentos arancelarios hayan sido, en la práctica, relativamente moderados, explica por qué su impacto en la inflación de EE.UU. ha sido hasta ahora limitado.

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Existen grandes disparidades en las tasas arancelarias que enfrentan los diferentes socios comerciales de EE.UU. Mientras que la mayoría de las importaciones desde China están sujetas a aranceles superiores al 50% –con una tasa arancelaria promedio del 40%–, menos del 10% de las importaciones desde Canadá están sujetas a arancel alguno. La Unión Europea se encuentra en una posición intermedia: el 60% de sus exportaciones están sujetas a aranceles, generalmente en el rango del 15% (excepto los automóviles, sobre los que Trump ha impuesto un arancel del 25%), lo que resulta en una tasa promedio inferior al 10%. Estas cifras contradicen los informes que aseguran que Trump ha sido “blando” con China mientras trata con más dureza a los aliados de EE.UU.

El acuerdo comercial marco que la UE acordó recientemente con la administración Trump es una prueba más de las ventajas relativas que aún mantienen los aliados de EE.UU. Aunque muchos han criticado a la UE por supuestamente haberse rendido ante Trump, el acuerdo colocaría las tarifas sobre las importaciones europeas por debajo de las que enfrenta China e incluso ligeramente por debajo de las que enfrentan aliados asiáticos como Japón y Corea del Sur. Solo Canadá y México están en una posición significativamente mejor que la UE, ya que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sigue vigente en gran medida (aunque ninguna de esas economías puede competir con un gigante exportador como la UE).

En lo que respecta a los aranceles, hasta ahora la retórica de Trump ha resultado más fuerte que sus acciones. Si bien la política comercial actual de EE.UU. tendrá un impacto moderado en los flujos comerciales del país, no transformará el sistema comercial global, mientras el resto del mundo continúe rechazando el ejemplo de Trump y siga comprometido con el libre comercio.

Daniel Gros es director del Instituto de Políticas Europeas en la Universidad Bocconi.
Copyright: Project Syndicate, 2025.