OPINIóN
Treinta años atrás

El inicio tardío de los años ‘90

En diciembre de 1991, el cierre de otro año electoral definiría los rumbos políticos de la Argentina: Menem se consolidaba en el poder y asumían los nuevos gobernadores y diputados.

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Sonrientes. Hace treinta años, Domingo Cavallo había logrado frenar la inflación con la convertibilidad. Comenzaba la época dorada del menemismo. | cedoc

Entre noviembre y diciembre de 1991, el gobierno de Carlos Menem se asienta y toma un rumbo más definido, luego de navegar en aguas tormentosas, entre la inflación indomable y el último levantamiento militar de los “carapintadas”, sofocado a fines del 90. El general Martín Balza había asumido la jefatura del Ejército y juraba Eduardo Duhalde como gobernador de Buenos Aires, dejando la vicepresidencia. También asumieron Néstor Kirchner como gobernador de Santa Cruz, Ramón “Palito” Ortega en Tucumán y Carlos Reutemann en Santa Fe, elegidos en los comicios que se realizaron en forma desdoblada en todo el país entre agosto y diciembre, renovando gobernaciones y legislaturas.  

Mujeres y ex militares. Esos comicios trajeron otras varias novedades. Entre ellas, la “ley de lemas”, que abría el juego a la presentación de varias listas y candidaturas por cada partido que se sumaban a la que obtuviera la mayor cantidad de votos, y la aprobación del cupo femenino: el 30% de los candidatos en las elecciones futuras, deberían a partir de entonces ser mujeres. También, la aparición en escena y respaldo en las urnas de militares retirados o ex funcionarios de la última dictadura, que llevó a varios de ellos a ocupar cargos electivos, ejecutivos y legislativos: el Modin, en la provincia de Buenos Aires, liderado por Aldo Rico, elegido como intendente de San Miguel. En Salta fue el caso del ex gobernador de facto, el capitán de navío, Roberto Ulloa, del Partido Renovador, mientras que en Tucumán, el general retirado Antonio Bussi, de Fuerza Republicana (FR) y también ex gobernador de facto, estuvo muy cerca de ganar. En Chaco, aunque el coronel retirado José Ruiz Palacios no fue candidato a gobernador, se impuso su partido Acción Chaqueña, llevando a la gobernación a Rolando Tauguinas.

En tanto, el costo de vida de aquel diciembre aumentaba un 0,8%, el índice más bajo en 18 años. El inicio de la gestión de Menem había sido tormentoso, teniendo que lidiar con una inflación que no cesaba. El cambio de nombres más significativo en el inicio de su gestión, que marcaría el rumbo del país en los años siguientes fue la designación de en el Ministerio de Economía de Domingo Cavallo, que venía de ocupar la Cancillería, en donde lo reemplazó Guido Di Tella.  

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Entre noviembre y diciembre del ‘91, el gobierno de Menem comienza a asentarse y dar signos de tener un rumbo más definido en sus direcciones políticas. La consolidación llegaba de la mano de las elecciones legislativas que se desarrollaban en el país entre agosto y diciembre de ese año. 

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Por el país. Las elecciones se desarrollaron en cuatro fechas: los domingos 11 de agosto, 8 de septiembre, 27 de octubre y 1 de diciembre. Fue la primera vez que Tierra del Fuego eligió gobernador tras su provincialización. Con un 80,4% de asistencia, el Partido Justicialista obtuvo el 44% de los votos en la provincia de Buenos Aires y un 40.8% a nivel Nacional. Si bien estos números no representaban por sí solos una victoria oficialista (el peronismo perdió tres gobernaciones ganadas en 1987), el peor desempeño del principal bloque opositor, le dio tintes de victoria. La Unión Cívica Radical alcanzó el 28,8% de los sufragios, perdiendo así 8 diputados en la Cámara y cediendo el quórum legislativo al Partido Justicialista.

Mientras el menemismo triunfaba en el interior del país y en la provincia de Buenos Aires, en la Ciudad de Buenos Aires se impuso la UCR con el 39,2% de los votos con la candidatura de quien sería el primer Jefe de Gobierno porteño surgido de las urnas y presidente de la Nación años más tarde: Fernando de la Rúa. Segundo fue el Partido Justicialista y sus aliados que obtuvieron el 28,2%.

Los indultos. El 75% de los argentinos, de acuerdo con las encuestas de entonces, se oponía a los indultos otorgados por Menem entre octubre de 1989 y diciembre del ‘90 a los militares procesados y condenados por la Justicia por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante la última dictadura. Masivas movilizaciones se realizaron en todo el país, y desde Plaza de Mayo marcharon cientos de miles de personas en repudio a esa medida. 

El menemismo colocó personalidades famosas que venían de fuera de la política en candidaturas a gobernador de varias provincias, con los casos más relevantes del ex corredor de automovilismo Carlos Reutemann que triunfó en Santa Fe en la gobernación 1991-1995 y que luego permanecerá como senador nacional hasta su fallecimiento, en 2021, y el cantante y productor musical Ramón “Palito” Ortega, que fue electo gobernador en Tucumán. A ellos también se le suman otros casos, en otros partidos, como el actor Norman Briski, quien se presentó liderando la lista del Frente Popular en Capital Federal. Estos nuevas figuras en el campo político representaron el inicio de una práctica que se mantendría a partir de entonces como recurso de los partidos y fuerzas políticas tradicionales para enmendar o zanjar la crisis de representación.

Comunismo y neoliberalismo. Se abría una nueva etapa también en el escenario internacional en aquel fin de año 91, con la renuncia de Mijail Gorbachov y la desintegración de la Unión Soviética. Después del fallido golpe de Estado que sufriera Gorbachov en agosto, el primer mandatario presentó su renuncia el 25 de diciembre. El nuevo “hombre fuerte” y presidente de la Federación Rusa, Boris Yeltsin, que deberá enfrentar los graves problemas económicos de un sistema más cercano a la burocracia de funcionarios enriquecidos que al viejo comunismo que Lenin soñara. 

En la Argentina y en el mundo se definían, con trazos más firmes, tendencias y procesos que se proyectarán en los años futuros con las fórmulas que propugnaban la estabilización macroeconómica, la liberalización económica con respecto al comercio como la inversión, la reducción del Estado, la privatización de empresas y servicios y la expansión de las fuerzas del mercado dentro de la economía interna. Una estabilidad y crecimiento en su etapa de expansión, que dejará en evidencia sus secuelas socio-económicas, así como la debilidad de los fundamentos de ese modelo, cuando cambien las condiciones favorables del contexto internacional, una década más tarde, y se precipite el fin de aquella década neoliberal en la Argentina, a fines del 2001.

*Historiadores y periodistas. Colaboró Vittorio Hugo Pettri.

 


 

El Ejército en la última década del siglo XX

Martín Balza*

El 4 de noviembre de 1991 asumí como Jefe del Ejército. Definitivamente habíamos dejado atrás décadas de golpes de Estado cívico-militares, de chirinadas y de desprecio a las instituciones republicanas. Recibimos una Fuerza que todavía cargaba ante la sociedad el peso por la derrota de Malvinas, desprestigiada y con muy baja capacidad profesional, pero con la suficiente entereza moral de sus hombres. Un hecho cruento, emblemático y lamentable, ocurrido el 3 de diciembre de 1990, había terminado definitivamente con protagonismos individuales, con los autores de inconductas recurrentes, con los enfrentamientos internos, pero que materializó la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder civil y a la esencia de los valores democráticos.

Entonces yo era Subjefe de la Fuerza, y con un excelente grupo de generales, oficiales y suboficiales, en quince horas sofocamos siete focos rebeldes: dos en la provincia de Entre Ríos, tres en Buenos Aires y dos en la Capital Federal. Lo hicimos sin orden ni intervención política alguna, pero las autoridades fueron permanentemente informadas del accionar de nuestros hombres y recibimos el apoyo del presidente de la Nación y del ministro de Defensa. Ese hecho facilitó que en la última década del siglo pasado realizáramos la más importante reestructuración del Ejército de los últimos cuarenta años, inserta en la “Memoria 1991-2000: Un Ejército hacia el siglo XXI”. En ella se puede apreciar que entregamos una Fuerza moderna, equipada, motivada, integrada con la sociedad, con presencia y respeto internacional y altamente profesionalizada.

Estoy convencido de que ese 3 de diciembre comenzó algo diferente, un punto de inflexión en la historia argentina; siempre ocurre en cada momento de cambio histórico trascendente y la Argentina, entonces, lo atravesó.

*Ex Jefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica.