Hay un dato que el Gobierno festeja como si fuera un gol de Messi en la Selección. Crece dentro de la Casa Rosada la creencia de que este año se recuperará en la economía la caída brutal de 2020. Y de la mano de esa convicción, crecen también las acciones del ministro de Economía, Martín Guzmán, albertista de la primera hora en el equipo y sobre el que recayó con creces el pase de facturas interno.
Guzmán ya lo había dicho hace rato pero lo miraban con desconfianza. Ahora, tal vez envalentonados con los resultados electorales (desde la perspectiva de la lectura interna de la coalición gobernante), también lo repiten otros ministros (“compañeros albertistas”) como el titular de Trabajo, Claudio Moroni.
La economía crecerá un 9% en 2021. El año pasado se derrumbó 9,9% de acuerdo al Indec. De este modo, las cuentas terminarían casi empardadas al final del año. Es decir, casi en el punto de arranque del gobierno del presidente, Alberto Fernández, antes de la pandemia.
Ese dato pareciera ser ratificado por parte de los empresarios que consulta el Gobierno, amigos y de los otros, que afirman que “se está produciendo más”.
En este sentido, ese dato es casi un gol de media cancha en el medio del desierto para un sector del equipo económico que esta vez sí se siente respaldado por los nuevos vientos que pretende imprimirles el Presidente a sus próximos dos años de gestión. Claro que, como todo en la Argentina, tiene sabor, tal vez, a dato triunfalista, en especial cuando aún no parece verse con claridad qué pasará con el impacto de la cuarta ola en la economía mundial.
De todos modos, eso parece un horizonte muy lejano en la Argentina, que aún debe cerrar el acuerdo con el FMI, frenar la inflación y disminuir la pobreza.
Mientras tanto, en el día a día, dentro del equipo económico se definen otras tensiones internas nada despreciables.
