OPINIóN

El lado B del Mundial y los argentinos

Que haya habido un sólo muerto (QEPD) y algunos lesionados, en nada desmerece que podrían haber sido muchos más. Múltiples actings suicidas y autolesivos maquillados de festejo, llama a indagar.

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Calles. Una gran movilización popular y sin mandato de nadie. Único en el mundo de hoy. | cedoc

Si se leyera rápido que encontraron colgados a un grupo de personas en la plaza pública, se habría asociado inmediatamente con una ejecución. Que haya habido un sólo muerto (QEPD) y algunos lesionados, en nada desmerece que podrían haber sido muchos más. Múltiples actings suicidas y autolesivos maquillados de festejo, llama a indagar.

En esta oportunidad, poco rompieron (puede que por las cámaras de seguridad) pero lo que más se exponían a romper eran a ellos mismos. Todo un síntoma de esta nueva era. El sometimiento más exitoso es el que se introyecta. El que se hace a voluntad.

En un país arrasado por la pobreza, la gran mayoría de referentes de la comunicación brillaron por su ausencia o, peor aún, por su complicidad.

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Es en estos momentos cuando debiera florecer por parte de los comunicadores (escritores, analistas) de los medios una apertura al análisis de semejante fenómeno multidimensional, pero lo que se viralizó no fue un cuento reflexivo, y sino un relato (efectivo y conmovedor) alineado con la ficción futbolera, ensalzando la irracionalidad y un nacionalismo absurdo -eso ya lo hacen los hinchas, ¿no?

En misma sintonía, habría sido promisorio que el periodista más aplaudido y viralizado sea alguien que haya alzado la voz contra las atrocidades que ocurren en Oriente, que señale abiertamente las muertes de inmigrantes ilegales para construir estadios en condiciones insalubres (verdaderos elfantes blancosen medio del desierto de escaso o nulo uso ulterior), que denúncielos dogmas antifeministas o la penalización por elecciones sexuales no heteronormativas, pero ¿casualmente? no encontré a ninguno de los “enviados especiales” haciendo un comentario concreto e incisivo sobre estos temas entre todos los periodistas que fueron a “cubrir” -literalmente- el Mundial. Por el contrario, el mote de “revelación” cuasi heróica fue para una periodista que al final de una entrevista, en lugar de hacer una pregunta, se limitó a halagar de un modo informal al considerado mejor jugador de la historia.

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5 millones de personas se movilizaron para recibir a la Selección.

Aunque puedan alterarse y modificarse (y es esperable que suceda), el rol de un artista es que pueda colaborar en abrir el espectro de conciencia. No precisamente un agitador en un festejo preestablecido. Y, el rol de un periodista (aunque sea periodista deportivo, primero es periodista) es investigar. No apañar y tapar (más allá que sus comentarios hayan sido justos y empáticos).

Dentro del mismo marco contrastante inmersos en una cultura contraria a muchos derechos humanos, que quien entone el himno en la final de Catar sea una cantante reconocida por mostrarse como entre las más férreas defensoras del feminismo y del colectivo LGTBIQ+ en Argentina, también es -como mínimo- extraño.

Que en el momento previo a levantar la copa -justo en ese momento- hayan vestido con un traje árabe al capitán por sobre la camiseta de su seleccionado, resulta simbólicamente invasivo.

El efecto Mundial: muchachos, ¿nos volvemos a ilusionar?

Todas esas escenas, responden a un discurso unívoco y condescendiente.

Párrafo aparte, no todo tiene que ser “productivo”, pero ¿es razonable que le entreguemos algo tan íntimo y sagrado como nuestras más fuertes emociones a un juego?¿Hay algo que hayas hecho en tu vida que haya provocado que tu entorno festeje durante tres días seguidos y quede afónico de tanto vitorear?

El “no lo puedo explicar, porque no vas a entender” puede dejar de ser simpático a funcionar como un justificativo de la irracionalidad con todas sus peligrosas implicancias.

El bullying y las amenazas en redes al “Chapu”Martinez por supuesto “mufa”, las condescendidas burlas del arquero Martinez a los rivales y el trending topic de twitter en la Argentina con la canción homofóbica (contra la elección sexual de Mbappé) y xenófoba (contra los africanos en el seleccionado de Francia) previo a la final, no son sucesos a interpretar, sino, hechos.

Hay cosas que hacen ruido, mucho más ruido que los bombos y los cánticos.

Incluso en un análisis a contrapelo, resulta inevitable mencionar que Messi como jugador se mereció todo y más. En sincronía con la partida de Maradona, ha logrado superar su fantasmas en el seleccionado mostrándose aún muy superior de aquel que motivo mi nota en el 2016 (Una teoría para entender a Lionel Messi). El seleccionado nacional, evitó hábilmente la polarización política,y consiguió reunir al país. Pero aún así, se trata sólo de un partido de fútbol, como diría el mismo Scaloni.

Lionel Messi
El momento en el que le ponen la túnica a Messi.

En síntesis, con Messi a la cabeza, se suma una metáfora nueva para los aficionados argentinos. Una metáfora de superación y resiliencia .Pero ¿es una metáfora? ¿elijen creer…?

En algún momento el fútbol se inventó. Hoy sublima mucha de las pulsiones tanáticas que con frecuencia derivaban en guerras. Repito, el fútbol no existía y, de pronto, se creó. Entretiene, emociona y promueve el ejercicio, pero debería poder ser cuestionado y revisado cuando su instrumentación y consecuencias entran en contradicción con nuestros principios¿Se podrá crear algo que además deje algo más?

No modulamos nuestras emociones al estilo cartesiano, pero constituye un valiente desafío ser capaz de analizarlas para encaminarlas con pequeñas acciones que gradualmente puedan encauzar ese caudal del sentir sobre eventos que permitan una verdadera transformación y el despliegue de una mejor vida. No habría que dejarlas crecer impasivo a si se tratara de un negociado indiferente a la altura de las circunstancias mundiales, no habría que abandonarlas a la deriva en la producción de emociones huérfanas de objeto(la exaltación de la nada)-o incluso-permitirles que a veces saquen lo peor: el odio al otro, que es un espejo del odio a uno mismo, y ahí volvemos a “los colgados”.¿O, acaso, ante una relación tóxica la respuesta es “no te lo voy a explicar, porque no vas a entender” y seguir el curso de las consecuencias sin tomar medida alguna?

No hay nada aquí contra del Mundial, si a favor de la lucidez integral.

Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar.