Hay un hecho clave para entender qué es lo que puede venir en materia económica de aquí hasta antes de las elecciones de medio término. Hace dos viernes aproximadamente al mediodia el celular del ministro Martin Guzmán comenzó a sonar. Para su sorpresa era el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof. El diálogo fue más o menos el siguiente. El gobernador preguntó: “¿Vos lo queres hacer echar a Federico Basualdo por el tema de las tarifas?”, y el ministro contestó: “Sí, y ya ese tema fue consensuado con el presidente y su jefe de Gabinete”.
Allí se terminó la conversación y el Instituto Patria junto a Kicillof comenzaron a actuar para evitar el despido del subsecretario de Energía, un sociólogo de extrema confianza de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner. A última hora de ese viernes, el gobierno publicó en el Boletín Oficial el incremento del 9% en las tarifas de energía eléctrica para los usuarios de la ciudad y el Gran Buenos Aires. El futuro de Guzmán no luce como antes de ese llamado de Kicillof.
Habrá posiblemente nuevas embestidas motorizadas por Kicillof y el Instituto Patria contra Guzmán. El titular del Enargas Federico Bernal autorizará un aumento promedio del 7 % en las tarifas de usuarios de gas residencial que contradice lo que proyectó Guzmán de aumento de un 35% para las tarifas de luz y gas en el Presupuesto 2021. “El problema es que la Argentina carece de una política energética y solo tiene una política de subsidios que de mantenerse provocará un aumento de la emisión monetaria para pagar esos subsidios que incrementarán a su vez la inflación y el déficit fiscal, una situación muy parecida a la de fines de 2015 cuando el Estado subsidiaba casi el 90% de la tarifa residencial y Kicillof era el ministro de Economía. En números son unos US$ 3 mil millones más de subsidios”, explica el ex secretario de Energía Emilio Apud. Esto implica un problema de la micro que genera un grave problema macroeconómico que afectará el crecimiento en los próximos años. Cuando la macro no funciona los resultados son la suba de la inflación, de las tasas de interés y del precio del dólar.
Este razonamiento se contrapone con el llamado “kicillofismo dogmático”, algo que Argentina ya experimentó entre noviembre de 2013 y fines de 2015 cuando Axel Kicillof fue ministro de Economía en el segundo mandato de CFK. Podemos destacar algunos aspectos centrales que se repiten en la actualidad como: a) la inflación no es un problema de emisión monetaria sin respaldo, solo es culpa de empresarios inescrupulosos que suben los precios, en particular de los alimentos, por eso hay que controlarlos, b) el atraso de tarifas no importa ya que existen subsidios que paga el Estado para mantener esas tarifas congeladas, c) al atraso cambiario se lo soluciona con un mayor cepo con el control de dólar oficial y un aumento en la brecha cambiaría entre el oficial y los dólares alternativos restringiendo las compras de dólares de las empresas y los particulares, d) la deuda con los acreedores sean bonistas, Club de París y FMI si es posible que la pague el próximo Gobierno.
Kicillof hace más de quince meses que renegocia con los acreedores la deuda de la Provincia de Buenos Aires por unos US$ 7.500 millones con el riesgo de un próximo default si los acreedores deciden dejar de negociar. Con respecto al FMI, está a favor de acuerdos transitorios como los de Néstor Kirchner entre 2003 y 2004 para luego ir a un acuerdo a 20 años.
Desde octubre la inflación sube al 4%. Ese es el promedio de los últimos 6 meses, mientras el dólar ha comenzado a subir en abril luego de la pax cambiaria que generó la mayor restricción a la compra de dólares anunciada por el BCRA a partir del 22 de octubre pasado y las tasas de interés se mantienen estables. Esta tranquilidad del dólar tiene que ver con una especie de “LOTO I” que sacó este Gobierno. El precio de la soja a más de 580 dólares la tonelada. Esto implica una mayor oferta de dólares al BCRA pero no se traduce en una suba de reservas internacionales liquidas por los pagos de deuda en dólares y las demanda de dólares para importaciones que el Gobierno debe satisfacer.
Pero el golpe más fuerte contra Guzmán empezó a gestarse el jueves pasado.La comisión de Presupuesto del Senado comenzó a tratar un proyecto de declaración que le solicita invertir en gastos vinculados a la pandemia los 4.350 millones de dólares que otorgaría el FMI, una especie de LOTO II, por la ampliación de los Derechos de Giro a los países que lo integran. La semana pasada también el ministro de Desarrollo Social de PBA, Andrés Larroque, reclamó que el Gobierno instrumente un nuevo Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y en los próximo días vendrá un nuevo pedido de ATP para las empresas. Estas ayudas fueron excluidas por Guzmán en el Presupuesto 2021. La intención de Guzmán era utilizar parte de esos fondos para pagar vencimientos de deuda con el FMI en agosto y el vencimiento de ladeuda con el Club de Paris para no entrar en default técnico a partir del 30 de mayo.
Por el momento, se sabe que Guzmán viajará a Europa acompañando al presidente Alberto Fernández. El viaje arranca el 10 de mayo y durará cinco días y no hay que descartar negociaciones por vacunas. La última parada será Roma, en donde Guzmán podría volver a verse en un seminario con la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva.
*Periodista.